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El arte ajusta cuentas con Franco

El Confidencial, | 30 junio 2013

franco.vs4-1-e1371847368313222Más de 30 artistas llaman al escarnio «público y militante» de la figura del dictador

 

 

 

MÁS DE 30 ARTISTAS LLAMAN AL «ESCARNIO PÚBLICO Y MILITANTE» DE LA FIGURA DEL DICTADOR

http://artistasantifascistas.org/

Ha llegado el momento de pasar a la acción, el momento del ultraje. La plataforma de Artistas Antifascistas ha convocado a más de 30 creadores al “escarnio público de la figura del dictador, por la defensa de la libertad de expresión y en solidaridad con Eugenio Merino”. La cita es el próximo viernes 5 de julio y sucederá durante todo el fin de semana, en un hangar de Vallecas, como antesala al juicio en el que Eugenio Merino deberá defenderse de la demanda de la Fundación Francisco Franco por daños al honor del dictador.

Todos recordamos aquel Franco metido en una máquina de refrescos en la edición de Arco del año 2012, titulada Always Franco, calificada por la mencionada fundación como una “ofensa que caricaturiza al anterior jefe del Estado y que constituye una provocación en toda regla”. Reclaman al artista como indemnización 18.000 euros.

“La Fundación ha conseguido lo que quería”, aseguró Merino a este periódico cuando no pudo participar al año siguiente en la feria de arte contemporáneo. En aquellos días fue el propio artista el que denunció la censura que había ejercido el director de la feria para evitar su participación: “Este año Carlos Urroz no me deja ir a Arco”.

Como consecuencia del cuestionamiento de la libertad de expresión de Merino, “surge la necesidad de unos artistas de posicionarnos con voz propia ante lo que consideramos un absurdo, que la fundación que defiende el legado de un sangriento dictador, cuyo ilícito ejercicio del poder se caracterizó por la absoluta falta de libertades, pueda influir hoy en lo que puedan hacer o dejar de hacer los artistas”.

El último mono

Eugenio Merino habla con El Confidencial para señalar la importancia de una exposición de este calado, ya que nunca se ha hecho nada igual en 37 años de democracia. Insiste en que Franco y la dictadura es un tema del que todavía hay mucho de que hablar. “No puedo entender que ninguna institución, ningún museo se haya atrevido todavía a hacer esto”, dice. De hecho, la iniciativa surge de manera autogestionada por los propios artistas.

“Queríamos abofetearle y darle puñetazos. Mofarnos de él de una vez por todas”, explica Merino. “Esa es la actitud del artista. No somos historiadores, queremos pegarle unas hostias de manera artística. A estas alturas no quiero una exposición historicista sobre lo que ocurrió durante el franquismo, quiero ver la actitud del artista contemporáneo sobre Franco. Cuenta su posicionamiento”, añade.

A pesar de todo, considera al artista como “el último mono en todo este circo”. Todavía espera la llamada de algún representante de Arco que se haya preocupado por la denuncia. “Es increíble que una fundación como esta pueda quitar una pieza sin que ningún representante del mundo del arte se levante y dé un golpe en la mesa para defender la libertad de expresión”, remata.

El final de la inocencia

El colectivo señala también que, más allá de mostrar su malestar con la situación y la solidaridad con Merino, tratan de “defender un derecho básico como es la libertad de expresión”. De ahí que el eje central de estas jornadas sea la llamada al “escarnio abierto, público y militante de la triste figura del dictador Francisco Franco”. Con aquel inocente “Franco, Franco que tiene el culo blanco”, que se cantaba por lo bajo, no basta, tal y como señalan. Hay muchas perrerías pendientes por hacer contra la imagen de Franco y sus tabúes. Y para prueba, el cartel de la muestra: una flecha clavada en la frente del dictador.

Además de denunciar el ataque a un derecho fundamental, cuestionan la implicación del arte en la revisión del significado del caudillo. No ha sido tratada suficientemente “durante la postdictadura”. Tampoco ha ayudado la invisibilidad a la que se ha condenado esos escasos escarceos críticos con la efigie del general Francisco Franco, aseguran. Achacan ese silencio a la incomodidad y molestia del papel no resuelto del dictador en la lectura que hacemos desde el presente de nuestra historia reciente: “Como si fuese imposible cuestionar el relato, cada vez más asentado, que pretende presentarnos al general sanguinario como un hábil político que modernizó el país”, explica el colectivo antifascista en su página oficial.

“La Ley de Memoria Histórica promovida por el anterior Gobierno socialista partía de una narración descafeinada y prisionera de aquellas amnistías y pactos de silencio de nuestro pasado”, explican. Esas “medidas cosméticas” no han sido capaces de intervenir en un proceso contra la libertad de expresión de un artista ni contra la censura ejercida e insinuada por los cargos que dirigen IFEMA.

Entre los artistas participantes en la muestra sita en la calle Encarnación González, 8 figuran Alejandro Jodorowsky, Santiago Sierra, Jorge Galindo, Isidoro Valcárcel Medina, Carlos Garaicoa, Democracia, Fernando Sánchez Castillo, Xoan Torres, Jorge Luis Marzo, Noaz, Nuria Güell, Tania Bruguera, Juan Pérez Agirregoikoa, Kim o Rubén Santiago.

Mirar para otro lado

Precisamente, Noaz, asegura a este periódico que esta muestra “no es importante, es necesaria”. Se sorprende de que seamos capaces de hablar abiertamente de las víctimas del Holocausto, pero que nadie se atreva a mencionar los muertos de la Guerra Civil. Como si fuera una enfermedad mal curada, un cáncer que lo traga todo.

“En el instituto me llevaron a ver La lista de Schindler, pero ni una sola película de la Guerra Civil. No se nos ha educado”, explica el artista de 35 años que estos días cuida de su abuelo, mientras este le pone al día de lo que en el colegio no le hablaron. “Todo lo que sé de la Guerra lo he aprendido por mi cuenta”. Noaz cree que habrá quien se sienta ofendido, pero no pasará de ahí. “Hoy tenemos más miedo a los abogados de Manos Limpias que a dos calvos bajándose de una moto”, dice.

Juan Pérez Agirregoikoa utiliza el humor y la parodia. Arriiiiiiiiiba España (2012) es un dibujo a bolígrafo y acuarela, en la que se aparece Franco dibujado sobre un pene. Kevin Van Braak expone History is made of different shades of grey, una réplica del escritorio del dictador. Xoan Torres ha realizado 12 ejemplares de porcelana de lo que podría ser un perro-Franco, y lo ha titulado con acierto Raza.

Rubén Moss enseña un vídeo de 9 minutos en el que recupera la broma con la que el gran humorista Chevy Chase comunicó la noticia del fallecimiento del caudillo en el programa de comedia Saturday Night Live, como parte de su sección de noticias. Chase comenzó a comunicar que el «Generalísimo Francisco Franco todavía está muerto», y continuó la broma y sus variaciones sobre la misma casi todas las semanas hasta que en la segunda temporada dejó el programa.

Núria Güell revive con Transición ficticia las identidades de diez maquis catalanes que fueron fusilados por las tropas franquistas. Rómulo Bañares realiza una acción en la que, disfrazado del dictador, escenifica el reencuentro de Franco con su barco de recreo, ya convertido en prima de chatarra por otro artista, Fernando Sánchez Castillo, para Matadero. Merino recupera Punching Franco (2012), una cabeza del caudillo para golpear.

http://www.elconfidencial.com/cultura/2013/06/28/el-arte-ajusta-cuentas-con-franco-123891/