Hija de un capitán de la República, Engracia Vera luchó por dignificar el recuerdo de los represaliados tras la Guerra Civil

 

La vida de Engracia Vera ejemplifica a la perfección el papel de aquellas mujeres, como su madre, que además de ver arrebatado de su lado a su compañero o padre por el régimen franquista, sufrieron los avatares de aquellos días de plomo y venganza después de la guerra y durante la dictadura. Engracia era hija del capitán del Ejército de la República José Vera Murillo. Las cartas de su padre y un pequeño diario escritos, desde la prisión antes de ser fusilado, la acompañaron siempre.

Esta extremeña falleció el pasado martes a los 85 años y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura (Armhex) ha querido que su historia no quede en el olvido.

Su más íntimo y último deseo era descansar en la fosa común del cementero viejo de Badajoz, junto a los centenares de desparecidos anónimos, que como su padre, fueron asesinados por soñar una sociedad más justa y libre. El ayuntamiento, al final, no dio el permiso para que su urna reposara dentro de la fosa común junto al memorial existente y a los restos de su padre. Por eso, el miércoles en un íntimo pero emotivo acto, sus familiares y amigos esparcieron sus cenizas en el rio Guadiana, a su paso por Badajoz. En su último viaje fue igualmente despedida en la orilla del rio, por la bandera republicana.

«Engracia perteneció a ese tipo de mujeres, que han conservado y transmitido durante años la memoria de los vencidos», asegura el presidente de Armhex.

Esta asociación destaca que su historia viva y testimonio forma ya parte de la intrahistoria de la represión del pueblo extremeño y está incorporada a algunas investigaciones y documentales.

Colaboradora de la Armhex, desde casi sus inicios, e infatigable luchadora por la memoria de los vencidos, Engracia Vera siempre estuvo dispuesta a dar su testimonio en cuanto actos, jornadas y congresos se han organizado en los últimos años. Luchó por dignificar la memoria de su padre y la de sus compañeros, hasta la extenuación e igualmente encaró sus últimos meses de vida contra la enfermedad, con la misma fuerza y empeño.

Armhex asegura que lamenta profundamente el fallecimiento de esta gran luchadora, sobre todo porque, por cuestiones biológicas, van desapareciendo estas protagonistas de nuestra historia silenciada durante tanto tiempo, sin un más completo homenaje, de toda la sociedad española.
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