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El rescate en el Valle de los Caídos, pendiente

El Periódico de Aragón, 22/03/2011 | 23 marzo 2011

Silvia Navarro lucha por sacar a su abuelo, bilbilitano, del mausoleo franquista

22/03/2011 F. M. H.

La remodelación del Gobierno dejó a su colectivo sin contacto ni noticias.

No todos encuentran descanso, ni mucho menos compensación económica por sus familiares asesinados. Bien lo sabe Silvia Navarro, nieta del bilbilitano José Antonio Marco Biedma, asesinado en 1936. Los restos de su abuelo permanecen en el Valle de los Caídos, donde fueron trasladados sin conocimiento de las familias, pero la última remodelación del Gobierno en octubre del año pasado ha complicado las cosas. Navarro lo explica: «Los familiares –que han constituido la «Agrupación de Familiares Pro Exhumación de Republicanos del Valle (Afperv)– teníamos contacto con Juan José Puerta, del Ministerio de la Presidencia, y nos constaba que María Teresa Fernández de la Vega tenía mucho empeño en este tema. Desde que entró Ramón Jáuregui perdimos a la persona de contacto, y no tenemos noticias desde entonces».

El pasado 8 de septiembre acudieron a comprobar in situ el trabajo de los forenses, y consiguieron el compromiso de ser informados puntualmente del proceso. «Nos dijeron que a finales de año tendrían los informes, y estamos en marzo y no sabemos nada», lamentaba la mujer. «Entendemos que con el estado en que se encuentran los columbarios es caro identificar los cuerpos, pero para mí no es un problema, es simplemente una obligación del Gobierno y ya está».

INVESTIGACIÓN Toda esta historia comienza en 1936, cuando asesinaron a José Antonio, aunque en realidad tuvo que soportar dos procesos judiciales más después de muerto, en el 37, con las incautaciones de bienes a su familia y herederos, y en el 44, cuando fue juzgado por masón. Su familia huyó y ahora vive en Madrid, donde nació Silvia. Pero aquí no acabaron los maltratos.

Y es que si Navarro se muestra indignada ante la dejadez del Ejecutivo, tampoco debió ser menos su enfado al descubrir que los restos de su abuelo reposaban en el Valle de los Caídos, y no en Calatayud, como se creía en la familia. «La versión oficial en casa era que estaba enterrado en Calatayud, pero una amiga de la familia le dijo a mi tía abuela que no estaba en su tumba sino en el osario general».

En sus investigaciones, Navarro descubrió que en abril del 1959, se exhumaron las fosas para recoger los restos de los represaliados y trasladarlos al Valle de los Caídos, que Franco no había podido llenar con los caídos del bando nacional, como era su intención. En Calatayud se recogieron 81 cadáveres. «Acudió mucha gente a la exhumación, tanto que consiguieron pararla. Los que no cabían en los camiones se metieron en siete sacos y volvieron al osario general, donde hoy hay una placa conmemorativa. Pero Miguel Ángel Capapé, de Arico, estudió esos restos y allí no estaba mi abuelo».

Al final se supo donde estaba, con los otros 80 «desconocidos de Calatayud», como fueron rotulados. Aunque supuestamente nadie de la familia lo sabía, a la luz de la información que tiene ahora Navarro cree que no es del todo así. «Mi abuela se compró un terreno para ser enterrada en Torrelodones, con vistas al Valle, cuando nosotros no tenemos a nadie en ese pueblo», cuenta.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=656943