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Franco y Salazar, una relación de conveniencia

ABC.es, 22/07/2013 | 23 julio 2013

hijos de la gran putaLos dos dictadores mantuvieron siete encuentros entre 1942 y 1963, uno de ellos en Portugal y el resto en territorio español

 

 

BELÉN RODRIGO / CORRESPONSAL EN LISBOA

Calculosos en sus movimientos políticos, Francisco Franco (1892-1975) y Antonio de Oliveira Salazar(1889-1970), establecieron a lo largo de dos décadas una relación de conveniencia con la que pretendieron reforzar sus posiciones en el contexto internacional. Los dos dictadores ibéricos no llegaron a ser amigos, se aproximaron y alejaron en varias ocasiones, pero se ayudaron y fueron solidarios el uno con el otro. A pesar de existir la desconfianza característica cuando se trata de una relación entre vecinos, Franco y Salazar supieron sacar sus dividendos.

Existen similitudes y diferencias entre los dos gobernantes. En primer lugar, se debe tener en cuenta que el franquismo no coincide con el salazarismo y sí con el Estado Novo de Salazar y con el gobierno de Marcello Caetano. Además el franquismo encarnaba un régimen del jefe del Estado mientras que Salazar era el jefe de Gobierno y en Portugal se mantuvo la República. En 1936, cuando Franco tenía 43 años, llevó a cabo desde las Islas Canarias la insurrección militar contra el Gobierno republicano. En 1928, con 39 años, Salazar era un austero ministro de Economía de la dictadura militar portuguesa, que pasó a presidir a partir de 1932.

La relación entre España y Portugal durante la guerra civil española está muy documentada, al igual que durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, los siete encuentros que se produjeron entre ambos dictadores han quedado relegados a un segundo plano. Los últimos trabajos de algunos historiadores sacan ahora a la luz interesantes documentos que permiten entender mejor cómo fue la relación entre ambos y en qué se beneficiaron.

Nicolás Franco y Antonio Oliveira Salazar (ABC)

Guerra civil española

Bajo el mandato de Salazar, Portugal apoyó la insurrección franquista que se levantó en 1936 contra el Frente Popular español, elegido democráticamente. La representación diplomática española en Portugal estuvo dirigida desde 1938 por Nicolás Franco, hermano del general Franco, quien permaneció en su cargo durante dos décadas consecutivas. Durante la guerra civil tuvo un destacado papel de ayuda al Ejército sublevado y fue el principal consejero y ayudante de su hermano. Desde Lisboa coordinó las ayudas financieras recibidas por banqueros partidarios del levantamiento.

Durante la guerra civil Salazar, por su parte, autorizó que por su territorio pasara la ayuda militar prestada a Franco por Hitler y Mussolini. Un apoyo que permitió a los aviones nazis el bombardeo de Guernica en 1937. A su vez Portugal prestó ayuda a los republicanos desde el punto de vista humanitario.

Nicolás Franco

Según explica el historiador Juan Carlos Jiménez Redondo en su publicación “El papel de Nicolás Franco en la conducción de la política española hacia Portugal”, “el primer paso del nuevo embajador se dirigió a conseguir la firma de un Tratado de Amistad y No Agresión”, siguiendo el proyecto iniciado por el gobierno republicano en 1935. Comenzó las conversaciones en 1938, tratando de conseguir un acuerdo que garantizase la seguridad de las fronteras occidentales de la zona “nacionalista”. De esta forma podría impedir la posibilidad de un desembarco británico por las costas portuguesas en caso de una hipotética guerra general europea.

En febrero de 1942 Antonio Salazar y Nicolás Franco firmaron el Pacto Ibérico por el que se buscaba la no agresión entre ambas naciones ibéricas, permaneciendo en vigor hasta 1978. Igualmente, para pacificar la península, se exige la negación de apoyo a una tercera potencia en caso de agresión a una de éstas.

Franco visita el Alcázar con Oliveira Salazar y Serrano Suñer (ABC)

II Guerra Mundial

Con el conflicto internacional las relaciones de los dos dictadores fueron diferentes. “Portugal no comparte el apoyo de España a Alemania ya que siempre ha estado subsidiaria a la política inglesa. Su preocupación es mantener el Imperio e Inglaterra es quien le puede ayudar”, explica a ABC la historiadora española María José Tíscar Santiago. “Se produjo una divergencia importante entre los dos países porque se teme que España facilite la entrada del ejército alemán cuando están en Irún”. Sim embargo, cuando los alemanes empiezan a perder la guerra “Franco se aproxima a los que van a ganar”.

En 1942 se firmó el Pacto Ibérico, un acuerdo de no agresión

En 1942, año de la firma del Paco Ibérico, existían todavía muchas incógnitas sobre el desenlace de la guerra. Los dos dictadores eran conscientes de que su futuro se podía jugar y determinarse por la evolución de la guerra y por la victoria de uno u otro lado. “Salazar estaba poco seguro sobre el comportamiento y la estrategia de su vecino peninsular. Conocía las simpatías de Serrano Suñer por el régimen alemán. Sabía también que existieron encuentros de Franco con Hitler (en Handaya), con Mussolini y con Petáin”, explica a ABC la historiadora lusa María Inácia Rezola . “También Franco debía mirar con gran desconfianza para la ambigua neutralidad practicada por Salazar. ¿Estaría Portugal al lado de su tradicional aliada, Inglaterra? Al mismo tiempo, abastecía a Alemania algunos productos estratégicos como el tungsteno”, añade. Por eso resultaba urgente garantizar que el “bloque ibérico” existía y que el pacto de no agresión entre los dos estados era efectivo.

Al finalizar el conflicto bélico ninguno de los dos países entra en las Naciones Unidas pero por razones muy diferentes. “La entrada de Portugal es vetada por EE.UU. mientras que España es condenada, representa un peligro para la paz, y fue sometida a un aislamiento diplomático”, refiere María José Tíscar Santiago. “Portugal es uno de los pocos países que apoya a España”.

Los encuentros

En total se realizaron siete encuentros: Sevilla (febrero de 1942), Lisboa (visita de Estado de Franco a Portugal, en octubre de 1949), Pazo de Meirás (con una extensión a Oporto, en septiembre de 1950), dos encuentros en Ciudad Rodrigo (abril de 1952 y julio de 1957) y otros dos en Mérida (junio de 1960 y mayo de 1963). “Es interesante constatar que solo uno se produjo en territorio portugués sobre todo si tenemos en cuenta que a Salazar no le gustaba viajar y que raramente lo hizo, siendo estos encuentros con Franco una rara excepción. Y además fue el único encuentro que asumió características de visita de Estado, con gran pompa y suntuosidad. Portugal se vistió de gala para recibir a Franco” puntualiza María Inácia Rezola. “Creo que el más importante fue el primero, en Sevilla, porque inaugura este ciclo de encuentros que se prolonga durante dos décadas a un ritmo irregular determinado por las conveniencias de las dos partes. Después porque este fue el único encuentro cuya iniciativa partió de Portugal y finalmente por el contexto de guerra en que se realiza”.

En la II Guerra Mundial la relación entre ambos países fue tensa

A pesar de la aparente cordialidad de los encuentros, “están lejos de traducir una relación equilibrada entre los dos dictadores y en un contexto más amplio, entre los dos estados ibéricos”, afirma la historiadora lusa. El momento más ambiguo es el que coincide con la II Guerra Mundial, donde “es difícil decir quién retiró mayores beneficios de la relación en esos momentos”. Lo mismo ya no pasa en las etapas siguientes. En los años 50 se produjo una superioridad de Portugal, “Salazar fue extremadamente hábil en el contexto del fin de la guerra y eso le permitió beneficiarse del clima de la guerra fría. Fue uno de los miembros fundadores de la OTAN”. España estaba claramente excluida, y buscaba retirar dividendos de su proximidad con Portugal. En la década siguiente los papeles se invirtieron, “con la eclosión de la Guerra de África, Portugal pierde progresivamente sus apoyos internacionales pasando a contar únicamente con la solidaridad española”.

María José Tíscar Santiago recuerda también que a Franco y a su Gobierno no les invitasen a entrar en la OTAN, “y presionan a Portugal para que no entren, invocando el Pacto Ibérico”. Fue un momento de “crisis” y Portugal acaba aceptando entrar, en 1949. Pero cada vez que hay una reunión Portugal pide la entrada de España. Además, “en el diseño defensivo de la OTAN hace falta que los militares portugueses pasen por España”. Gracias a Portugal “se produjo la integración indirecta de España en la OTAN”.

Con las guerras coloniales “la historia da la vuelta”, comienza por referir María José Tíscar Santiago autora del libro «Diplomacia peninsular y operaciones secretas en la Guerra colonial». Cuando empieza la guerra en Angola casi todos los países coloniales rompen la relación con Portugal. “Franco ofrece a Portugal ayuda logística, prestando el aeropuerto de Las Palmas y le vendió material de guerra, como corbetas y municiones”. Portugal se vio sometido a un embargo y su política colonial fue condenada por la ONU, viéndose aislada diplomáticamente. “Queda así saldada la deuda, cada uno dio el apoyo logístico determinado con los recursos que tenían”, afirma la historiadora. Este apoyo a Portugal “fue un empeño de Franco que no compartía la diplomacia española”.

La relación entre Franco y Salazar

A la hora de hablar concretamente de los referidos siete encuentros, la historiadora lusa Maria Inácia Rezola considera que la razón por la que han estado relegados para un lugar imaginario, “casi mitológico, se debe en primer lugar al desconocimiento de que existían”. En el análisis de las relaciones entre Portugal y España en el siglo XX destacan los trabajos desarrollados por Hipólito de la Torre Gómez y Juan Carlos Jiménez Redondo, del lado español, y José Medeiros Ferreira, Cesar de Oliveira, Iva Delgado, Ana y Antonio Pedro Vicente y más recientemente José Miguel Sardica por la parte portuguesa. “Sin embargo en estas obras se dedica muy poca atención a los encuentros”, explica a ABC María Inácia. “Yo creo que se debe al hecho de que existe poca información sobre lo que se trató en esos encuentros. Hay mucha documentación sobre la preparación, se conoce el eco que tuvieron y las reacciones en las principales cancillerías europeas y los comunicados finales emitidos enunciando los principales temas abordados. Pero no sabemos lo que los dos jefes de estado hablaron”. Recuerda además que Salazar tenía la costumbre registrar por escrito todas las conversaciones importantes y “curiosamente no se encuentra nada sobre sus encuentros con Franco”. El jefe de Estado español, por su parte, tampoco registró ningún tipo de información sobre esas conversaciones. “Creo que por este motivo se han mistificado los momentos”.

Franco y Salazar tenían personalidades y posturas muy diferentes

La historiadora lusa cree que a través de los datos existente ”podemos hablar de una relación cordial y por lo que se deduce de las fotos que existen, los encuentros se llevaron a cabo en un ambiente de buen entendimiento que fue más allá de una mera relación institucional entre dos jefes de estados”. La visita de Franco a Portugal, en 1949, se revistió de bastante formalidad mientras que otros fueron bastante informales como en el verano de 1950 cuando Salazar va a la residencia de verano de la familia Franco, el Pazo de Meirás. “Obviamente que estamos ante dos hombres con personalidades y posturas muy diferentes. Mientras Salazar cultiva una imagen de austeridad casi monástica, Franco no se priva de revelar en público su gusto por los “bienes mundanos”. A pesar de las diferencias transmiten una imagen de relación de proximidad y entendimiento”. No obstante, “no se puede hablar de amistad entre Franco y Salazar. Los dos jefes de estado tienen algo en común: son muy calculadores”. Es decir, “fue una relación de conveniencia, en la que buscaron sobre todo dividendos. Una relación ambigua que se traduce en aproximaciones y alejamiento de acuerdo a las conveniencias de cada uno”. María Inácia Rezola destaca las señales de ayuda y solidaridad entre los dos, “sobre todo en algunos momentos difíciles para las dictaduras ibéricas, también es posible detectar os límites de esta solidaridad”.

http://www.abc.es/espana/20130721/abci-franco-salazar-relacion-conveniencia-201307201249.html