La sexta edición de las Jornadas en torno al Campo de Concentración de Albatera centra su atención en los niños exiliados durante la Guerra Civil

 

ROCÍO VALLE

Escapar para sobrevivir. Esa era la única solución a la que se acogieron los miles de niños que fueron evacuados a otros países para que sus vidas no corrieran peligro debido a los múltiples bombardeos que sufrieron los territorios republicanos cuando apenas acababa de estallar la Guerra Civil y las tropas del bando nacionalista iban avanzando. Para que su testimonio no quede en el olvido, la sexta edición de las Jornadas en torno al Campo de Concentración de Albatera que se celebraron ayer en el centro socio cultural de San Isidro centraron su atención en la vida de todas aquellas personas que no tuvieron más remedio que escapar a países como México, Bélgica, Francia o Rusia para salvar sus vidas. Aunque muchos de ellos se quedaron en el exilio, también son muchos los que volvieron a España y reivindican ahora a través de distintos colectivos como Asociación Guerra y Exilio su propia memoria. Sin embargo son conscientes de que la muerte de estas personas provoca el cierre de muchas de estas plataformas y por eso no dudan en participar en actividades como la de ayer para contar su historia.

A lo largo de diferentes conferencias, varias mujeres que participaron en estas evacuaciones procedentes de Asturias y el País Vasco contaron su vida, que en muchas ocasiones transcurrió como si de una película se tratara, según admitió una de las protagonistas, Araceli Ruiz. Ella y sus dos hermanas tuvieron la oportunidad de escapar a Francia donde les esperaba el trasatlántico que las llevaría a la antigua Unión Soviética para así no tener que ver más «el crucero que ocupaba gran parte de la playa de San Lorenzo con el único objetivo de bombardear Gijón». Aunque tenía 13 años, se encontraba en el límite de edad establecido para participar en la expedición. Recuerda el 23 de septiembre de 1937 perfectamente y cuenta con todo detalle cómo fue la experiencia. La llegada a Francia duró tres días y la hizo junto a cientos de niños y maestros en un barco de carga. Después, Leningrado, donde «nos esperaban a los pioneros de la heroica España, como así nos llamaban los rusos mientras que aquí éramos unos bastardos».

Ruiz pasó en Rusia 43 años de su vida donde estudió una carrera universitaria e incluso viajó a Cuba para prestar ayuda en la revolución. Casada y con dos hijas, cuenta sus recuerdos gracias a aquella expedición que «me salvó la vida».

Flores para recordar a las víctimas de la represión franquista

A las conferencias que se sucedieron a lo largo de toda la jornada en el centro socio cultural de San Isidro se sumaron otro tipo de actividades como el tradicional homenaje floral que la Coordinación de Asociaciones por la Memoria Histórica celebra todos los años en el campo de concentración de Albatera para recordar a las víctimas de la represión franquista junto al monumento de la CNT-FAI. Asimismo a mediodía tuvo lugar una comida popular en el parque municipal. Las asociaciones participantes también utilizaron ese espacio para exponer diversos trabajos sobre la Memoria Histórica y la República e incluso vendieron libros, banderas y pulseras para recaudar fondos y poder seguir reivindicando que se recuerde a las víctimas de la Guerra Civil. r. v.

http://www.diarioinformacion.com/vega-baja/2013/06/02/expediciones-salvaron-miles-vidas/1380763.html