Cien niños robados en Madrid fueron dados en adopción en Valencia entre los años 60 y 90
Los afectados por adopciones irregulares revelan la existencia de tramas organizadas en toda España
Las redes de tráfico de bebés operaban desde la capital hacia Valencia y l’Horta – Otra vÃa unÃa el PaÃs Vasco y Navarra con Sagunt –
J. M. VIGARA VALENCIA Unos cien niños robados en clÃnicas de Madrid entre los años 60 y los 90 fueron trasladados a Valencia para ser entregados en adopción, según los testimonios de personas pertenecientes a la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir), que ayer celebró en la sede de CCOO-PV de la capital valenciana una reunión informativa. En este encuentro se tomó el ADN a medio centenar de socios de Anadir, que voluntariamente accedieron a ello, para incluir los datos en un banco, que permitirá cruzarlos con los de toda España, para utilizarlos como prueba en futuros procesos judiciales o bien para buscar a sus familiares.
Tal como confirmó a Levante-EMV, la coordinadora de Anadir para la Comunitat Valenciana y Murcia, Susy Cabrerizo, esta entidad tiene los contactos de al menos 140 afectados en territorio autonómico. Sin embargo, el número total es mayor puesto que según uno de los abogados de Anadir, Miguel GarcÃa, en España, se han registrado 300.000 casos de bebés robados, desde mediados de los 60 a mediados de los 90. Asimismo, la asociación, presidida por Antonio Barroso, agrupa a 1.800 afectados.
A preguntas de Levante-EMV, Susy Cabrerizo señaló que existÃan unas rutas estables en el tráfico ilegal de niños. «Una que unÃa Madrid con Valencia», señaló, y otra que operaba, «desde el Norte, PaÃs Vasco y Navarra, a las Casas Cuna de Valencia y de Sagunt». Las clÃnicas San Ramón, la Maternidad de O’Donell y Francisco Franco -hoy Gregorio Marañón- son algunos de los centros madrileños de donde provenÃan los neonatos robados.
Por ejemplo, Rodolfo Iglesias, vecino de Dénia, cuenta que su hijo nació en Madrid en 1980, en el Materno-Infantil de O’Donell. «A mi mujer -recuerda- nada más nacer, le quitaron al niño, lo taparon con una sábana y ni siquiera se lo dejaron ver». Se lo llevaron para intervenirlo de una hernia de hiato y lo ingresaron apartado de la madre. El mismo dÃa que a su esposa le dieron el alta, «nos llamaron para decirnos que fuéramos rápidamente al hospital porque nuestro hijo habÃa empeorado». Al llegar a la clÃnica, añade, «nos comunicaron que habÃa muerto». «A mà -dice- nunca me cuadró cómo sucedieron los hechos. Por ejemplo, a mi mujer le enseñaron un bebé entubado y cuando yo lo vi por primera vez, no tenÃa nada». Con el paso de los años, han pedido documentación, «y de mi mujer sà habÃa informe, pero del niño no habÃa ninguna constancia».
Rodolfo Iglesias afirma que conoce varios casos de niños captados en Madrid y vendidos en Valencia, hijos adoptados que buscan a sus progenitores biológicos. «Calculo que hay más de cien bebés -señala-, en particular en Albal, un caso muy paradigmático».
Efectivamente l’Horta Sud era el destino de un buen número de los pequeños robados en la ClÃnica San Ramón. Se sabe que hasta una decena de matrimonios de Albal que no podÃan tener hijos fueron a Madrid en los años 70 y 80 para adoptar a un pequeño. Los niños acabaron en Albal y también en Picassent, Silla y Catarroja.
Tramas organizadas
Los servicios jurÃdicos de Anadir tratan de reunir pruebas suficientes para poder llevar ante los tribunales causas que no sean sobreseÃdas a las primeras de cambio. El letrado Miguel GarcÃa declara que hay indicios suficientes para afirmar que operaron una serie de «tramas organizadas en las distintas provincias de España».
Su forma de actuar fue similar siempre. «Raptaban a los recién nacidos -concluye- con engaños o mentiras a sus padres, y posteriormente traficaban con los niños,que eran vendidos a terceros».
Critican «el archivo masivo» de denuncias
El presidente de Anadir, Antonio Barroso, alertó ayer en Valencia de la indefensión en que se encuentran estas personas y exigió a la administración que les ayude a hacer justicia. Por ello, anunció que el próximo 27 de enero van a realizar una manifestación de protesta ante la FiscalÃa General del Estado en Madrid, «por el rechazo masivo de decenas de denuncias interpuestas por niños robados en las fiscalÃas provinciales», que han sido descartadas o sobreseÃdas. Los fiscales -y los pocos jueces que han visto estos casos-argumentan que estos delitos, por haber pasado ya tantos años, han prescrito, o simplemente no se podrán resolver debido a la dificultad de encontrar testigos, documentos o incluso a los culpables, después de varias décadas. Anadir orienta a las familias para que sepan qué pasos han de seguir si quieren comenzar la búsqueda y también las forman para documentar sus casos debidamente antes de llevarlos ante la Justicia.
TESTIMONIOS
Rafael Alcayde y su mujer Dolores Herrera, de San Marcelino, no tienen dudas sobre lo ocurrido con su hijo. «Dijeron que se lo llevaban a la incubadora, pero en realidad, en el rato que nos dormimos, vinieron a cambiárnoslo por otro muerto». Según cuentan, «fue en 1976, en el Hospital Virgen del Consuelo, y el fallecimiento no consta ni en este centro hospitalario ni tampoco en el cementerio general». Por eso, «estoy segura de que me lo robaron», añade Dolores. j. m. v. valencia
Consuelo MartÃnez-Dumas Marco, de 85 años y vecina de Valencia, accedió ayer a hacerse la prueba de ADN para saber si su hija, MarÃa Micaela, que tendrÃa 46 años hoy, aún vive. «La niña nació muy bien -relata- en el Hospital de La Salud pero insistieron en llevarla al Hospital General Sanjurjo». Al otro dÃa, enfatiza, «cuando fue mi marido a verla, dijeron que habÃa muerto y se la devolvieron envuelta en algodón hasta los ojos. Pienso que me la quitaron», dice. j. m. v. valencia
Fernando G., de 31 años, desvela que sus padres adoptivos le contaron hace tiempo que en abril de1980 «cuando vivÃan en Port de Sagunt, fueron a recogerme a un convento que habÃa en Pamplona». Una monja, subraya, «me escondió recién nacido, entre su hábito y una gabardina, y me entregó a mis padres adoptivos dentro de su propio coche». Antes, «tuvieron que pagar un dinero para la adopción», explica. Ahora, «quiero encontrar a mi madre biológica». j. m. v. valencia