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Ante la garzonada de Garzón … la PePonada del Partido Popular

Gerardo Rivas. El Plural, 27/03/2011 | 27 marzo 2011

¡Qué extraordinaria placidez la de aquellos tiempos, verdad Mayor Oreja!

En los dos últimos años he escrito y se han publicado en este mismo diario varios artículos relacionados con las causas abiertas contra el juez Garzón. El último de ellos, para que por su encabezamiento puedan hacerse una idea del sentido de mis reflexiones en torno al caso, es del 28 de febrero de 2010 y lo titulé Baltasar Garzón, cautivo y desarmado.

Hoy mi intención no es la de tratar directamente sobre el juez, sino sobre las reacciones que el Partido Popular está teniendo en relación a sus desventuras con el Tribunal Supremo -que le ha imputado ¡Nada menos! que en tres presuntos delitos de prevaricación.

Concretamente, y ante la decisión del juez de presentar una demanda en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo contra el alto tribunal español por la instrucción que éste está realizando en el caso de la investigación de los crímenes durante el franquismo, el Partido Popular, por boca de su senador Agustín Conde, -con la exquisitez que caracteriza a este partido en los procedimientos judiciales abiertos que le puedan afectar- ha considerado que esta iniciativa de defensa del ex juez de la Audiencia Nacional es, literalmente, “una garzonada más” y que, además, le “sorprende” que el juez acuda a esta instancia “cuando el procedimiento judicial contra él no ha concluido” en España.

Quizás el PP hubiera deseado que, antes de que Garzón acudiese a otras instancias para defenderse de la actuación presuntamente torticera -¡he dicho presunta!- de los magistrados del Supremo, éstos le liquidasen personal y profesionalmente durante el curso del procedimiento. Así ocurrió, por ejemplo, con el doctor Montes, quien fue difamado hasta la extenuación durante su proceso judicial por el gobierno popular de Madrid y su cohorte mediática, acusándolo de cuatrocientos asesinatos y prácticas ilegales de eutanasia, pero que cuando fue declarado inocente por los tribunales, ni siquiera fue repuesto en el cargo que desempeñaba en la Sanidad madrileña.

Pero ésta no es la primera intromisión de Partido Popular en la causa abierta por el Tribunal Supremo contra Garzón por la investigación de los crímenes del franquismo. Cuando este alto tribunal -como ha venido haciendo con todas y cada una de las pruebas, diligencias y testimonios solicitados en su defensa por el juez- rechazó la recusación del magistrado instructor, Luciano Varela, el mismo senador popular, el inefable Agustín Conde, manifestó que “Garzón está en mala situación” y apostilló que, el todavía por aquel entonces juez de la Audiencia Nacional, “va a tener tiempo para cazar abundantemente, si es que está en la calle”. El Partido Popular, a través de esta “sutileza” sobre la imposibilidad futura de Garzón de practicar uno de sus hobbies, tenía ya su veredicto: el destino del juez es el de la cárcel -blanco y en botella-. Esta forma de expresarse recuerda la orden recibida por el sicario: ¡Que parezca un accidente! En este caso se podría decir: ¡Que parezca legal!

El prestigioso historiador e hispanista británico Paul Preston manifestó en abril del pasado año que, ante la apertura de la investigación judicial en el Tribunal Supremo sobre el juez Baltasar Garzón, “da la impresión de que el franquismo está más vivo que nunca dentro de la democracia española”.

Aunque a mi entender Preston se quedó corto porque el franquismo, no es que esté vivo, sino que extiende sus raíces por la mayoría de las Instituciones del Estado de derecho de nuestro país, desde el Tribunal Supremo -en ello coincido con el ex fiscal Jiménez Villarejo- hasta algún determinado partido político -y en ello coincido con uno de sus más importantes dirigentes-. ¡Que extraordinaria placidez la de aquellos tiempos, verdad Mayor Oreja!

Gerardo Rivas Rico es Licenciado en Ciencias Económicas

http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=57057