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Una cárcel de cine

Huelva Información, 04.04.2011 | 5 abril 2011

En el corazón de Isla Chica encontró Benito Zambrano la máquina del tiempo para “La voz dormida”

Los códigos del cine y la literatura a menudo ponen en valor el peso simbólico de lugares que pasan inadvertidos, invisibles casi, en la realidad cotidiana de las ciudades, pese a su anclaje histórico. En el corazón de Isla Chica encontró Benito Zambrano la máquina del tiempo para su tercera película, La voz dormida: la prisión que diseñó Pérez Carasa en 1930, bajo el esquema de las cárceles modelo que pusieron a las instituciones penitenciarias españolas en la vanguardia europea. En sus muros, el fósil de la represión franquista.

Cuentan que entrar allí hace unos meses fue como abrir la caja de los truenos, la atmósfera congelada y tanta memoria envasada al vacío, hasta que un grupo de presos onubenses asumió el encargo de limpiar y acondicionar la antigua cárcel para el rodaje que arrancó hace dos semanas. La vieja penitenciaría de Huelva es un escenario inédito en el cine en el que el director lebrijano vio un enorme potencial para rodar el 50% de su largometraje, basado en la novela homónima de Dulce Chacón. Una historia -producida por Maestranza Film y Mirada Sur- que se sumerge en la década de los cuarenta, en los primeros años de la posguerra, ambientada en una cárcel franquista de mujeres y en un mundo terrible de fusilamientos, torturas y hacinamiento (algunas prisiones diseñadas para 500 mujeres llegaron a albergar 10.000). En este contexto, la prisión de Huelva recrea el interior de la madrileña cárcel de Ventas, donde un grupo de mujeres hace de la prisión «una trinchera de lucha», dignidad y amor por las ideas.

¿Por qué la cárcel de Huelva? «Estuvimos mirando algunas cárceles que más o menos estuvieran desocupadas y que se pudiera rodar en ellas -responde Zambrano, en declaraciones a este periódico-. Encontramos tres o cuatro, pero la de Huelva nos encajaba porque es una cárcel que tiene un ambiente interno y unos espacios magníficos para rodar y que nos permitía todo tipo de trabajos. Además, nadie había rodado aquí antes y ésta es una cárcel que, aún estando en el centro está muy bien insonorizada y no entra ruido del exterior. Por supuesto, otra de las razones es que, al venir a rodar a Andalucía, sabemos que estamos jugando en casa y que vamos a tener un apoyo entusiasta por parte de Administraciones públicas, como la Junta de Andalucía, la Diputación, o el Ayuntamiento».

Las localizaciones, pues, se centrarán en el centro penitenciario, aunque también se rodará en el cementerio inglés. Este rodaje significará una inversión de dinero en la provincia de alrededor de 230.000 euros entre empleos directos e indirectos, y gastos en servicios auxiliares, según ha indicado la productora, que espera que la película -que se estrena a finales de otoño- sea uno de los tres films españoles con más repercusión este año. Trescientos figurantes onubenses participan en el proyecto. El filme cuenta con el apoyo de la Huelva Film Comission del Patronato Provincial de Turismo , el Ministerio de Cultura, Junta de Andalucía, Diputación de Huelva, TVE, Canal + y Canal Sur. Además, cuenta con la colaboración de la Penitenciaría de Huelva y su dirección, ya que varios reclusos están trabajando en el rodaje como estímulo en sus programas de reinserción.

Una experiencia extraordinaria que pronto dejará la cárcel de Isla Chica como una isla dentro de la isla, engrosando el catálogo de edificaciones históricas que deben recuperarse en Huelva para el uso ciudadano. Con sus cubiertas de teja vidriada, el aparejo de y cierta influencia de Frank Lloyd Wrhait en la composición de los huecos, arquitectónicamente se considera un conjunto de edificaciones muy interesante, al margen de su gran capacidad para albergar diversas actividades. Hace ya quince años que el Pleno del Ayuntamiento acordó por unanimidad pedir el edificio para rehabilitarlo para usos educativos y culturales, teniendo en cuenta el déficit dotacional de la masificada barriada. Después, en 2001, cuando esta cárcel ya estaba infrautilizada y albergaba sólo reclusos en régimen abierto, Isaías Pérez Saldaña, siendo consejero de Asuntos Sociales, reclamó este equipamiento para un centro de menores, pero el Gobierno central no admitió cesiones. Sólo permutas o ventas, ya que Instituciones Penitenciarias necesitaba este inmueble para amortizar la construcción de equipamientos pendientes.

Desde entonces, la antigua prisión ha entrado en la cruzada general del patrimonio en desuso, que ahora vuelve a retomar el Colegio de Arquitectos, proponiendo una rehabilitación estructural para que la construcción de Pérez Carasa se reencarne en Museo de Arte Moderno, espacio para recinto ferial, residencia de estudiantes universitarios o escuela de arte.

http://www.huelvainformacion.es/article/huelva/943159/una/carcel/cine.html