Una decena de personas con memoria amargan la noche a MartÃn Villa en Granada
Este martes 14 de Junio se concentraron frente a la puerta de la Fundación Euroárabe de Granada
La noche de este martes 14 de Junio, poco más de una decena de persona con memoria histórica, se concentraron frente a la puerta de la Fundación Euroárabe de Granada para recordar al señor Rodolfo MartÃn Villa su siniestro pasado como ministro del régimen postfranquista durante los años 1976 y 1979.
La noche de este martes 14 de Junio, poco más de una decena de persona con memoria histórica, se concentraron frente a la puerta de la Fundación Euroárabe de Granada, para recordar al señor Rodolfo MartÃn Villa, según las propias declaraciones de los presentes, todo el sufrimiento que causó, y toda la sangre que derramó durante su época como ministro del régimen postfranquista durante los años 1976 y 1979, años de terribles y dramáticos sucesos en las calles del estado español.
La concentración, que, según informaron los presentes, apenas pudo ser anunciada con un dÃa de antelación, y que fue convocada de manera espontánea por un grupos de ciudadanos y ciudadanas de la ciudad nazarà al tener constancia de la presencia del polÃtico ultraderechista en la misma, no contó con la masiva presencia que a los convocantes les hubiese gustado, pero no por ello perdió un ápice de su contenido reivindicativo, todo lo contrario.
La decena de personas presentes, aguardaron la llegada de MartÃn Villa desde una hora antes de que este hiciese acto de presencia en el lugar, donde, para más inri, debÃa impartir una conferencia sobre «transición democrática para Marruecos», en la cual dar lecciones a los dirigentes del paÃs vecino sobre cómo llevar a cabo una transición democrática, lo que los presentes interpretaron, según sus propias palabras, como «una auténtica broma de mal gusto», y una «humillación a la memoria de las vÃctimas», esto es, de los afectados por las acciones policiales a los mandos de este polÃtico español, que costaron varias decenas de muertos, y centenares de heridos, entre las muchas personas que por aquellos años salieron a las calles para pedir democracia y libertad.
Entre los presentes en la manifestación, se encontraba, según pudo saber este periodista, una persona que vivió en sus propias carnes los sucesos de Vitoria del año 1976, en los cuales fue herido de bala en una pierna por la policÃa que en aquel momento recibÃa órdenes de MartÃn Villa y Fraga, unos sangrientos sucesos que siguen impunes, y en lo cuales perdieron la vida cinco personas, y fueron heridas más de cien, unos sucesos tan aberrantes que hasta en las propias comunicaciones internas de la policÃa de la época, algunos de estos dejaron constancia de cómo no daban crédito a la masacre que ellos mismos estaban cometiendo: «esto es una masacre, hemos contribuido a la paliza más grande la historia», repetÃa uno de ellos una y otra vez, ante la impasividad y la conformidad de sus mandos: «sin duelo ninguno», les respondÃan estos animándoles a seguir disparando a sagre frÃa y matando gente. «Buen servicio», concluyeron.
Nunca nadie pagó por aquello, pese a que en cualquier estado civilizado y democrático, en cualquier estado de derecho, cuando menos, hubiesen sido juzgados los mandos y los responsables polÃticos de aquellos macabros hechos, uno de los cuales era el señor MartÃn Villa. Esta era una de las consignas que los presentes repetÃan una y otra vez cuando los viandantes preguntaban el porqué de la convocatoria. Justamente, a la llegada de MartÃn Villa al edificio, el primero en encararlo fue la persona que recibió aquel disparo de la policÃa en 1976 en Vitoria, recordándole su condición de vÃctima de todos aquellos hechos, algo que el polÃtico ultraderechista prefirió obviar, mientras la policÃa apartaba al manifestante del lado de MartÃn Villa. El resto de los presentes mostraron sus pancartas  y gritaron al unÃsono repetidamente «ni olvido, ni perdón»; unas pancartas en las que, según pudo ver este periodista, se hacÃa alusión a los diversos asesinatos policiales en los que estuvo implicado el gobierno del que formaba parte el señor MartÃn Villa, con especial mención a los andaluces Javier Verdejo y José Manuel Caparrós, y se pedÃa justicia para ellos y un proceso judicial para el responsable polÃtico de aquellos mandatos sangrientos.
Posteriormente, los concentrados estuvieron durante casi cuatro horas esperando la salida de MartÃn Villa del edificio donde habÃa impartido la bochornosa conferencia, mostrando sus carteles y pancartas, y dialogando con los viandantes, muchos de ellos turistas, que pasaban por allÃ. A pesar de que en ningún momento los manifestantes habÃan causando ningún incidente significativo, la policÃa, que casi superaba en número a los presentes, procedió a la identificación de todos ellos, al no existir un portavoz o responsable legal que pudiera hacerse cargo de la concentración, una identificación que fue llevada a cabo como «medida de precaución», según palabras del mando policial.
El punto álgido de la noche, no obstante, vino a la salida del señor MartÃn Villa del edificio, momento en que los presentes aprovecharon para volver a la carga y seguir recordando al polÃtico español su tenebroso pasado. MartÃn Villa, en un momento dado, trató de pararse a dialogar con los convocados, pero estos no permitieron en ningún momento que pudiese ser escuchado, en tanto que su objetivo allÃ, según dijeron, no era dialogar con el «responsable de tanta muerte y tanto sufrimiento», sino el, como decimos, recordarle su pasado, y hacerle ver que siguen existiendo personas que allà donde vaya no le dejarán tranquilo hasta que haya pagado por sus crÃmenes, y se haya hecho justicia con las vÃctimas.
Por otro lado, el señor MartÃn Villa, en una decisión del todo imprudente, en lugar de abandonar el edificio en un coche de la policÃa, o un taxi cualquiera, se decidió a salir caminando como si nada pasase y dirigirse de tal manera al lugar de la ciudad granadina donde estuviese hospedado, lo que los manifestantes aprovecharon, como era de esperar, para perseguirlo durante unos minutos por la calle diciéndole todo tipo de «verdades» a la cara, mostrando sus pancartas y carteles, y gritando contra la «impunidad en la que han podido vivir estos mandatarios de la mal llamada transición que tanto daño casuaron al pueblo, y tanta sagre inocente derramaron, o, cuando menos, consintieron derramar».
Finalmente, el señor MartÃn Villa, visiblemente amargado, furioso y enfadado, mandó a la policÃa identificar a uno de los presentes en el «escrache» (según definen los argentinos a estas acciones contra represores polÃticos), para, según la versión policial, proceder posteriormente a poner una denuncia por injurias y calumnias contra su persona, por el hecho de que el manifestante, supuestamente, le gritó varias veces a la cara que era un asesino, y el responsable de decenas de asesinatos. SÃ, como lo leen, MartÃn Villa denunciando a un manifestante por injurias y calumnias, a consecuencia de que tal manifestante le estaba recordando su pasado a la cara. Los presentes no daban crédito a la situación: el gato acusando al ratón de ser un cazador.
Otro de los presentes tuvo un pequeño altercado con una policÃa de paisano que acompañaba a modo de escolta a MartÃn Villa, cuando esta se acercó de manera agresiva a recriminarle lo que estaban haciendo, y el manifestante, sin saber que era policÃa, pues en ningún momento la agente se habÃa identificado como tal, respondió también con algunos gritos, lo que esta usó para que otro de los policÃas presentes tomase los datos del primero, con la intención de proceder a cursar una denuncia contra el mismo por haberse comportado de manera agresiva con la agente policial. El manifestante se negó a ser identificado mientras no tuvo conocimiento de que la persona a la que se habÃa enfretando verbalmente era policÃa, sabido lo cual no tuvo problema en entregar su documentación al agente, y evitar asà ser llevado a comisarÃa para ser allà identificado por las fuerzas policiales.
Tras todos estos sucesos, los presentes se mostraron orgullosos y contentos de «haberle amargado la noche al respresor franquista», y de «haber honrado la memoria de sus vÃctimas», y finalmente se disolvieron con el deseo de que lo ocurrido anoche en Granada «se vuelva a repetir en cada ciudad del estado español donde MartÃn Villa haga acto de presencia», y, eso sÃ, con la preocupación por lo que le pueda pasar al manifestante que ha sido amenazado con ser denunciado por MartÃn Villa, además de asqueados, según dijeron, de que en este estado «los asesinos fascistas den conferencias sobre democracia, y se paseen libremente por las calles, mientras quienes venimos a recordales sus crÃmenes, acabemos siempre con multas y represión». Una injusticia, otra más.
Periodista granadino.
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