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Albacete, Babel de la Guerra Civil

La Verdad.es, 02.10.11 | 3 octubre 2011

El viernes día 14 se cumplen 75 años de la llegada a Albacete de las Brigadas Internacionales

 

SÁNCHEZ DE LA ROSA |

El viernes día 14 se cumplen 75 años de la llegada a Albacete de las Brigadas Internacionales con voluntarios que convirtieron la ciudad en una ‘Babel de la Mancha’, que así tituló un artículo un periódico de la época. El profesor Manuel Requena Gallego, director del Centro de Estudio y Documentación de las Brigadas, ha explicado en un ensayo el proceso de su creación. «La España republicana -escribe- se había convertido en julio de 1936 en un espacio donde se resolvía un conflicto en el que se enfrentaban las fuerzas democráticas con las autoritarias-fascistas. Se apreciaba una estrecha relación entre la crisis española y la general que padecía Europa entre guerras. Ante ello, la Comintern, con el apoyo de Stalin, decidió en septiembre de 1936 la creación de las Brigadas Internacionales y organizó el reclutamiento de los voluntarios, encauzando las simpatías de muchos regímenes democráticos del mundo hacia la Segunda República española. Estos constituyeron un ejército internacional, único en la historia por su número y su carácter voluntario, no mercenario, que combatió como fuerza de choque en la mayoría de las batallas de la guerra civil española. Procedían de más de 50 países y contribuyeron a la defensa de la Segunda República, no sólo en el aspecto militar, sino también como un ejemplo de solidaridad internacional.

La evolución

Sin embargo, la evolución negativa de la guerra para los republicanos y el desinterés mostrado por la URSS, que, en vista del incremento de la tensión internacional había decidido desde agosto de 1938 ir retirando sus asesores de España y reduciendo su compromiso militar, llevó al presidente del gobierno republicano, el socialista Juan Negrín, a anunciar por sorpresa en Ginebra, el 21 de septiembre de 1938, ante la Asamblea anual de la Sociedad de Naciones, la retirada unilateral de los combatientes extranjeros en las filas republicanas. Con ello pretendía mostrar ante la opinión pública su buena voluntad al prescindir de la ayuda internacional, con la esperanza de forzar al enemigo a imitar esa conducta que le llevase a excluir el amplio número de tropas italianas y alemanas que colaboraban con Franco. Sin embargo, las expectativas del gobierno republicano quedaron frustradas, ya que la ayuda a Franco continuo».

A Albacete vino una primera expedición de 500 voluntarios en tren y en camiones y su aparición fue un verdadero impacto social y logístico, que complicó la necesidad de alojarlos, descartada la exigua hostelería local, obligando a la ocupación de edificios públicos. De la recepción de este aluvión humano se hizo cargo Luigi Longo, dirigente comunista italiano que se hacía llamar ‘Gallo’. Según el historiador Andréu Castells, llegaron a participar en la contienda hasta su marcha en 1938 un total de 59.380 brigadistas extranjeros, de los cuales murieron más de 15.000; destaca que no sobrepasaron 20.000 los presentes en los frentes en cada período de la guerra. La nacionalidad más numerosa fue la francesa, con una cifra cercana a los 10.000 voluntarios, parte de ellos de la zona de París. La mayoría no eran soldados, sino trabajadores reclutados voluntariamente por la Comintern o veteranos de la primera guerra mundial.

Albacete vivió esta experiencia en circunstancias muy críticas, con graves incidentes que implicaron al máximo responsable de los internacionales, André Marty, enfrentado desde el principio con el gobernador Justo Martínez Amutio, que no pudo impedir dramáticos sucesos, como el registrado en la finca de Pozo Rubio entre representantes políticos que le valieron al militar francés el apelativo de ‘Carnicero de Albacete’.

La presentación de los brigadistas en la capital tuvo lugar la tarde del día 14 de octubre en un acto oficial celebrado en el entonces llamado Parque de Canalejas, su nombre primitivo. Era miércoles y amaneció lluvioso, con un aguacero que se mantuvo todo el día y que deslució el protocolo. La presencia de la tropa no era muy estética que digamos, con voluntarios vistiendo un heterogéneo conjunto de indumentarias y uniformes y dando muestras de un gran cansancio después del viaje de horas atrás. Pronunciaron discursos varios personajes, entre ellos el comandante Barneto, del 5 Regimiento, quien habló en nombre de la comisión organizadora: el general Martínez Monje y el gobernador civil. Una banda tocó la Marsellesa, también el himno nacional -que entonces era el de Riego- y la Internacional, y a continuación hubo un desfile de los brigadistas por las calles céntricas, muy concurridas por un público curioso sorprendido por el espectáculo.

La presencia de los extranjeros en Albacete puso patas arriba la ciudad. Instalados en centros oficiales, colegios y otros edificios, como la plaza de toros, que sufrió grandes destrozos al usar los ocupantes puertas, barreras y burladeros como leña durante los dos inviernos que soportaron en el recinto. Contingentes de los diversos batallones creados se enviaron a varios pueblos de la provincia, entre ellos Madrigueras, Mahora, La Roda y Tarazona de la Mancha, junto a otros enclaves próximos. En ellos recibieron adiestramiento los voluntarios, antes de marchar a distintos frentes y protagonizar batallas históricas, entre ellas las de Madrid, Belchite, Guadalajara, Teruel y del Ebro.

Acabar con la contienda

Como indica Manuel Requena, durante 1938 se registraron intentos para poner fin a la guerra civil desde los organismos internacionales, como la Sociedad de Naciones, ante el evidente fracaso del Comité de No Intervención para detener el conflicto. Tras la grave derrota sufrida en abril en la ofensiva de Aragón, la República era consciente de su debilidad, y Juan Negrín apostó por un proceso de pacificación en la forma ya descrita, dando a conocer en mayo un posible acuerdo basado en trece puntos ante la opinión pública internacional, entre los que se incluía la retirada de todas las fuerzas compuestas por extranjeros. El 23 de septiembre fue el ultimo día de combate, y el 27 de octubre los internacionales del Ejército del Centro y de Levante fueron reagrupados en Valencia. Al día siguiente los brigadistas de Cataluña se reunieron en Barcelona para recibir un cálido homenaje de despedida presidido por Companys, Azaña y Negrín.

La Universidad regional, no quiso ser ajena al protagonismo de Albacete como ombligo de un movimiento de dimensiones internacionales en la guerra civil, y en 2003 el campus reconoció el Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales creado en Albacete el 10 de julio de 1998 a través un Convenio de Colaboración firmado por la Consejería de Educación y Cultura y la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales . En él se depositó todo el material referente a las Brigadas obtenido como resultado de convenios internacionales, donaciones de los brigadistas y sus familiares o proyectos de recuperación testimonial desarrollados por la Asociación.

Setenta y cinco años después de la irrupción de las Brigadas en el Albacete que las acogió, la efeméride reviste un carácter histórico que por cierto ha sido objeto de estudios, polémicas y controversias, con una bibliografía mundial que integra las aportaciones del más variado carácter, además del valioso criterio de sus testigos directos.

http://www.laverdad.es/albacete/v/20111002/albacete/albacete-babel-guerra-civil-20111002.html