Treinta y cinco años después de la muerte del dictador

 

JAVIER G. CASO OVIEDO

Casi tres años después de la aprobación de la ley de memoria histórica, el número exacto de vestigios franquistas que hay en Asturias se desconoce. Ayer se cumplieron 35 años desde la muerte del dictador. Y pese al tiempo transcurrido no hay ningún tipo de censo, inventario o catálogo regional, si bien, tal como anunció la Viceconsejería de Bienestar Social, se trabajará en su elaboración.

Hasta ahora lo más parecido han sido iniciativas como la de la Federación Socialista Asturiana. En 2007 la FSA recabó esa información a sus agrupaciones y grupos municipales.

La ausencia de datos oficiales contrasta con el propio texto de la ley de memoria histórica. En su artículo 15 recoge que el Gobierno de España “colaborará con las comunidades autónomas y las entidades locales en la elaboración de un catálogo de vestigios relativos a la Guerra Civil y la dictadura”. En el apartado uno del mismo artículo también se recoge que las diferentes administraciones públicas, cada una en su marco competencial, “tomarán las medidas oportunas” para retirar aquellos “escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, la Guerra Civil o la dictadura”. Tampoco hay datos referentes a los símbolos ligados a iglesias. Muchos ya se han retirado, pero aún quedan las placas a los caídos en iglesias como las de Nava o Llanes.

“En Asturias queda ya muy poco”, explica Víctor Luis Álvarez, de la Federación Asturiana Memoria y República (FAMYR), que añade que “ha sido una región pionera en la retirada de este tipo de símbolos, sobre todo, en lugares como Gijón”. Además de renombrar las calles con alusiones al propio dictador u otros personajes del franquismo, en la villa de Jovellanos el dictador perdió en 2009 su doble título de hijo adoptivo y alcalde honorario, un reconocimiento que también le retiró Avilés dos años antes. Y otro tanto ha pasado en los últimos años con un montón de concejos y poblaciones asturianas.

Ese ha sido el caso de Noreña. Tras un estudio histórico detallado y riguroso que incluyó los antecedentes históricos de cada elemento catalogado, como las calles en su día dedicadas a Camilo Alonso Vega, José María Fernández Ladreda o los jardines de José Antonio, el pasado año la corporación noreñense optó, con los votos a favor de PSOE, IU y URAS-PAS, por cambiarles de nombre oficial. En el mismo pleno se procedió a la retirada de los honores concedidos al general, quien desde 1939 ostentaba el título de hijo adoptivo, además de la medalla de oro del concejo concedida en 1952.

El ejemplo de Noreña El catálogo de Noreña incluyó a su vez otros elementos con simbología franquista ajenos a las competencias municipales, como el escudo preconstitucional que preside la fachada del cuartel de la Guardia Civil, las placas del Ministerio de la Vivienda que incluyen el yugo y las flechas falangistas, o la placa dedicada a los caídos por Dios y por España que aún luce en la fachada de la iglesia parroquial. “Son edificios que no nos pertenecen y les hemos remitido el acuerdo plenario a sus propietarios”, explica la concejala de Educación del Ayuntamiento de Noreña, Verónica Noval.

Un trabajo parecido se llevó a cabo en Llanes. El pasado 31 de octubre, y dentro de la renovación del callejero, se eliminó la calle dedicada a Alonso Vega, además de inaugurar una quincena de calles dedicadas a otros tantos personajes locales vinculados a la II República. Pese a “estar en agenda”, el equipo de gobierno de Llanes aún tiene pendiente la retirada de la medalla de oro otorgada a Franco en los años 60. Algo parecido sucede en Colunga. Pese a la renovación del callejero que se hizo en 2009, el consistorio colungués tampoco ha retirado aún los honores al general franquista Juan Vigón, natural del concejo.

Oviedo se resiste Y mientras en los mayoría de los concejos asturianos la simbología franquista retrocede, el Ayuntamiento de Oviedo hace oídos sordos. Y de la treintena de calles con “inequívoca resonancia franquista”, tal y como recoge un informe elaborado por la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda (ASCIZ), tan sólo se han retirado dos.

“En palabras de José Martí, hay que hacer y no decir”, manifiesta el concejal de ASCIZ, Roberto Sánchez Ramos. Tras señalar que las leyes “son para cumplirlas o para cambiarlas”, subraya que en el caso de Oviedo es evidente que la ley de memoria histórica “no se cumple”. Y no sólo en lo referente al callejero. Sánchez Ramos advierte a su vez de monumentos dedicados a Franco como el medallón de la plaza de España o algunas placas adosadas a la propia casa consistorial. A la vista de la actitud del equipo de Gobierno local, el concejal de ASCIZ aboga por que el Gobierno central y el Principado “se pongan de acuerdo y le den un plazo para que cumplan la ley”.

“Es un problema de ejecución de sus propias decisiones”, comenta el concejal del PSOE en Oviedo, Manuel Ángel Rodríguez, que lamenta que transcurridos más de dos años desde que la comisión creada por el alcalde culminase su trabajo “sólo se hayan cambiado dos calles y el resto esté por hacer”.

Rodríguez califica además de “vergüenza” que Francisco Franco aún conserve los honores en su día concedidos como el título de hijo adoptivo, otorgado en 1934, o la medalla de oro de la ciudad concedida en 1964. A este respecto el edil socialista afirma que más allá de la ley de memoria histórica, el propio reglamento de honores y distinciones municipal “permite retirarlos por razones de indignidad”.

Por su parte, la asociación Trece Rosas ha solicitado la retirada de la práctica totalidad de los símbolos franquistas que se reparten por Oviedo. “No nos han contestado a ninguna petición”, indica Moisés Álvarez, quien, por otro lado, advierte de que “no se trata de ir a piñón contra el ayuntamiento que es del PP, porque también lo hemos solicitado al Principado y a la propia Universidad de Oviedo”.

http://www.lavozdeasturias.es/asturias/memoria-huella-franquista-catalogar_0_376162410.html