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Las peripecias del busto de Azaña

Nuevatribuna.es, | 26 diciembre 2011

El busto del último presidente de la República se dio la semana pasada un «garbeo» por las dependencias parlamentarias

 

El busto del último presidente de la República estará en vestíbulo principal del Congreso en la solemne sesión de apertura de la legislatura que se celebra este martes.

El busto del último presidente de la República, Manuel Azaña, que el Congreso situó a finales de noviembre en el vestíbulo principal del Palacio de las Cortes, se dio la semana pasada un «garbeo» por las dependencias parlamentarias, víctima de una pintoresca peripecia acompañada de polémica política.

Los cerca de 400 kilos que pesan la efigie y su peana no han sido impedimento para que la obra viajara desde su ubicación en una sala donde se enfrentaba «cara a cara» a otra escultura de Isabel II, hasta otro vestíbulo, el de un edificio anexo al Palacio de las Cortes, para después volver a su emplazamiento original.

Su traslado obedeció a una decisión adoptada exclusivamente por los servicios técnicos del Congreso. Se trataba, tal y como se hace siempre, de despejar de mobiliario el vestíbulo de Isabel II ante la solemne sesión de apertura de la legislatura, que se celebra este martes, con asistencia de los reyes y de las altas autoridades institucionales.

Pero al tener conocimiento del cambio, el PSOE protestó por entender que la cuestión era competencia de la Mesa del Congreso, de manera que el mismo 23 de diciembre se dio marcha atrás y se volvió a colocar el busto, de grandes dimensiones, en el mismo sitio donde permanecía desde el pasado 28 de noviembre.

Las fuentes han insistido en que el traslado de la efigie era provisional, únicamente para dejar libre el vestíbulo, del que se retira todo el mobiliario en la solemne apertura de la legislatura. Por este lugar pasarán los reyes el martes, en el único acto oficial en que se abren las puertas de los leones, que comunican la escalinata principal del Congreso con el interior del palacio. Y han insistido en que la decisión en ningún caso fue política, sino técnica, adoptada por los servicios de la Cámara dentro de los trabajos de preparación del acto.

Estas tareas comportan el movimiento de muchos muebles, la instalación de una escalera para que los reyes accedan al hemiciclo desde la puerta de los leones, la colocación de sillas que sustituyen a los escaños para que quepan en el salón todos los diputados y senadores, y otras similares.

Sin embargo, y aunque la intención era «devolver» a Azaña a su emplazamiento tras la sesión de apertura de la legislatura, finalmente se decidió retornarlo al vestíbulo principal para evitar «malentendidos».

Cuando el busto, cedido por Izquierda Republicana, fue colocado allí, el entonces presidente del Congreso, José Bono, hizo hincapié en que el lugar escogido era preferente porque Azaña fue jefe de Estado, y advirtió contra cualquier intento futuro de desplazarlo.»Yo creo que no tendría ningún sentido exiliar otra vez a Azaña por los motivos que se quisiesen inventar», declaró Bono.

La cesión de la escultura, esculpida por el artista Evaristo Belloti, fue aceptada en su día por la Mesa del Congreso, que tuvo que evaluar el riesgo para la estructura de la sala que comportaría el gran peso de la obra, esculpida en piedra noble, con 70 kilos el busto y casi 300 su peana.

http://www.nuevatribuna.es/articulo/espana/2011-12-26/las-peripecias-del-busto-de-azana/2011122611571100685.html