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Marty: el dossier desclasificado

La Verdad.es, 18.04.10 | 19 abril 2010

Aparece la ficha policial del dirigente de las Brigadas Internacionales

 

J. A. D. | ALBACETE .

El Archivo Histórico de Albacete guarda las investigaciones de posguerra, nada exhaustivas, sobre el diputado francés

André Marty es un personaje de feroces claroscuros, en los que predomina lo sombrío; la biografía de este francés está ligada a Albacete porque fue el organizador de las Brigadas Internacionales, que tuvieron aquí su base. El apodo con el que sus enemigos lo hicieron famoso lleva el nombre de esta tierra: «El Carnicero de Albacete».

A Marty lo defiende muy poca gente; ya ni siquiera el Partido Comunista Francés, que lo expulsó de sus filas en tiempos de la limpieza antiestalinista. Porque los mayores escándalos y acusaciones contra él no fueron por matar enemigos franquistas, sino por diezmar las filas de los brigadistas con ejecuciones, fusilamientos y desapariciones de una forma que el periodista Ilia Ehremburg, y otros testigos de la época, consideraban propia de un psicópata.

Expediente 31

Marty salió de España en febrero de 1939. Pero ahora, 71 años después, hemos encontrado, en el Archivo Histórico Provincial, su expediente policial, la ficha que la Policía le abrió después de la guerra, con algunos documentos que van desde 1939 hasta una insólita alerta sobre su supuesto regreso a Albacete en 1956. Lo más llamativo del expediente, ya accesible, es su pobreza, su falta de información inédita de interés; aunque no está exento de detalles curiosos.

La carpeta es una de las que se conservan de la «Comisaría de Seguridad. Grupo Civil». Tiene el número 31 de expediente, en el legajo 87». Y, caligrafiado, el nombre: «Marty, André». Dentro, en primer lugar la gestión que hizo abrir este expediente. Una nota remitida por la Jefatura del Servicio de Información y Policía Militar, de fecha «17 de agosto de 1939, Año de la Victoria».

El texto es conciso, pero revelador: «Interesa que con la mayor urgencia nos envíe cuantos informes pueda recojer (sic) sobre las actividades del comunista francés André Marty, profundizando en la investigación, pues nos interesa lograr pruebas documentales y testificales de sus relaciones con los rojos, y en general de políticos franceses de izquierda, con el Gobierno Republicano». No hay firma, pero sí un sello: «Estado Español. Jefatura».

La respuesta no puede calificarse de brillante. El mayor problema fue que Marty sólo había tenido relación con otros «rojos», que por supuesto ya no estaban en Albacete. De modo que el informe fue apenas un folio, en papel cebolla y tinta violeta, del que se conserva incluso un borrador previo, con algunos párrafos que se enmendaron en el texto definitivo. En él se repasan sucintamente la labor de Marty y sus relaciones con otros mandos de las Brigadas, pero se admite que «a pesar de las gestiones practicadas no se ha podido averiguar nombres de políticos franceses de izquierda que tuvieran relaciones con el Gobierno Republicano».

Otro documento interesante es de diciembre de 1943; es la petición de un informe completo, con testimonios y documentos, referido a las actividades de Marty «así como de los rusos que actuaron aquí en dicha época como agentes de la URSS», para la llamada Causa General. En este caso, el archivo no conserva copia del informe enviado. Sí hay otra ficha, resumida, de julio de 1956, sobre la actividad de Marty.

Las Brigadas Internacionales han tenido, y mantienen, una excelente imagen en los ambientes de escritores e intelectuales de todo el mundo, alabadas como un movimiento solidario e idealista. La lista de libros y películas que inspiraron es larga, y las citas van desde Hemingway a Orwell y Camus, por citar unos ejemplos.

La «manía de fusilar gente»

Pero esa idealizada imagen no alcanza al propio organizador de las brigadas. Marty no era precisamente simpático. Podemos empezar con el historiador Paul Preston, y su libro «Idealistas bajo las balas». En él se dedican a André Marty frases como «estalinista paranoico y salvajemente autoritario»; o «mediocre, envidioso, servil y cruel».

Hugh Thomas comenta que el temperamento de Marty era más desconfiado incluso que el de Stalin. Hemingway se inspira en el organizador de las Brigadas para que uno de sus personajes comente de él: «ese viejo mata más que la peste bubónica (…) tiene la manía de fusilar gente (…) está más loco que una chinche».

Pero también mandos de las Brigadas Internacionales y brigadistas lo acusaron, unos en su época, otros en sus memorias, de comportamiento brutal y cruel, personalidad paranoica y ejecuciones sumarias.

Tampoco tenía buen recuerdo de Marty el que fue gobernador republicano de Albacete Justo Martínez Amutio, con quien tuvo algunos roces, especialmente a raíz de unos fusilamientos arbitrarios en Pozo Rubio; el ex gobernador socialista despelleja al dirigente francés en su libro ‘Chantaje a un Pueblo’. Lo que parece apócrifo es la supuesta afirmación de Marty de que «sólo había fusilado a unos 500 brigadistas», que no aparece en las actas del comité en el que se dice que lo declaró.

André Marty sobrevivió a varias investigaciones sobre sus actividades, protegido siempre por el decisivo amparo de la Komintern (la Internacional Comunista). Incluso cuando las cosas se le ponían más difíciles, en mayo de 1937, la caída de Largo Caballero del Gobierno de la República vino a cerrar el asunto sin ninguna consecuencia.

La vida de Marty fue muy agitada; un episodio de especial importancia fue su papel en el motín de la flota francesa en el Mar Negro, en 1919, que fue muy beneficioso para los bolcheviques, contra los que se dirigía esa armada. Fue encarcelado, y liberado antes de cumplir su condena en gran medida gracias a la campaña de la Masonería, a la que pertenecía; meses después de su liberación abandonó esa organización.

Expulsado

Fue diputado en la Asamblea francesa, reelegido entre 1924 y 1955. Hasta hoy, en el Parlamento galo, lo persigue su mala imagen sobre su actuación en Albacete. Su biografía, en la sección histórica de la Asamblea, incluye esta referencia a su actuación en las Brigadas Internacionales: «Marty manifestó un comportamiento extremadamente brutal, haciendo ejecutar un gran número de voluntarios por motivos fútiles».

Después de la guerra española, pasó a Francia, luego a la Unión Soviética, en 1939; defendió el pacto germano-soviético (acuerdo Hitler-Stalin que se repartía parte de Europa). En 1943, cuando se disuelve la Komintern, regresa a Francia, donde forma parte del secretariado del Partido Comunista Francés; fue de nuevo diputado por París; destacó en su defensa de causas sociales. Sus problemas en el PCF llevaron a su expulsión de la organización (se negó a hacer ‘confesión pública’ de sus errores); siguió como diputado no adscrito en la Asamblea Nacional hasta 1955. También fue expulsado de la Asociación de Ex Voluntarios en España, que él había presidido.

Entonces se retiró, primero a Perpiñán, y luego a Toulouse, donde murió en 1956. Su biografía afirma que en sus años finales se había aproximado a anarquistas y trotskistas. Una curiosa paradoja, ya que ellos habían sido los más ferozmente perseguidos por él en las Brigadas Internacionales. Murió solo, abandonado por su partido y por su última mujer.

http://www.laverdad.es/albacete/v/20100418/albacete/marty-dossier-desclasificado-20100418.html