La matanza Trelew: en memoria de Tomás Eloy MartÃnez
40 años después, un tribunal civil en la provincia patagónica de Chubut ha condenado a cadena perpetua a los excapitanes
16 de octubre de 2012
Cuarenta años después, en este pedazo de 15 de octubre de 2012, un tribunal civil en la provincia patagónica de Chubut ha condenado a cadena perpétua a los excapitanes de fragata Emilio Del Real y Luis Sosa, y al cabo Carlos Marandino como «coautores responsables del homicidio con alevosÃa» de 16 presos polÃticos. Quedaron absueltos dos acusados: el excapitán de navÃo Rubén Paccagnini, entonces jefe de la base militar donde se produjo la matanza, y el juez instructor Jorge Bautista, acusado de encubrir los hechos.
Estamos hablando de la llamada «Masacre de Trelew», de la dictadura de Alejandro Lanusse (1971-1973); de un plan organizado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, que consistÃa en organizar la fuga en el penal de Rawson de cien reclusos pertenecientes a estas tres organizaciones. Hablamos de los seis de ellos que consiguieron llegar al aeropuerto de Trelew y secuestrar un avión que voló rumbo al Chile de Salvador Allende. Pero sobre todo, nos referimos a los 19 presos que llegaron tarde al aeropuerto, se vieron rodeados, se entregaron a los militares con la garantÃa de que no les iba a suceder nada. Hablamos de cómo, una semana después, ajusticiaron a 16; los tres que lograron escapar pudieron contar sus versiones antes de ser asesinados o «desaparecidos» por los militares. Hablamos de cómo el Estado actuó como un criminal e intentó borrar sus huellas, intentó disfrazar los fusilamientos alegando que los guerrilleros trataban de huir de nuevo y murieron en la refriega. Hablamos de un gran periodista que supo contar todo aquello.
Trelew (pronúnciese Treleu)…
Era una de esas ciudades en las que nunca pasaba nada: solo el viento. Los únicos temas de conversación de los vecinos eran las escaleras reales en las mesas de póquer, las pelÃculas de la televisión y los nacimientos de elefantes marinos en la penÃnsula Valdés durante la primavera. Por las tierras amarillas del sur de la ciudad se desperezaba el rÃo Chubut; del otro lado, en el páramo, habÃa colinas bajas y matorrales de molles y jarillas. Nadie hubiera dicho que Trelew, fundada en 1865 por una caravana de expedicionarios galeses, iba un dÃa a vivir historias que calentarÃan la sangre de la gente.
Asà comenzó su libro, La pasión según Trelew, el maestro de periodistas Tomás Eloy MartÃnez, escrito en 1973 y prohibida su venta en el mismo año. Eloy MartÃnez comenzó su libro en medio del entusiasmo «por el espectáculo de una democracia naciente que parecÃa al abrigo de todo desgaste». DirigÃa entonces la revista Panorama. Desde la Patagonia llegaban versiones contradictorias sobre lo que habÃa ocurrido en Trelew. El Estado hablaba de un intento de fuga. Y Eloy MartÃnez «suponÃa -con una ingenua esperanza en la buena fe del Gobierno- que los comandantes en jefe condenarÃan lo que habÃa sido con toda claridad una matanza». Y escribió aquel dÃa algo que deberÃa incluirse en los libros de texto:
Cuando un Estado elige el lenguaje del terror, destruye todo lo que le da fundamento (instituciones, valores, proyectos de futuro) e impregna de incertidumbre la vida de los ciudadanos.
Al dÃa siguiente, todos los diarios reprodujeron la versión oficial y el texto de Eloy MartÃnez «desentonó como un solo de baterÃa en un entierro de angelitos». El entonces capitán de navÃo Emilio Eduardo Massera llamó al dueño de la editorial para «sugerirle» que lo despidiera y el 24 de agosto de 1972 se quedó sin trabajo. Dos meses después, en medio de una rebelión del pueblo de Trelew, viajó para entrevistar a la gente. En agosto de 1973 publicó su libro. A lo largo de los años La pasión según Trelew disfrutó de varias reediciones del libro. Pero en el prólogo que escribió Eloy MartÃnez en 1997 sobresale un párrafo que pinta muchos matices de grises sobre el blanco y el negro de la historia:
«Las inútiles muertes de Trelew se convirtieron en una semilla de odio. En los dos años que siguieron, no pasó semana alguna sin que alguien sucumbiera por haber sido ejecutor, juez, abogado, sobreviviente o defensor de la matanza. La destrucción de la Argentina empezó entonces en aquella madrugada aciaga de 1972, y fue sucia, sorda, canallesca, como una pesadilla del fin del mundo».
Pero, para concluir esta entrada mejor rematarla con una frase más optimista, más redonda y más cómoda, que nos deje un mejor sabor de boca y nos vayamos todos contentos. Al final de su prólogo de 1973, Eloy MartÃnez advirtió.
En un paÃs donde los idealistas son mártires y los réprobos viven sin castigo, la memoria del pueblo siempre será más larga que las astucias de quienes lo reprimen. Y si las páginas que siguen no contribuyen a derrotar las arbitrariedades del poder, al menos contribuirán a que no se las olvide.
Visión Siete: A 40 años de la masacre de Trelew
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=sh2hsnb9JDo
Histórica sentencia en el caso de la Masacre de Trelew
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=FRfHtm0a4lE
http://blogs.elpais.com/el-sur/2012/10/la-masacre-de-trelew.html