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«Se tiene una imagen muy peliculera de los fusilamientos de la Guerra Civil, y no es así»

Aragón Digital, 26/8/2011 | 27 agosto 2011

Entrevista al arqueólogo Javier Navarro

 

Un aprendiz de todo y un hombre muy curioso. Así se describe el arqueólogo Javier Navarro, que ha intervenido a lo largo de su carrera profesional en la localización y excavación de todo tipo de enterramientos. Y es que más de 25 años de profesión han llevado a Navarro a descubrir desde necrópolis romanas hasta fosas de la Guerra Civil.

Zaragoza.- Revivir la memoria, desvelar el pasado y descubrir toda la información posible que se esconde en fosas y yacimientos es el principal objetivo de los arqueólogos, y, en consecuencia, de personas como el aragonés Javier Navarro.

La excavación de seis fosas de la Guerra Civil en Aragón, la colaboración en la localización de la fosa en la que podría estar enterrado Federico García Lorca o la intervención en una necrópolis medieval de más de 180 tumbas en Lérida son sólo algunos de los proyectos en los que ha trabajado Navarro. Después de una extensa carrera en el mundo de la historia, Navarro todavía tiene muchos retos que cumplir.

Pregunta.- La excavación de fosas de la Guerra Civil es uno de los aspectos más destacados de su carrera profesional. ¿Cómo llegó a especializarse en este tema?

Respuesta.- Fundamentalmente por la práctica. A lo largo de mi actividad profesional he intervenido en megalitismo, en necrópolis romanas, en necrópolis medievales, cristianas y musulmanas y en diversos tipos de enterramientos. Por ello, con la implantación de la Ley de Memoria Histórica me empezaron a llegar encargos para intervenir en la localización y excavación de fosas de la Guerra Civil.

P.- El primer encargo de este tipo fue para localizar varias fosas en Agüero, Huesca. ¿Cómo fue esta primera intervención?

R.- Fue complicada porque las fosas que no han sido debidamente señalizadas son difíciles de localizar, sobre todo porque fueron excavadas en tierras de labor que luego fueron cultivadas y, en consecuencia, desaparecieron las evidencias superficiales que había en el terreno de que podría haber una fosa.

Además, las familias conservaban en el recuerdo que la fosa estaba a cinco metros de la carretera, pero no estaba ahí. Por ello tuvimos que llevar a cabo varias actuaciones hasta que conseguimos localizar la fosa después de varios intentos fallidos. La experiencia que yo tengo es que después de más de 70 años la memoria humana falla bastante, por lo que cuando tienes que localizar una fosa que sólo se mantiene en el recuerdo de los familiares el margen de error es tremendo. Pero nunca puedes abandonar la búsqueda si los primeros resultados son negativos.

Una de las fosas localizadas y excavadas en Murillo de Gallego

P.- ¿Cuál es el proceso que se sigue en la localización de una fosa?

R.- Ahora hemos llegado a un método bastante correcto y riguroso. Cuando es un terreno pequeño, basta hacer varios sondeos de poca penetración y un análisis pormenorizado de la superficie para detectar si hay, o no, una fosa. Ahora ya no es necesario excavar dos metros de profundidad para localizar una fosa.

Hay veces que la localización se complica porque en algunas fosas de la Guerra Civil mucha gente que ha querido intervenir, con buena voluntad pero sin conocimientos ni experiencia, y están haciendo auténticos destrozos. Es muy importante excavar con rigor para obtener datos que si no se perderían.

P.- ¿Podría poner un ejemplo de la información que se pierde cuando no se excava con cuidado?

R.- Por ejemplo, en la Guerra Civil se dieron muchos casos de tortura previos a la muerte o asesinato de las personas. Se tiene una imagen de los fusilamientos muy peliculera y no es así, ya que la mayoría de las veces los ejecutores tiraban a las personas al suelo, les ponían de rodillas, los golpeaban con las culatas de los fusiles e incluso a veces los enterraban vivos.

Si te rompen un brazo de un culatazo, el dolor produce un espasmo muscular y los huesos se montan uno encima de otro, lo que queda reflejado en el cadáver. Si eso lo excavas sin cuidado vas a encontrar un hueso largo roto, sin más, pero si lo excavas con cuidado puedes comprobar si una fractura es postmorten o premortem, por lo que luego ya puedes interpretar lo que ha ocurrido.

P.- ¿Y qué se hace con los huesos que se encuentran en una fosa?

R.- Para la excavación de una fosa de la Guerra Civil hay que contar con unos permisos administrativos que en Aragón dependen de la Dirección General de Patrimonio. Hay un proceso administrativo que hay que cumplir y que está muy bien regulado.

Una vez localizada y excavada, los restos de la fosa se estudian tanto antropológica como genéticamente. Cuando se identifican los huesos, los restos se entregan a los familiares y ellos deciden dónde enterrar a sus seres queridos. Si no se sabe de quién son los restos, éstos se tienen que enterrar en el cementerio del municipio en el que se encuentra la fosa.

P.- Aparte de los huesos, ¿suele aparecer algún objeto personal en las fosas?

R.- Muchos objetos personales como las albarcas de goma suelen mantenerse. Los metales se oxidan y la tela desaparece, pero hay veces que se da una situación curiosa. Si hay un metal en contacto con una tela y con el cadáver, el óxido de la moneda actúa como un antiséptico que evita que las bacterias de la descomposición actúen sobre ese trozo de tela. Por ello es frecuente encontrarse un trozo de bolsillo donde había una moneda.

P.- Y hablando de restos, en el caso de los que se han encontrado en Zaragoza durante las obras del tranvía, ¿cree como arqueólogo que las cosas se han hecho bien?

R.- Creo que en este momento se podría estudiar un sustrato arqueológico de Zaragoza que durante al menos una generación no va a poder ser estudiado, ya que va a quedar sellado por una obra. Tengo que confiar en que se están haciendo las cosas bien pero como profesional creo que se está perdiendo la oportunidad de haber hecho, con tiempo, una intervención más extensa y profunda y un estudio en detalle.

P.- Usted también ha colaborado en la localización del posible lugar en el que podría estar enterrado el poeta Federico García Lorca. ¿Cómo se ha sentido participando en un estudio de esta magnitud?

R.- Es un tema que me llamó la atención y que me parece un auténtico reto. Miguel Caballero es un investigador que lleva años estudiando sobre Lorca con fuentes fiables y el lugar donde cree que Lorca fue fusilado reúne las condiciones necesarias para que la fosa se encuentre allí. Pero no se sabe si la fosa está o no está.

Los restos se entregan a los familiares y ellos deciden dónde enterrarlos

La intervención para salir de dudas es mínima, sin mucha agresión al terreno y que se podría finalizar en dos o tres días. Yo creo que es un tema importante que debería seguir adelante, pero la familia es otro tema aparte. Como ciudadano pienso que Lorca es patrimonio universal y como historiador me interesaría completar el periplo de esta persona.

P.- ¿Qué proyectos tiene en mente Javier Navarro?

R.- Mi proyecto estrella pendiente es la búsqueda de los restos de los marines españoles muertos en un combate naval en Cuba. También hay otro tema en Santiago de Cuba, cuando en 1898, el 1 de julio, España se enfrentó a los americanos en una relación de uno a seis.

En esta ocasión el ejército español tuvo una de sus intervenciones más heroicas, pero en los combates cayeron muchos soldados cuyos cuerpos quedaron en trincheras que están todavía por estudiar. La Universidad de Nebraska me ha ofrecido hacer un trabajo conjunto sobre estos combates y contar también con la colaboración de Cuba, ya que los cubanos ayudaron a los españoles.

Sería bonito que técnicos de las tres naciones, 150 años después de la batalla, colaboráramos en el estudio de los combates. Es un proyecto que puede llegar a tener lugar, pero hay que ir trabajando en él poco a poco.

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