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Oda a vidas monumentales de Getxo

Deia, | 6 febrero 2011

El Alcalde Imanol Landa iajugura una escultura por las víctimas de la guerra civil y del franquismo

EL ALCALDE IMANOL LANDA INAUGURA UNA ESCULTURA POR LAS VÍCTIMAS DE LA GUERRA CIVIL Y DEL FRANQUISMO

I. GORRITI – Domingo, 6 de Febrero de 2011

UN deseo del lehendakari Aguirre planeó ayer como una cometa entre la neblina y el sol de Aixerrota, donde el viento es libre: «Maldito aquel que tenga odio en su corazón porque ese no será sino un elemento de destrucción y nosotros no queremos destruir, nosotros queremos unir para construir». De aquella cita leída al mediodía por el alcalde de Getxo, Imanol Landa, se volvió a construir. En este caso, el cincel, la gubia y el soldador forjaron una escultura de reconocimiento a las víctimas de la guerra civil, de anteriores enfrentamientos sociales y del franquismo en la localidad. «Padecieron la que, sin duda, se erige en la contienda social más amarga y dolorosa del siglo XX y su desgraciada desembocadura en la larga y oscura dictadura franquista», amplificó Landa ante una multitud que se estremeció entre ttakunes de txalaparta y las voces del Bihotz Alai.

El nuevo monumento mullido en el paseo de La Galea, a contados metros del molino de Aixerrota, es firma de Mikel Anjel Lertxundi (Berriatua, 1951), artista que cuenta con entre diez y quince obras en municipios de Bizkaia. Las inaparentes seis toneladas de piedra, hierro y madera representan de forma minimalista un libro abierto, el de la memoria: Memoriaren liburua.

DOLORES ATXIRIKA

«Me he emocionado mucho»

En actos de memoria histórica el sol hace sombra de los presentes por igual. Todos son iguales, pero cada uno se emociona por una memoria diferente. De entre todas las miradas, algunas buscan más. En todas las conmemoraciones, al margen del acto oficial, hay testigos, familiares de antifranquistas que preguntan a otros supervivientes por sus congéneres: si les conocían, si compartieron trinchera, si bebieron el mismo agua. María Dolores Atxirika se personó en el lugar y su clavel que aportar al monumento tenía forma de folio, de tres escuetas páginas, toda una vida, pérdida.

Dolores recordaba a algunos presentes la vida de su sobrino, Remigio Atxirika, uno de los gudaris del Bou Nabarra. Muchos oídos, en ocasiones, ni escuchan, ni oyen. Por ello, la mujer de Gorliz afincada en Getxo, continuaba buscando atención. Su presencia trataba de atajar dolor porque su padre y dos tíos fueron condenados a cadena perpetua. «Mi madre -subraya con voz entrecortada- iba de Gorliz a Bilbao a llevar comida a mi padre a Larrinaga. Iba y volvía andando por la vías del tren, dejando a sus tres hijas y las vacas gritando». El testimonio evoca gráficamente al Guernica de Picasso.

El cuerpo de su tío se estima aún bajo el mar a millas del Abra, desde que en plena Guerra Civil; arran-tzales-soldados de un simple bacaladero de vapor repintado para el primer Ejército vasco plantasen cara al crucero más potente de la armada franquista, el Canarias. Cincuenta improvisados combatientes lucharon y resistieron contra un millar de fascistas. El Bou Nabarra acabó naufragando en la osadía y sus máximos oficiales decidieron de forma titánica entregarse a la muerte ahogados antes de a las manos de los franquistas. Ese día, 5 de marzo de 1937, nació la leyenda con un histórico verso en inglés que traducido dice: «prefirieron la muerte a la rendición». Dolores resumió su agradecimiento por el acto. «Me he emocionado muchísimo. Fue un tiempo terrible. Mi madre llegó a pagar un impuesto a los curas para intentar salvar a mi padre y tíos».

ROBERTO CANDINA

«No olviden a los gudaris»

Roberto Candina abrió ayer la ofrenda floral. A sus 95 años, al de Las Arenas le hicieron falta tres expresiones para caer en la cuenta de que un gudari nunca deja de serlo. Se santiguó, besó el monumento y lanzó un eskerrik asko a su batallón presente. Agradecido. Su hijo Tomás se mostraba orgulloso de quien calificó de «lehendakari de los gudaris durante cuatro años». Roberto fue capitán médico del Batallón 54 Malato de Euzko Gudarostea. El propio protagonista recordó que en los tres años que sufrió la cárcel de Larrinaga aprendió euskera. Ayer reivindicó a DEIA la figura de los gudaris: «Que no se nos olvide», dijo. «Fueron quienes lucharon y defendieron Euskadi y se les abandonó. Personalidades como Leizaola o Ajuriaguerra no lo hubieran permitido. Pero cuando entraron políticos más jóvenes se les olvidó, cosa que no ocurrió en Francia con los de la Segunda Guerra Mundial», valoró la familia, quienes estiman que «el nacionalismo si no fuera por los gudaris hubiera desaparecido».

Al lado del capitán médico, uno de los gudaris más en activo en reivindicaciones, el erandiotarra José Moreno, de STV, apretaba con fuerza las manos al alcalde. «Esto hay que repetirlo cada año. No puede quedar en la escultura solo. Hay que seguir», le insistía a sus por nadie impensables 92 primaveras. Los familiares de otro gudari, el sestaoarra Paco Ibarrondo, también portaron lágrimas en sus rostros. Mari Carmen Ibarrondo y Julio Corella tenían presente la reciente muerte el 16 de octubre de 2010 de aquel joven que dijo tener 18 años, cuando sumaba 17, para alistarse al batallón Gordexola y luchar por Euskadi. «Andan tarde. Nadie les ha reconocido nada», lamentaban y agradecían el acto, «mejor y más claro que los hechos hace breves fechas», compararon. Al diputado general, José Luis Bilbao, le hicieron falta solo tres adjetivos para el homenaje: «Digno, necesario y emocionante».

http://www.deia.com/2011/02/06/politica/euskadi/oda-a-vidas-monumentales-de-getxo