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Carta pública al Sr. José Bono Martínez

Carlota Leret O'Neill. Despage, | 2 agosto 2011

Su discurso, señor Bono, no encarna los valores de la democracia y del respeto a los derechos humanos

 

Carlota Leret O’Neill, hija de Virgilio Leret comandante de la Segunda República, fusilado y desaparecido por el franquismo y de Carlota O’Neill escritora y exilada del régimen de terror del general Franco, nos solicita la publicación de una Carta a José Bono, Presidente del Congreso de Diputados, con ocasión de la intervención de éste en el 75 aniversario del Golpe de Estado fascista contra la Segunda República. No sólo publicamos su carta sino que estamos en absoluta sintonía con el contenido de la misma:

 

 

Carta pública al Sr. José Bono Martínez

Presidente del Congreso de los Diputados

Sr Bono:

En el año 2006, el Parlamento Europeo condenó el golpe de Estado de Francisco Franco, destacando la dimensión europea de la guerra civil que desató esa asonada golpista, como un ensayo de la Segunda Guerra Mundial. En su resolución, el Parlamento Europeo condenó, igualmente, la dictadura inaugurada por Franco en España. Para no repetir los errores del pasado, se acordó «condenar críticamente a sus responsables, rendir homenaje a sus víctimas y reconocer a los que combatieron por la democracia, padecieron persecución e impulsaron el retorno de España a Europa como nuestra patria común.» No podía esperarse otra cosa de una institución que tiene como punto de referencia a una sociedad democrática, respetuosa de los derechos humanos, que abomina de la impunidad como sistema, y que rechaza el olvido como parapeto de los cómplices de esas atrocidades.

El 18 de julio pasado, al cumplirse el 75 aniversario del golpe de Estado, haciendo uso de la tribuna que Ud. ostenta como diputado del PSOE y como presidente del Parlamento Español, pronunció un discurso en el cual, cuidadosamente, omitió condenar el golpe de Estado de 1936, y tampoco pidió perdón a las víctimas del genocidio franquista, como una forma de reparación simbólica que muchas de las víctimas todavía estamos esperando. En su discurso, tampoco reivindicó la democracia como la única forma civilizada de hacer política, y el respeto a la dignidad humana como uno de los valores consagrados por la actual Constitución. Todo lo contrario; en forma insólita, Ud. colocó en el mismo nivel moral y político a aquellos que permanecieron fieles a la legalidad y a la voluntad popular expresada en las urnas, con aquellos que fueron autores de crímenes de rebelión militar, genocidio, tortura, desapariciones forzadas, y crímenes contra la humanidad.

Cuando acabó la guerra, los vencedores utilizaron todos los recursos del Estado para localizar, identificar y reparar a las víctimas de la parte vencedora. Para los vencidos hubo la Ley de Responsabilidades Políticas, la Causa General, el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo, los campos de concentración, las prisiones, el exilio, y una persecución implacable para aquellos que permanecieron en España. Los hijos y nietos de los vencedores utilizaron la nueva Constitución como mecanismo para perpetuar sus privilegios, y para impedir que se hiciera justicia; sistemáticamente, con el pretexto del perdón y la reconciliación, se han negado a reivindicar la memoria de las víctimas. 36 años después de la muerte del dictador, como «una gran concesión», se ha aprobado una Ley de la Memoria Histórica, que es lo que permite que España siga invadida de placas y monumentos en recuerdo a «Los Caídos por Dios y por España», y a aquellos que se beneficiaron con los años del terror impuesto por la dictadura.

Su discurso, señor Bono, no encarna los valores de la democracia y del respeto a los derechos humanos. Muy por el contrario, ese discurso atenta gravemente contra el honor de las víctimas del terror fascista. Usted pretende que los familiares de las víctimas de la dictadura renunciemos a la verdad, renunciemos a la recuperación de los restos de nuestros seres queridos, aceptemos las sentencias de los tribunales franquistas, declinemos en nuestro afán por obtener que se reivindique la memoria de quienes murieron defendiendo la Constitución y el Estado de Derecho, y continuemos disimulando nuestro dolor y sufrimiento.

Usted, señor Bono, nuevamente ha humillado a las víctimas de la dictadura. A su condena a muerte les añade usted la condena al olvido. Como producto de un pacto de silencio inaceptable en cualquier sociedad democrática, España sigue estando en deuda con la justicia, la verdad, y la memoria de las víctimas de esos grupos sediciosos. Y, a pesar de militar en las filas del PSOE, con su conducta de ayer y de hoy, Ud. está demostrando ser cómplice de los hijos y nietos de los dictadores. Allá Ud. con su estatura moral y con su falta de principios y de coherencia política. Pero no pretenda sugerir que el tipo de sociedad que Ud. dibuja en su discurso sea una sociedad democrática, respetuosa de la dignidad humana.

Carlota Leret O’Neill

Dirección electrónica: carlotaleret@cantv.net

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