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Hijo de líder asesinado de la UP habla de la memoria como motor de paz

El Tiempo-Colombia, | 27 febrero 2012

Tenía 5 años cuando asesinaron a su padre, José Antequera, lider de la Unión Patriótica

 

Por: DOMINIQUE RODRÍGUEZ DALVARD |

Hoy, a los 28, el abogado José Antequera Guzmán, lidera la lucha contra la impunidad de quienes desaparecieron a cientos de personas que exigían un cambio de sociedad.

¿Qué lo motivó a escribir ‘Memoria histórica como relato emblemático’?

Escribí el libro porque me pre’ocupa mucho que las personas que no han vivido la violencia política del país puedan comprender de qué se trata cuando les hablan de la memoria, un lugar que es campo de batalla en el país. El tema está dejando de volverse retórico y se está convirtiendo en un asunto de política pública.

¿Qué significa este tipo de memoria para Colombia?

Para nosotros, hacer memoria es que la sociedad entienda que lo que les ha pasado a las víctimas nos ha pasado a todos. Si seguimos pensando que la victimización es un valor en sí mismo y no una experiencia, pasa que las víctimas se convierten en un sujeto moralmente bueno por el hecho de serlo y la memoria se vuelve un tema de contemplación, y no para lo que consideramos sirve la memoria histórica y es partir del dolor para articularlo con sus causas y sus consecuencias. Mientras la sociedad colombiana crea que la memoria es un problema del sufrimiento de las víctimas, seguirá creyendo que es un problema ajeno.

¿Hay peligro de banalizar el tema de la memoria?

Tengo un ejemplo concreto. Nuestra crítica de campañas como las manillas de El Salado es que esa masacre no fue un evento excepcional; es parte de la forma como se está construyendo nuestro país hace muchísimos años. Tampoco era un paraíso que fue atacado. El Salado, como muchas poblaciones, fue sometido a relaciones que generaron lo que ocurrió allí. Y no les ocurrió a unas personas ajenas a nosotros; nos ocurrió a todos. Esta discusión está vigente en todos los escenarios de memoria que se están construyendo en el país, en el Museo Nacional, en los centros de memoria, en las bibliotecas, en las películas.

¿Qué quiere demostrar con su libro?

Mi tesis es que el país que tenemos no se ha construido a pesar de las desapariciones o los genocidios, sino gracias a eso. Es estructural de la construcción de la nación colombiana. Y hacer memoria es que hoy en el presente podamos hacer una crítica justamente de eso. La memoria significa que pasemos de la contemplación a la movilización, a que veamos que hoy tenemos muchas cosas que transformar. Eso varía muchas cosas. No se trata de recordar para no repetir, ni de ver el dolor en sí mismo, sino poder entender de qué tipo de experiencia hace parte.

¿Qué piensa de lo que le dijo Iván Orozco a ‘Semana’, del peligroso papel que están jugando las víctimas?

El segundo capítulo del libro está basado en mi discusión con Iván Orozco. Él cumple un papel muy importante como ideólogo de una concepción de la memoria en el país y tiene un punto de partida que es valioso y que comparto, y es que tenemos que criticar esta idea de que existe una memoria hegemónica, proveniente del Holocausto, de que todas las víctimas son inocentes, pero su punto de llegada es muy nocivo para el país.

¿Por qué?

Dice que tenemos que hacer el reconocimiento político de actores como la insurgencia en el conflicto por una razón práctica, porque lo que ha ocurrido en el país es una violencia de izquierda contra la cual se opone otra violencia de derecha. Confunde a víctimas con victimarios. Me parece que Orozco termina cayendo en el humanitarismo en la medida en que se preocupa de las víctimas de una manera desligada de las causas estructurales que han producido la victimización en Colombia.

¿Cómo ha visto la polarización generada por el caso del coronel (r.) Plazas Vega por la retoma del Palacio de Justicia?

Celebramos la sentencia, más allá de una discusión jurídica, por que, en medio de esta situación en Colombia, se dé un paso a favor del reconocimiento de que, en muchos casos, las Fuerzas Militares han actuado favoreciendo funcionalmente la ejecución de crímenes de lesa humanidad, y que son responsables. Tenemos que analizar como sociedad qué es lo que ha ocurrido y romper la idea de que en Colombia han existido agentes del Estado que han actuado de manera aislada. Hacer un corte de eso en el país es un asunto fundamental para la paz. Aceptar eso significa decir ‘nunca más’.

En contra de la impunidad

Red de hijos de las víctimas de persecución política

Antequera Guzmán hace parte de la red ‘Hijos’, una organización continental que busca combatir la impunidad y reúne a los hijos de las víctimas del genocidio de la UP y el M-19, además de otros líderes sociales y políticos. Tienen contacto con Argentina, Guatemala y México. Antequera dijo que, aunque en Argentina hacen ‘escraches’, actos de repudio público contra victimarios, en Colombia prefieren realizar acciones que se dirijan a la sociedad, como lanzar a la Alcaldía a Jaime Garzón y a la Presidencia a Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, «diciéndole al país que lo que tenemos que pensar no es solo lo que nos ofrece el tarjetón, sino qué es lo que queremos y qué es lo que nos falta», explicó el líder.

DOMINIQUE RODRÍGUEZ DALVARD

http://www.eltiempo.com/justicia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11220673.html