8 de julio, 1978
Fue en las fiestas de San FermÃn. Nadie tiene la memoria libre de muertos. Y hay asesinos a los que nadie ha juzgado nunca
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Los incidentes habÃan empezado pocas horas antes, en la plaza de toros. Al acabar la lidia del sexto de la tarde, un grupo de jóvenes saltó a la arena con una pancarta en la que reclamaban amnistÃa. La policÃa entró al punto en el albero y golpeó a cuantos encontró por delante. También disparó. Fuego real. Hubo tres heridos de bala y una cincuentena de contusionados.
Desalojada la plaza, empezaron las manifestaciones de protesta por todo el casco viejo de la ciudad. La policÃa -los grises- continuó disparando. Un radioaficionado captó una conversación entre dos patrullas policiales: «¡Tirad con todas las energÃas! ¡No os importe matar!», clamaba el responsable de una. «Vamos a ver, Vulcano 2: refrena el vocabulario», respondÃa el jefe de la otra. Refrenaron el vocabulario, pero no las armas. A las diez y cuarto de la noche, una bala policial alcanzó en la cabeza a Germán RodrÃguez, militante de LKI. Murió en el acto.
Hubo muchas manifestaciones más de protesta. Durante dÃas. El 11, policÃas de paisano dispararon en San Sebastián contra los grupos de jóvenes que protestaban junto a la cuesta de Aldapeta por la muerte de Germán RodrÃguez. Un tiro alcanzó en el corazón a Joseba Barandiarán, un chavalito de Astigarraga. Sólo tenÃa 19 años.
Siguieron las manifestaciones. El 13, viernes, una compañÃa de refuerzo de la PolicÃa Armada, llegada desde Miranda de Ebro, entró a saco en RenterÃa. Disparó incluso contra los vecinos que se asomaban a las ventanas. Hubo policÃas que rompieron las vitrinas de algunas tiendas y las saquearon: tengo la fotografÃa delante.
El 17, el ministro del Interior, un tal Rodolfo MartÃn Villa, acudió al Congreso de los Diputados para dar explicaciones. Dijo que no le constaba que Germán RodrÃguez hubiera muerto por disparos de la policÃa. Tampoco le constaba que se hubiera producido ningún saqueo en RenterÃa. No le constaba nada. El 21, El PaÃs contaba que las evasivas del ministro habÃan sido acogidas en el PaÃs Vasco con «la más absoluta indignación». Doce partidos, entre ellos el PSOE y el PNV, reclamaron la dimisión del tal MartÃn Villa.
No dimitió. Los procedimientos judiciales que se abrieron por pura fórmula no se sustanciaron en nada. Nadie fue detenido. Nadie fue procesado. No llegó a celebrarse ningún juicio. Y, en consecuencia, nadie fue condenado.
Es una historia de hace 20 años.
No la recuerdo para honrar a las vÃctimas, aunque también. La rememoro, sobre todo, porque me toca a diario ver a mucho listo que se refiere al PaÃs Vasco como si su presente fuera una creación ex nihilo. Como si hubiera nacido tal cual de las urnas. Pero no: el hoy es hijo póstumo del ayer.
Nadie tiene la memoria libre de muertos. Y hay asesinos a los que nadie ha juzgado nunca.
Mejor serÃa que no nos invitaran a liarnos a muertazos.
Javier Ortiz. 8 de julio, 1978. Zoom. Diario El Mundo. Publicado el 8 de julio de 1998
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Nota: El Mundo nos entregó todos los artÃculos que Javier Ortiz publicó en dicho diario. Son varios centenares y tenemos para rato. Muchas gracias, especialmente, a Pedro G. Cuartango y a las personas que han hecho posible que estos textos estén en nuestras manos.
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