De Julián Casanova y Carlos Gil Andrés

 

JORDI GRACIA 12/06/2010

Historia. Hay libros a simple vista imposibles de escribir y este es uno de ellos. La historia de España en el siglo XX no cabe en 375 páginas de letra legible y generosidad interlineal, así que es mejor abandonar el proyecto de escribirlo y de leerlo, a no ser que se sepa de antemano que es imposible. Entonces puede suceder algo tan inesperado que de un libro imposible salga un libro espléndido que no renuncia a las síntesis atrevidas, pero tampoco al microdetalle ilustrativo, que se escribe con conciencia de un público desinformado pero al mismo tiempo formado y que, por tanto, agradecerá la orientación del experto -como lo son Julián Casanova y Carlos Gil Andrés- para determinar los espacios calientes del debate historiográfico sin atosigarle con pugnas de gremio o discusiones casi privadas. El acierto abarca el tono ensayístico de la prosa y la fluidez expositiva del relato, pero se consagra sobre todo en el modo en que se defiende un punto de vista propio sobre varios de los elementos más conflictivos. La ecuanimidad de juicio no equivale aquí, afortunadamente, a neutralidad ni para los elementos más remotos ni para la actualidad inmediata. Igual que el balance de la transición democrática es inequívocamente positivo, es también justa la llamada de atención sobre el relato edulcorado y embustero que entre los medios y los propios políticos a veces acaban haciendo (para daño de la credibilidad democrática actual pero, sobre todo, para daño de la lucidez y la explicación racional de los procesos históricos). La Iglesia no sale muy bien parada en este tomo, pero no podía ser de otro modo: su comportamiento político en este siglo ha sido nefasto. Las dificultades que vivió para digerir la transformación de la sociedad española de preguerra y lo que le costó salir del posterior engrudo de intereses materiales y falsedades morales está contado en varios libros (alguno de ellos del mismo Julián Casanova). Pero la claridad de criterio vale para el pasado remoto también: la pérdida de las colonias en 1898 hace mucho tiempo que se bajó de la escena dramática para convertirse en un alivio social y civil, mientras que la evaluación positiva de la República no oculta que en alguno de sus tramos los socialistas «rompieron con el proceso democrático y con el sistema parlamentario», atraídos por el modelo bolchevique. Pero treinta páginas después se leerá que la fragmentación social y la deslegitimación democrática galopante en toda Europa en aquellos años no «conducía necesariamente a una guerra civil». Hubo que hacer algo más para socavar el orden hasta el fondo y destruirlo para tantos años. Ya sé que es un facilísimo eslogan, pero este breve libro sintetiza la versión más civilizada, racional y cuerda que el siglo XXI tiene hoy del pasado siglo XX.

 

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