Volverán a insultar…
Volverán los epÃgonos del franquismo a insultar a los actores e intelectuales que han prestado su imagen, su carne y su voz a las vÃctimas del franquismo
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Volverán los epÃgonos del franquismo a insultar soezmente, cual suelen hacer, a los actores e intelectuales que han prestado su imagen, su carne y su voz a las vÃctimas del franquismo en el reciente vÃdeo Contra la impunidad . Volverán a insultar a quienes, pudiendo vivir instalados, como tantos otros, en el egoÃsmo de sus exitosas carreras artÃsticas y en la vida muelle de sus economÃas desahogadas, acuden a la intemperie del campo del honor a expresar tanto su cariño y reconocimiento por los compatriotas vilmente asesinados por la horda del 18 de Julio, como su indignación por la impunidad de sus crÃmenes, últimamente remachada con el acoso y la preterición del juez que amagó con investigarlos, Baltasar Garzón. Volverán los epÃgonos del franquismo a execrar el patriotismo -que no es otra cosa que el respeto y la afección por cada una de las criaturas que componen la patria («No hay un ser, España, diferente de la suma de los españoles», Manuel Azaña; «Nadie es la patria, pero todos los somos», Jorge Luis Borges)- de nuestros artistas, y volverá el Partido Popular, que no desfallece en su repudio del conocimiento de la Historia, a repetir que el episodio reciente más traumático de la nuestra pertenece al pasado y que hay que mirar con las orejeras puestas al futuro, como si en el futuro no siguieran estando las vÃctimas de ayer clamando, en su silencio acusatorio, sereno y eterno, por una memoria cabal y una digna sepultura.
Sólo un «pero» al vÃdeo Contra la impunidad : cierta limitación o timidez que lo emparentarÃa con la indolente Ley de la Memoria Histórica con la que el actual gobierno parece haber buscado, más que cerrar efectiva y definitivamente la herida con el cauterio legal e institucional adecuado, la adhesión electoral de los sectores que demandan la reparación integral de las vÃctimas. Esa limitación se percibe en la coda final que acompaña cada relato: «No tuve abogado, ni juicio, ni sentencia». Las decenas de miles de inocentes que fueron triturados por los consejos de guerra sumarÃsimos sà tuvieron abogado, juicio y sentencia, pero la siniestra burla que fue tener el simulacro de todo eso, pues iban condenados de antemano, hizo, si cabe, más ominoso su calvario. Sea como fuere, volverán a insultar a los artistas.