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La exhumación en La Pedraja puede destapar de 40 a 80 represaliados

El Correo de Burgos, | 23 agosto 2010

En la zona se calcula que haya más fosas con 400 asesinados bajo tierra

 

D. RIVAS PACHECO. / Burgos

La Sociedad de Ciencias Aranzadi comienza hoy desde las nueve de la mañana la exhumación de una de las fosas del Monte de La Pedraja. En la carretera N-120 que une Burgos y Logroño, se localizó el pasado tres de junio, entre Ibeas de Juarros y Villafranca Montes de Oca, el terreno donde están los cuerpos. Es una zona amplia, que posiblemente guarezca diversos enterramientos con más de 400 personas bajo su tierra. Por su parte, en el área sobre el que ya se está actuando podrían sacarse entre 40 y 80 represaliados de la Guerra Civil.

Miguel Ángel Martínez Movilla, el representante legal de la Agrupación de familiares de las personas asesinadas en los montes de La Pedraja, explica que esa localización para las víctimas no es casual, «porque era un cruce de caminos, alejado de Burgos, Miranda de Ebro y La Rioja, y podían matar aquí a los presos sin que nadie se diese cuenta». Según cuenta la voz principal de la institución, «eran los propios vecinos quienes tenían que abrir las zanjas para hacer desaparecer los cuerpos. Y eso creó un trauma en Villafranca Montes de Oca, porque hasta hace 10 años era imposible hablar con algún testigo directo de esos horrores, porque tenían miedo». Por eso, Martínez Movilla tuvo la suerte extraña de conocer desde el primer momento que su abuelo había sido uno de los fusilados y enterrados en el Monte. Su antepasado era el líder socialista de Briviesca, y un hombre conocido por esos pueblos porque tenía una contrata de obras. La historia no se saltó ninguna generación, porque el representante de la asociación pronto se dio cuenta de que lo que contaban los libros franquistas en el colegio no coincidía con el relato que su padre le narraba sobre la desaparición de su familiar. Por eso, desde la muerte de Franco, se acercaban a La Pedraja como homenaje a su abuelo. Allí, se juntaron con otras víctimas, y el paso del tiempo les dio fuerzas para unirse en 2008 bajo un mismo objetivo. Ese año formaron la agrupación que los representa, y con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica vigente empezaron a realizar las gestiones para llegar al momento actual, el día en que la tierra devuelve las vidas de unos hombres borrados de la Historia pero no del recuerdo.

Y delante de ellos espera el trabajo. «Largo y complicado», como vaticina Francisco Etxeberría, médico forense de la Sociedad Aranzadi, y encargado de dirigir las tareas de hoy. «Estaremos dos semanas sobre el terreno, porque la fosa tiene casi 30 metros; y durante la exhumación podemos descubrir que hay más víctimas. Este área es, además, una de las más grandes donde he estado». Y este testimonio lo aporta un experto, que desde 2.000 ha desenterrado casi 4.800 cuerpos en 200 actuaciones. En Villafranca Montes de Oca el científico tiene desplegado su equipo de 20 expertos en el tema, entre los que se cuentan antropólogos que recopilan los testimonios directos de quienes vivieron esos días fatídicos. Y Exteberría relata desde ese pueblo los sentimientos de los vecinos que se acercan a charlar con él. Son ideas de libertad y democracia, los sueños que ahora ven cumplidos en España. Porque pueden hablar de ellos con normalidad, aunque se queja que para ello «hayan tenido que pasar treinta años desde la Transición».

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