Carácter, retos y perspectivas del movimiento contra la impunidad del franquismo
El movimiento tiene ante sà el reto de aglutinar unitariamente una diversidad de tradiciones hacia una madurez de objetivos que suponga su apertura a nuevas metas
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Pasado ya un mes de las manifestaciones Contra la Impunidad del Franquismo (24 de Abril) se hace conveniente una reflexión sobre la naturaleza de este movimiento, asà como de los desafÃos a los que ha de enfrentarse y los posibles escenarios de futuro en los que podrÃa evolucionar su dinámica.
Hay un conglomerado de experiencias, organizaciones, objetivos explÃcitos e implÃcitos, trayectorias, valores sociales, emocionales y polÃticos que preceden a la eclosión que dicha manifestación supuso en la sociedad española, con distintos grados de sensibilidad e impacto e incluso con diferentes velocidades y asimetrÃas en la evolución de las conciencias acerca de la lucha por la recuperación de la verdad y el logro de la justicia y la reparación de las vÃctimas del franquismo y más allá.
Ese conglomerado expresa la pluralidad de este frente de lucha, sus diferentes puntos de vista y metas, sus distintas posturas incluso en la necesidad de revisar la Historia. No supone lo mismo demandar justicia y reparación para los asesinados en cunetas durante los primeros, últimos y posteriores dÃas de la Guerra Civil española que exigir una revisión de lo que supuso la transición polÃtica española e incluso la Ley de AmnistÃa para quienes defendieron la dictadura surgida tras la Guerra Civil. Como no lo es tampoco exigir un juicio al franquismo y la denuncia de la impunidad franquista o la demanda de evaluar el papel que jugaron las izquierdas mayoritarias en la transición polÃtica y analizar que significaba entonces la búsqueda de la ruptura polÃtica por otra parte de la izquierda. Esta diversidad de proyectos, objetivos, análisis y posiciones indica la complejidad del propio movimiento, su fortaleza y su debilidad a un tiempo. Encontrar qué le une no es sencillo.
Junto a ello nos encontramos con distintas tradiciones de trabajo social, polÃtico, ideológico y hasta vivencial entre los diversos actores que lo componen. Me referiré, en primer lugar, a dos de esos actores, por la importancia que tienen no sólo por el recorrido realizado hasta el dÃa de hoy en él sino por el grado en el que lo connotan:
# Las diversas asociaciones de la Memoria Histórica, de muy diversa orientación e incluso temáticas de trabajo (familiares de vÃctimas, expresos del franquismo, expresos de campos de concentración nazis, fundaciones, sindicatos, organizaciones republicanas,…), donde las asociaciones de familiares de las vÃctimas (Federación Estatal de Foros por la Memoria, Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Foro por la Memoria,…) son el elemento angular de más de 10 años de trabajo, unas veces más silencioso, otras con mayor eco mediático, de la labor de recuperación de la Memoria Histórica en España. Un censo de 156.000 asesinados en cunetas y fosas cada vez menos anónimas avala su trabajo. Dentro de estas organizaciones vinculadas a los familiares de los asesinados y desaparecidos por los fascistas tenemos aquellos que sobre todo reivindican el derecho a enterrarlos dignamente, el reconocimiento de su condición de vÃctimas y las razones por las que se convirtieron en tales. Es una visión más memorialÃstica, más Ãntima y emocional, si se quiere. Otros, en cambio, dan una dimensión mucho más polÃtica y global a su trabajo y lo integran dentro de un proyecto de condena al franquismo y de defensa y reivindicación de la legalidad republicana, pudiendo llegar incluso a la promoción de la Tercer República Española.
# Las distintas coordinadoras republicanas (Plataforma de Ciudadanos por la República, Unidad CÃvica por la República,…) cuyo horizonte es el de mover la Memoria Histórica en la dirección de la Tercera República.
# Con una incorporación más reciente al movimiento se encuentran partidos, sindicatos, asociaciones progresistas dedicadas a temáticas diversas pero que han venido a confluir en la lucha contra la impunidad del franquismo, ciudadanos a tÃtulo particular (nucleados en torno a las redes sociales como Faceebok y otras), una parte de los cuales se movilizaban por primera vez en sus vidas, siendo en buena medida las convocatorias en torno al apoyo al juez Garzón y en contra de su encausamiento las que provocaban su activismo.
Por si esta pluralidad no fuera ya de por sà compleja de gestionar, el asunto Garzón lo complica todo más. Para muchos el proceso de enjuiciamiento al juez y de expulsión del mismo de la Audiencia Nacional ha sido el elemento central convocante de las movilizaciones previas al 24 de Abril.
Con ser esto cierto no deja de serlo también que los acontecimientos han evolucionado vertiginosamente desde el llamamiento de los sindicatos el 13 de Abril en la Universidad Complutense hasta las movilizaciones del 24 de Abril, especialmente en Madrid donde la manifestación fue más masiva, hacia contenidos y metas que iban mucho más allá de la causa contra el juez, variando el fondo polÃtico de la convocatoria, y ello por varios motivos:
# Lo que se puso en evidencia con dicho proceso judicial era la pervivencia en el aparato judicial del Estado español de fuertes residuos del franquismo, asà como la más que palmaria constatación de que la derecha polÃtica española (conexiones entre sus posiciones respecto al juez y el caso Gürtel y uso por estos de Falange Española y de Manos Limpias como testaferros útiles) y su aparato mediático, son un enorme escollo para una democracia plena y sin el tutelaje impuesto por los herederos del pasado régimen al conjunto de la ciudadanÃa.
# La conciencia entre amplios sectores de la población de la existencia de estos poderosos residuos del franquismo hace que se perciba el sistema polÃtico español como una democracia vigilada y limitada por los herederos del régimen anterior. El intento de juzgar al franquismo y sus crÃmenes muestra los lÃmites del propio sistema democrático y hasta dónde se permite llegar cuando la regla de oro de la transición consistió en el olvido y el perdón a estos.
# La necesidad de acabar con estos elementos protectores de la impunidad franquista lleva a importantes sectores del movimiento contra la impunidad a elevar la apuesta de sus objetivos polÃticos y surge de este modo la necesidad de revisar la propia transición polÃtica española y el modo en que la Ley de AmnistÃa dejó intocables a los elementos que habÃan sido puntales en el sostenimiento de aquel régimen. La transición polÃtica y la Ley de AmnistÃa habÃan equiparado, en la práctica, a vÃctimas y a verdugos a demócratas y gentes de izquierda con los fascistas, a la legitimidad republicana del 31 y del 36 y a los sediciosos golpistas que se habÃan levantado contra dicha legalidad.
# Asà mismo, una parte muy significativa de este movimiento entiende que la propia pervivencia de sectores de los aparatos franquistas dentro de la democracia española apunta a la forma de Estado, MonarquÃa, como heredera designada por el régimen polÃtico anterior y que en ningún momento fue legitimada por el pueblo español. Ello abre, para muchos, el camino a una reivindicación de la República como forma de Estado.
Es pues comprensible que las corrientes que en 1977 habÃan apostado por la ruptura y sectores de la ciudadanÃa que entonces no lo hicieron o jóvenes que en aquel tiempo aún no habÃan nacido constaten la justeza de la postura rupturista de entonces y apuesten hoy por completar el camino que en aquel tiempo fue cerrado por el pacto entre demócratas y franquistas.
Con ser el caso Garzón el detonante de todo este proceso de todo este proceso no debe supeditar objetivos que van mucho más allá de la defensa de su intento de enjuiciar al franquismo a la defensa de su persona.
Para un sector de quienes somos parte del movimiento contra la Impunidad del Franquismo, Garzón es un juez con luces y sombras. Mucho se ha hablado de dichas luces (caso GAL, intento de enjuiciar a Pinochet,…) pero menos de sus sombras y estas no deben de ser olvidadas (ilegalización de la izquierda abertzale, cierre de Egunkaria y de Euskadi Irratia, insensibilidad ante los casos de tortura denunciados por los detenidos,…). Entronizarle más allá de denunciar su papel de vÃctima de los defensores de la caverna franquista serÃa una inconsistencia que lastrarÃa la credibilidad a largo plazo del movimiento. Garzón no debe de ser dejado sólo ante los ataques de los franquistas pero tampoco seguido un paso más allá de la defensa de su actuación en la investigación de sus crÃmenes.
Por otro lado, la defensa del papel jugado por este juez en la investigación de los crÃmenes franquistas tiene un recorrido mucho más corto que los objetivos de lucha contra la impunidad del franquismo, de lucha por la verdad, justicia y reparación de las vÃctimas franquistas y otros que afectan a las consecuencias derivadas del régimen surgido tras la victoria militar de los sediciosos en 1939 y de la transición entre una dictadura y una democracia.
De ahà que, incluso siendo sea oportuno un seguimiento del calendario procesal que afecta a Garzón, no deban supeditarse ni los objetivos, ni los ritmos, ni el carácter del trabajo colectivo contra la impunidad del franquismo a la defensa de su persona y actuación sino ser subsumidos dentro de una estrategia mucho más ambiciosa.
Los retos a los que se enfrenta este movimiento son los de mantener la unidad de sus objetivos sociales y polÃticos, dada su pluralidad y la existencia de sectores más moderados y más radicales en su interior, y la de crecer de modo uniforme y en sensibilidades y metas dentro de todo el paÃs. Los niveles de conciencia, madurez y movilización alcanzados en las reivindicaciones de Madrid no son homogéneos en toda la geografÃa española. Para que la dinámica de lucha se despliegue con toda su fuerza y potencialidad se necesita avanzar de forma homogénea y unitaria en todo el paÃs.
Ese reto unitario requiere de grandes dosis de generosidad internas dentro del propio movimiento. Generosidad que debe venir, por un lado, de quienes llevan más tiempo en la batalla (foros y asociaciones por la Memoria Histórica y grupos republicanos) entre sà y hacia el resto de los grupos, entendiendo que aquél no debe ser patrimonializado por ningún grupo concreto, si pretende serlo de todos, renunciando al protagonismo exclusivo de un colectivo para lograr que sea el conjunto quien alcance la relevancia. Generosidad también de los sectores más conscientes y avanzados del propio movimiento para hacer que el conjunto avance unitaria y globalmente en su madurez y desarrollo. La tentación de incrementar la dinámica programática y de objetivos más allá de los ritmos que el conjunto esté dispuesto a darse puede ser muy perjudicial para su avance colectivo y afectar negativamente a su fuerza expansiva y a su masividad. La ciudadanÃa que se ha movilizado individualmente a partir de una toma de conciencia que supera la capacidad de movilización y capilarización social de cualquier red o plataforma contra la impunidad no comprenderÃa ni aceptarÃa que nuestra unidad se quebrara por luchas patrimoniales o intentos de apropiación de primogenitura alguna,que una parte se apropiara de lo que es virtud y consecuencia del esfuerzo de todos o que otra tuviera tentación de continuar su camino al margen del conjunto.
Para ello se hace necesario definir cuáles son los contenidos polÃticos de la reivindicación que, en el momento presente, podamos compartir todos. En esa definición es fundamental y clave encontrar aquellos que, pudiendo tener hoy un carácter de compromiso entre todas las voluntades de lucha contra la impunidad del franquismo, no cierren sino que dejen abiertos futuros caminos de avance hacia una conciencia superior del conjunto y de sus reivindicaciones.
El combate contra la impunidad del franquismo, en primer lugar, junto con el juicio al mismo y la confrontación con los elementos franquistas incrustados en los poderes del Estado podrÃan constituir el vértice de encuentro entre todas las corrientes del movimiento. Los puntos mÃnimos programáticos sobre los que acordar, entre todos, los objetivos más inmediatos de este frente de largo alcance.
La lucha contra la impunidad del franquismo nos define al colectivo de organizaciones y ciudadanos y a sus coordinadoras. Es un concepto compartido que define nuestra voluntad de romper definitivamente con el cordón umbilical impuesto desde la transición entre la herencia del pasado y una democracia que no ha logrado ser plena.
El juicio al franquismo es un objetivo incluyente de otras luchas y metas. Supone en primer lugar la exigencia de verdad, justicia y reparación para sus vÃctimas e implica la capacidad de una democracia adulta de erigirse sobre y contra todos los lÃmites que se le han puesto para no investigar los crÃmenes de la dictadura y saldar las cuentas con nuestro pasado colectivo. No es de recibo, que 35 años después de muerto el dictador, muchos de sus servidores con crÃmenes a sus espaldas no hayan sido juzgados.
La lucha contra los elementos franquistas incrustados en los aparatos del Estado y no sólo en la judicatura, de la que el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, entre otros, son buena muestra, pero no la única, abre el camino a batallas más ambiciosas y despeja el horizonte hacia metas polÃticas de más largo aliento, como la forma de Estado.
Pero ello no debe hacer que objetivos concretos, llenos de verdad y justeza en sus planteamientos, como la recuperación de la memoria de las vÃctimas, limiten el alcance del movimiento, como tampoco serÃa correcto que metas como avanzar hacia la III República condicionen la dinámica de las luchas contra la Impunidad del Franquismo, colocando este objetivo como primero y subordinando aquellos que hoy definen a este frente de combate a él. Uno y otro tienen en gran medida una relación consecutiva pero cada uno posee su propio ritmo y obedece a dinámicas propias.
Ello no significa que nadie deba hacer renuncia de sus planteamientos programáticos ni de sus fines polÃticos. Tal renuncia significarÃa, de modo inmediato, el fin del sentido de ser del propio movimiento porque limitarÃa su desarrollo futuro y exigirÃa sacrificios que nadie estarÃa dispuesto a realizar, al desnaturalizar el carácter de cada organización componente de este frente.
Compatibilizar la unidad de acción y de objetivos iniciales de avance supone para el movimiento contra la Impunidad del Franquismo buscar el máximo de entendimiento y de luchas, trabajos y acciones compartidas pero debe ser compatible con dejar un espacio propio para que cada organización pueda realizar, como suyas, sin imposición de lÃneas de trabajo conjuntas, acciones, iniciativas y propuestas polÃticas a la sociedad. Se trata de que sea mucho más lo que nos une pero que ello no impida a cada organización desarrollar las dinámicas y planteamientos que le pertenecen por ideas, creencias polÃticas y sociales y fines.
De la capacidad de avanzar todo el movimiento en su conjunto dependerá su supervivencia, su posibilidad de implantación en la conciencia de la sociedad española, la masividad de sus movilizaciones, los éxitos de sus proclamas y objetivos y su propia madurez, capaz de irse dotando de nuevas metas futuras.