El sábado se incorporaron muchos jóvenes que deben recoger la antorcha de la lucha por la dignidad, por la libertad, por la justicia…

 

 

Al hablar de manifestación estoy hablando de la celebrada el pasado sábado contra “la impunidad del franquismo” y la exigencia de “verdad, justicia y reparación para las víctimas” y, desde luego, se habrá intuido que no me refiero a mi cuando hablo de la primera. Desgraciadamente uno ya peina canas y durante mi vida he asistido a muchas manifestaciones en busca de esa justicia esquiva, de esa libertad que nos escatiman, de esa democracia que ingenuamente creíamos conseguir con tanto pacto y cesión y que, como decían los veteranos luchadores, solo se puede conseguir si se la arrancas al poder. 

Bien, pues puedo asegurar que esa manifestación será recordada por mí siempre, y eso que no pude desplazarme a Madrid por asuntos personales y dado que al día siguiente debía asistir al homenaje anual que convocamos en Quintanar de la Orden a los que dieron su vida por defender lo que en justicia el pueblo español se había dado democráticamente. Y es que el sábado se incorporaron muchos jóvenes que deben recoger la antorcha de la lucha por la dignidad, por la libertad, por la justicia, en definitiva por los valores de clase que muchos hemos defendido y que sin duda seguiremos defendiendo por un motivo simple: nuestra clase.

Era por la tarde y realicé una llamada a Madrid para preguntar por la familia, y en eso mi hermana me comenta que mi sobrino se ha largado a la “mani”. Realmente me quedé gratamente sorprendido, alegre y reconfortado. No quiero ocultar que me emocioné y unas lágrimas afloraron a mis ojos, que también recordé a mi padre y sentí su mano en mi hombro, como diciendo “queda esperanza”, sé que él, luchador republicano y represaliado por ello, hubiera esbozado una sonrisa y también se le hubiera llenado los ojos de lágrimas. 

Ya de noche me llamó Kike, me hizo un relato apresurado de su “bautismo” reivindicativo, no pude por menos que darle las gracias y sugerirle que me escribiera unas líneas contando esa experiencia a su 16 años.

Repito, me queda, nos queda, la esperanza. Gracias Kike, gracias todas y todos los que debéis recoger el testigo.

 

«El día 24 de abril acudí a una manifestación en contra de la impunidad del franquismo perpetrada por altos cargos del poder judicial. Recién salido del autobús me encontré con el primer intento de boicot por parte de los gobiernos madrileños del Partido Popular, que constaba en no haber cortado la calle, por lo menos, media hora antes de la manifestación, lo cual produjo un embotellamiento en la intersección de Cibeles con Alcalá; Ante los insultos de varios taxistas y la pasividad de la policía, pero con respeto a lo que se informó, empezó la manifestación a las seis y media de la tarde. Una señora bastante mayor me felicitó por ver a gente tan joven en estos actos, en contraposición a las palabras de Esperanza Aguirre, que denominaba a la gente de izquierdas como «carcamales»; es entendible que luego pidiéramos la dimisión de la presidenta. Durante el trayecto desde Cibeles hasta Sol, se podía observar, echando la mirada hacia atrás, que la manifestación llegaba hasta la Puerta de Alcalá; y mirando hacia los lugares más elevados, como ascensores, a gente blandiendo una enorme bandera tricolor, de un tamaño comparable a las que se colgaban en los ayuntamientos durante la II República; viendo ondear la bandera con tanta energía, pudiera dar a parecer que la III República hubiera sido proclamada, aunque, como bien decíamos con la voz alzada «España mañana será republicana», así que tal vez en poco tiempo veamos moverse de nuevo, aunque esta vez no las sujetarán personas sino regatones en edificios oficiales”.