Fallece JoaquÃn Calvo Diago, piloto republicano y presidente de la Asociación de Aviadores de la República
Nació en Chelva (Valencia) el 25-04-1919
El estallido de la Guerra Civil le sorprende en Madrid, donde trabaja en una fábrica de ladrillos. El 19 de septiembre ingresa como voluntario en las milicias de la Columna Mangada (4ª CÃa del 4º Batallón) actuando en Navalperal y Las Navas en Madrid hasta el mes de Enero en que pasa destinado al Grupo de Transmisiones de El Escorial. En marzo del mismo año ingresó en aviación, pasando a realizar el curso de piloto el 2 de junio formando parte del segundo curso de Kirovabad. El 4 de enero de 1938 regresa a España incorporándose al Cuadro Eventual de Celrá y después el de Albacete hasta el 4 de mayo, fecha en la que es destinado a la 2ª Escuadrilla de Chatos con base en el aeródromo de Monjós (Villafranca del Panadés). Fue derribado el 23 de mayo del mismo año sobre Bell Puig (Lérida), resultando ileso. Ascendido a teniente el 1 de septiembre, mandó una patrulla y posteriormente fue nombrado segundo jefe de la Escuadrilla. El 29 de marzo participó en el vuelo de entrega en Barajas de los I-15 de la 2ª escuadrilla. Ascendió a sargento el 05-01-38 (D.O.31 del 05-02-37) y a teniente el 01-09-38 (D.O. 272 del 19-10-38). Ha fallecido en Madrid, el dÃa 11/03/2011
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ADAR Asociación de Aviadores de la República
No por esperado ha dolido menos.
JoaquÃn Calvo, nuestro «presi», el gran presidente de ADAR (Asociación de Aviadores de la República) se ha cansado de darnos lecciones magistrales de honradez y patriotismo y ha decidido volar por última vez con su Chato, como dice el himno de La Gloriosa, por el cielo azul, volando por la inmensidad.
JoaquÃn fue un hombre bueno, fundamentalmente bueno. Eso es lo mejor que se puede decir de él.
Un presidente visionario que supo revitalizar a ADAR impulsando la difusión y las nuevas tecnologÃas, un amigo que pasó del biplano a Internet como lo más normal del mundo. Un compañero que, ya desgastado, se siguió entregando a la aviación hasta que su cuerpo ya no pudo más.
Ya descansa JoaquÃn, ya vuelve a ser el chaval de 19 años que aguanta la vista al Infante de Orleans mientras es ninguneado sin perder la dignidad. Ya no pueden dañarlo, como hicieron con su jefe Vinyals y él mismo acusándolos del asesinato del Capitán Haya .
Quedan en la memoria las miles de anécdotas del simpático valenciano, que decÃa que no se morÃa, que lo estaban desmontando poco a poco cuando iba al hospital.
Todos lo echaremos de menos, incluida «Chula» que ya no tendrá a su amigo al que saltar en brazos.
Cada vez que vayáis al Museo del Aire y os detengáis ante el «Chato» pintado con sus colores y numeral, los de los pingüinos de la Segunda, pensad que lejos de estar ante un avión, estáis ante la montura de un hombre bueno.
Gracias Presi, sabes que te queremos…