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Cierre del duelo 67 años después del funeral

Juanmi Armuña. El Faro Digital, 02-10-2011 | 3 octubre 2011

Batiste García a diferencia de miles de personas, no fue fusilado, sino que falleció tras once días de agonía por una brutal agresión de un militar

 

 

La familia de Batiste García Sales pudo cerrar el pasado viernes el duelo. Y lo hizo en un emotivo acto que tuvo lugar en el cementerio de Santa Catalina. Allí, una quincena de familiares le rindió un homenaje muy valenciano.

Frente a la lápida situada al pie del osario se ubicaban sus familiares y mientras el sonido de un flamenco valenciano salía de una grabadora-cassete uno de sus sobrinos depositaba en el osario un saquito de tierra del huerto de la casa en la que vivió antes de dejar Foios para cumplir el servicio militar en Ceuta.

Aquella casa había sido siempre la casa de Batiste, y en ella aún hay una fotografía suya. “La foto lleva ahí toda la vida. El tío Batiste es como un familiar más en casa”, comentaba emocionada una de sus sobrinas.

El cementerio de Santa Catalina siempre guardará su nombre por partida doble: una en el mausoleo por las víctimas republicanas y otra a los pies del osario, donde, además, hay una foto suya.

La consecución de la suma del nombre en el monumento de la fosa común se debe a la petición de la familia, que hacía poco había conocido la verdad de la historia.

La realidad de los hechos se conoció cuando Matías Gimeno, su compañero en la mili, contó toda la verdad de un caso en el que Vicent García Devís, uno de los sobrinos de Batiste, había comenzado a indagar hace tiempo.

Una vez añadido el nombre en una lápida de la fosa común, la familia viajó a la ciudad, este fin de semana, para poner una pequeña lápida con su nombre y foto a los pies del osario, eso sí, con 15 rosas que simbolizan la plenitud de la juventud.

Charo Palau García, una de sus sobrinas, decía sentirse “privilegiada” por haber estado en el acto que tuvo lugar en el cementerio, y se sentía representante de los familiares que no habían podido ir.

Al acto también asistieron Matías Alonso, del Grupo de Recuperación de Memoria Histórica de la Fundació Societat i Progrés, y el historiador ceutí Francisco Sánchez Montoya, quien ha acompañado a la familia durante el proceso, facilitándole gestiones para lograr su objetivo.

La intención de Alonso en su visita a Ceuta era comprobar si se podían recuperar los restos, o parte de ellos, de Batista para llevarlos a Foios. La dificultad de recuperarlos la sabía Alonso debido a que en el osario hay unos 5.000 restos. Finalmente pudo ver que no se podrán recuperar. “Nos hemos hecho a la idea de que los hemos incinerado en Ceuta”, afirmó Vicent García Devís.

Así, la familia de Batiste ponía fin a una lucha en el proceso de restitución de la verdad en este caso que le ha llevado años y que ha sido lideraba por Vicent García Devís. “Hemos cerrado el duelo sin autoridades militares ni políticas”, concluyó.

El caso Batiste

La historia de Batiste no es una más del franquismo. Él, a diferencia de miles de personas, no fue fusilado, sino que falleció tras once días de agonía por una brutal agresión de un militar, el brigada Tejido. A su familia le habían dicho que había fallecido como consecuencia de una peritonitis derivada de una apendicitis.

La historia real la contó  su compañero Matías Gimeno 67 años después de los hechos -ahora tiene 88-. Todo sucedió el 18 de septiembre de 1944, cuando Batiste cometió el error de confundir el paso en la instrucción que se realizaba en la explanada del puerto ceutí con unos 200 soldados. Batiste iba en la fila del medio, delante de Matías, cuando se equivocó en el paso y pisó al de delante. Entonces, el brigada Tejido lo sacó de la fila, lo puso firme y le golpeó en la cabeza, empezando a echar sangre por la boca y los oídos. Al parecer le reventó el tímpano.

Tras once días de agonía en la cama número 83 del hospital militar, falleció. Durante este tiempo en el que se debatía entre la vida y la muerte, Matías lo estuvo visitando. El día en que falleció recibió un recado del hospital en el que se le instaba a visitarlo debido a que estaba “muy malito”, tal y como relató a ‘El País’. A los familiares se les recomendó que no fueran a verlo y los compañeros pasaron la gorra para pagar un nicho en el cementerio de Santa Catalina, nicho que cinco años después, sin aviso alguno, fue exhumado y sus restos trasladados a una fosa común.

Matías no sólo le acompañó hasta el último suspiro, sino también después de su muerte continuó colaborando con la familia para que, por ejemplo, pudieran recibir sus pertenencias para tener un recuerdo. Así, vació su taquilla, lo metió todo en una mochila y tras tres casi interminables días de viaje -tal y como dice Vicent García Devís, llegar en aquel momento a Ceuta era como viajar hoy a Birmania- llegó a su pueblo y entregó sus cosas a su madre. Entre el contenido de la bolsa había una pluma estilográfica con la que había escrito la dedicatoria de la fotografía que hoy continúa en la casa familiar.

En el interior de la vivienda, Matías pudo conocer aún mejor la vida de Batiste, como por ejemplo que hacía muy poco había discutido con su novia, una chica de Massalfassar.

El tiempo también ha podido certificar algo que ya decían sus compañeros de la mili, que era muy buena persona, ya que 67 años después de su muerte su familia se une para recordarle y para cerrar así una historia en la que han estado engañados y en la que la familia rehuía de la verdad porque no podía hacer nada debido a las enormes dificultades de la época. La familia no pudo hacer otra cosa que quedarse con la versión oficial, que era la más feliz, hasta que los jóvenes retomaron el caso, con la ayuda también de Internet, hasta que se ha dado a conocer la verdad de toda la historia. Una forma de hacer justicia, aunque haya sido 67 años después.

Batiste había trabajado un tiempo en FEVE

Batiste estuvo un tiempo antes de marcharse a hacer el servicio militar trabajando en Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE), además de ayudar a sus hermanos en las labores del campo. Vicent García Devís muestra en la imagen un talonario que demuestra que trabajaba en  los ferrocarriles. Entre otras muchas virtudes, era muy trabajador.

15 rosas rojas, la plenitud de la juventud

El joven Batiste falleció cuando tenía 22 años. Por ello, los familiares depositaron junto a la lápida que se sitúa a los pies del osario quince rosas rojas que simbolizan la plenitud de la juventud.

La jornada del pasado viernes fue inolvidable para la familia de Batiste, ya que pudo cerrar una herida muy profunda que atacó al corazón de esta familia valenciana hace ahora 67 años. Tras la investigación, la familia sospecha que en las mismas circunstancias que falleció Batiste también lo pudo hacer José Joaniquet Badía. El caso es muy parecido.

La familia se interesó por la historia de Sánchez-Prado

La familia de Batiste se interesó por la historia de Sánchez-Prado y atendió a las explicaciones del historiador Francisco Sánchez Montoya, que ha colaborado en la investigación de la familia de Batiste. Sánchez dijo que el alcalde republicano, aunque le habían advertido de lo que iba a suceder, prefirió quedarse junto a su pueblo. Así, lo detuvieron y lo fusilaron. El historiador ha elaborado un documental de una hora de duración y un libro de unas 300 páginas con unas 150 imágenes entre fotos y documentos del biografiado. Dicho trabajo será presentado el lunes día 28 de noviembre en el salón de actos del Palacio Autonómico.

Matías Gimeno contó toda la verdad

Matías Gimeno Orts contó toda la verdad, algo que ya sospechaba la familia de Batiste ya que sabía que le habían contado muchas mentiras. Fueron compañeros en la mili y tuvieron que soportar insultos de los mandos. A los valencianos les llamaban “rojos de mierda” debido a que Valencia se le había atragantado a Franco. Además, había sido capital de la República entre noviembre de 1936 y octubre de 1937. En la imagen, de Jesús Ciscar, Matías, rodeado de familiares de Batiste, sostiene la foto de la víctima a la derecha y la suya a la izquierda.

Tierra del huerto y un flamenco valenciano

Miguel García Devís, uno de los sobrinos de Batiste, depositó ayer en el osario un saquito de tierra del huerto de la casa donde siempre vivió su tío.

Fue un momento emocionante, ya que los sobrinos de Batiste estaban abajo mirando cómo se desarrollaba el acto mientras escuchaban un flamenco valenciano. Los familiares han estado luchando sin odio ni enfrentamiento para cerrar esta herida y poder descansar. Por fin lo consiguieron.

http://www.elfarodigital.es/ceuta/sociedad/67167-cierre-del-duelo-67-anos-despues-del-funeral-.html