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El guerrillero que aireó la memoria histórica por Euskadi

Deia, 19 de Septiembre de 2012 | 26 septiembre 2012

El comunista José Murillo (comandante Ríos)

 

IBAN GORRITI РMi̩rcoles

BILBAO. «Soy una víctima más entre miles y miles, no podemos olvidar porque podemos volver a caer en la noche más oscura… No me duelen las heridas en mi cuerpo, hace tiempo que curaron, pero, mi corazón sigue estando triste… Luché por la libertad de todo mi pueblo, no por la de unos pocos». El comunista José Murillo (comandante Ríos) hizo emocionarse a los presentes, más en un día que era de homenaje a su persona, a su lucha y en el que los indeseables nostálgicos del franquismo que siguen vivos dieron un aviso de bomba para que el acto celebrado en su pueblo natal en 2001 no se celebrara. Pero siguieron adelante haciendo caso omiso a la alerta.

Murillo tomó parte en aquella Caravana de la Memoria que recorrió casi todo el Estado. Casi todo, porque en Valencia con Zaplana y en Galicia con Fraga no fueron bien recibidos. En Euskadi, el presidente del Parlamento entonces, Juan Mari Atutxa (PNV), les recibió e hizo de guía durante dos horas en el hemiciclo. En Bilbao, el alcalde Azkuna también quiso estar presente a la llegada de aquel autobús con portadores de memoria viva llegados de Rusia, la antigua Yugoslavia, México, Francia… Con ellos viajó un fotógrafo, como es Manu de Cos, quien fue retratando a los guerrilleros. Él inmortalizó en el árbol de Gernika a José Murillo. Este, conocido como comandante Ríos, plantó, junto a otros compañeros frente a la cárcel franquista que hubo en Durango, diversos tulipanes, lugar en el que hoy crece un roble.

Murillo falleció el pasado 2 de septiembre. El comandante Ríos fue guerrillero antifranquista de la Agrupación de Córdoba, Sierra Morena y miembro de la Junta Directiva de AGE (Archivo de Guerra y Exilio). «Ha muerto sin que el Congreso de los Diputados haya reconocido sus legítimos derechos», reivindicaron desde AGE.

HIJO DE SU PUEBLO José nació el 9 de abril de 1924 en El Viso de los Pedroches (Córdoba). «Nos ha dejado un hombre profundamente bueno, profundamente humano, hijo verdadero del pueblo, fino y, como buen andaluz, gran conversador, inteligente y avispado como buen campesino y pastor, con ideas muy claras sobre la libertad como fajado expreso, con ideas muy verdaderas sobre la justicia, como tenaz guerrillero. Comunista por los ideales, no por la densa estructura de partido, donde nunca quiso ser más que un militante de base», comunica la secretaria general de AGE, Dolores Cabra.

Murillo hubo de incorporarse a la lucha armada guerrillera en la campiña cordobesa porque tras la victoria de los generales golpistas, los caciques y la Falange de su pueblo buscaban a su padre para asesinarle, por ser sindicalista de UGT que se había manifestado profundo defensor de la República y los derechos de los trabajadores. José Murillo tan solo tenía entonces 17 años y ambos tuvieron que huir al monte para escapar de la sevicia de los vencedores. Aquel joven acabó participando en la fundación de los Ejércitos Guerrilleros que tras la caída del Eje fueron organizándose con la esperanza de una pronta reinstauración de la democracia también en España, y en 1945 ya dirigió una pequeña unidad de la 31ª División de aquel incipiente Ejército Guerrillero. Allí comenzó a ser conocido como comandante Ríos.

En 1947 pasó a dirigir una nueva agrupación en la campiña sevillana, donde fue abatido por la Guardia Civil que «le encajó cinco balas de naranjero en el hombro allí alojadas para siempre», enfatizan desde el colectivo madrileño a DEIA.

Escondido en una choza de pastores sobrevivió gracias a los cuidados de «la buena gente» y vivió dos años aún en la más absoluta clandestinidad hasta que fue delatado y detenido el 31 de octubre de 1949 en Guadalcanal. Después fue trasladado a la cárcel de Sevilla donde fue interrogado por el comandante Machado y en la que permaneció dos años y medio condenado a muerte. Gracias a la intervención de Fray Dionisio, de El Viso, pudo librarse de la muerte pero no de una larga condena.

PENA CONMUTADA Juzgado y condenado a muerte, fue conmutada la pena por dos condenas de treinta años de presidio. «Él nos decía que era conocedor de casi todos las cárceles: Sevilla, Carabanchel, Ocaña, Burgos…», agregan. Cumplió 14 años de presidio y salió libre por un indulto general en 1963, «el mismo año que asesinaba la dictadura a Julián Grimau, José siempre nos lo recordaba. Había salido al monte con diecisiete años, salía de la prisión cumplidos los cuarenta», explican.

Sobrevivió de la mano de aquel hombre justo que fue el padre Llanos en el tremendo Pozo del Tío Raimundo de los años 60. Su documentación decía que había salido de prisión con condena de muerte conmutada y que era de profesión «bandolero». «La brutalidad de la Dictadura no se detendría ya nunca con quienes se habían atrevido a enfrentarse a ella», valora Cabra.

Se casó con Genoveva quien le había apoyado desde fuera durante sus muchos años de presidio, y tuvieron dos hijos, José y Paloma, «quienes le han atendido con un inmenso cariño hasta su muerte».

http://www.deia.com/2012/09/19/sociedad/obituarios/el-guerrillero-que-aireo-la-memoria-historica-por-euskadi