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La dignidad recuperada de Millán

El País, | 6 julio 2010

Identificados dos cuerpos hallados en unas fosas de la Guerra Civil en San Sebastián – Los restos fueron encontrados por una excavadora en unas obras

 

EL PAÍS – San Sebastián –

Un botón con las iniciales de San Sebastián ha permitido que Celestina Zabala encuentre por fin los restos de su padre, Millán Zabala, trabajador del cuerpo de serenos de comercio del Ayuntamiento de San Sebastián y fusilado durante la Guerra Civil. El 27 de septiembre de 1936, las tropas franquistas ya habían entrado en la ciudad. Celestina tenía apenas once años cuando su padre, republicano, desapareció sin dejar rastro. «Se lo llevaron» fue la única explicación que recibió.

El padre de Zabala es uno de los dos cuerpos identificados entre los siete restos humanos encontrados el pasado año durante las obras de conexión del barrio de Amara con la Autovía del Urumea. A sus 85 años, Celestina explica que siente que ya puede dejar atrás esa dolorosa página de su historia.

Las primeras conclusiones de la investigación fueron presentadas ayer en la capital guipuzcoana por la Directora de Derechos Humanos del Gobierno vasco, Inés Ibáñez de Maeztu. «Hay que seguir buscando a las personas desaparecidas durante la Guerra Civil y el franquismo para darles el grado de dignidad que se merecen», recalcó en su intervención. Una placa conmemorativa será colocada en el nuevo puente de hierro, que será inaugurado este mes.

La investigación del Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML), llevada a cabo por orden del Juzgado de Instrucción número tres de San Sebastián y en colaboración con la Sociedad de Ciencias Aranzadi, el Instituto Nacional de Toxicología y la Guardia Municipal donostiarra, se inició después de que una pala excavadora que trabajaba en las obras encontrara de forma casual los restos de tres personas, un esqueleto completo y huesos de otras dos. Los cuerpos aparecían uno encima de otro en una pequeña fosa circular. Junto a ellos se hallaron otros objetos como los botones del uniforme de Zabala, la hebilla de un cinturón y proyectiles de bala. La inscripción «SS» del botón puso a los investigadores sobre la pista de que uno de los fallecidos podía ser empleado de algún cuerpo dependiente del Ayuntamiento.

En los días siguientes al hallazgo, los forenses del IVML -organismo dependiente del Departamento de Justicia y Administración Pública- y los expertos de la sociedad Aranzadi, especializada en la exhumación de fosas de la Guerra Civil, procedieron al análisis y traslado de los restos a su sede en San Sebastián. En paralelo, la misma máquina excavadora que había hallado los restos se topó con una segunda fosa de forma rectangular, que albergaba los restos de otras cuatro personas. Los investigadores encontraron también una navaja, un peine y más proyectiles de bala.

También consiguieron tomar muestras de ADN que fueron enviadas a la sección Biología del Instituto Nacional de Toxicología para ser cotejadas con las de los familiares que denunciaron la desaparición de alguno de sus seres queridos. Casi un año después, la ciencia ató los cabos sueltos y se identificaron dos cuerpos, el del padre de Zabala y el de otra persona cuya familia prefiere permanecer en el anonimato. En dos de los siete casos se ha podido establecer que la muerte se produjo por arma de fuego -es decir, que todo apunta a que fueron fusilados por los franquistas- y en los otros cuatro se sospecha que ocurrió lo mismo, aunque el paso del tiempo ha borrado cualquier evidencia científica. Según el testimonio de los familiares, los identificados desaparecieron entre septiembre y octubre de 1936, coincidiendo con la entrada de las tropas de Franco en la capital guipuzcoana. Los investigadores animan a quienes vivieron situaciones similares a que se presenten ante el IVML para solicitar pruebas de ADN y encontrar así los restos de sus seres queridos.

Entre las otras cinco personas que siguen sin identificar hay una mujer, pariente por línea materna de otro de los varones sin identificar.

En Euskadi se han localizado más de 50 fosas comunes con víctimas de la Guerra Civil. «Estas víctimas representan a todas las demás», concluyó por su parte el forense y presidente de Aranzadi, Paco Etxeberria.

http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/dignidad/recuperada/Millan/elpepiesppvs/20100706elpvas_15/Tes?print=1