La búsqueda de los 2.000 republicanos que acompañan a Lorca
La Junta de AndalucÃa ha iniciado los trabajos de localización de las fosas comunes del barranco de VÃznar (Granada)
La Junta de AndalucÃa ha iniciado los trabajos de localización y delimitación de las fosas comunes del barranco de VÃznar (Granada), donde se cree que puede estar enterrado el poeta Federico GarcÃa Lorca junto a un número de vÃctimas que oscila entre los 1.000 y los 2.500 republicanos.
ALEJANDRO TORRÚS Madrid
Nadie sabe dónde está Federico GarcÃa Lorca. Cuando en 2009 la Junta de AndalucÃa dio por finalizada la búsqueda de sus restos mortales sin éxito, la historiadora Maribel Bremes, presidenta en aquel momento de la La Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, comenzó a creer que el cuerpo de Lorca habrÃa sido exhumado por su familia poco después de ser fusilado. En el campo de Alfacar (Granada) no habÃa ni rastro del poeta. Lorca, sin embargo, nunca estuvo solo bajo la tierra granadina. Además de sus dos compañeros de fosa, en el barranco situado entre VÃznar y Alfacar reposan los restos mortales de entre 1.000 y 2.500 republicanos asesinados durante la Guerra Civil y posterior represión franquista, según las distintas fuentes consultadas.
Es la búsqueda de estas vÃctimas, que pagaron con su propia vida la defensa de un orden social más justo y «la reparación de su memoria», la que ha motivado el proyecto de la Junta de AndalucÃa de localización y delimitación de las fosas comunes del barranco de VÃznar, paso previo imprescindible para su posterior exhumación aunque esta fase no está contemplada actualmente. Los trabajos, que arrancaron el 18 de junio y tendrán una duración de alrededor de dos meses y medio, se centrarán en un área de unos 10.000 metros cuadrados, donde, por los testimonios escritos y orales que constan, podrÃan encontrarse un total de doce enterramientos ilegales.
«Se trata de ejercer el derecho a la verdad. Queremos avanzar en el conocimiento exacto del número de represaliados y sus nombres»
«Se trata de ejercer el derecho a la verdad. Queremos avanzar en el conocimiento exacto del número de represaliados y sus nombres, pero también queremos situar este espacio en un lugar central de la memoria colectiva del pueblo andaluz y que todo el mundo pueda conocer lo que sucedió en su tierra en aquellos años», explica a Público Luis Naranjo, director general de Memoria Democrática de la Junta de AndalucÃa.
Una de las miles de vÃctimas que podrÃa encontrarse en el barranco es Blanca Lozano Villaverde, mujer del último alcalde republicano de Lanjarón, Francisco Gálvez Peralta. Cuando el 20 de julio de 1936, la ciudad de Granada cayó en manos del bando franquista los asesinatos descontrolados se sucedieron durante los últimos dÃas de julio y las primeras semanas de agosto. El mismo dÃa 22, escuadras negras y voluntarios comenzaron a llevar a lÃderes republicanos, sindicales y agrarios y a diferentes personalidades del mundo de la cultura al barranco de VÃznar y a la tapia del cementerio de Granada para proceder a su ejecución.
«El golpe en Granada triunfó sólo en la ciudad, que quedó rodeada por fuerzas republicanas, de manera que la represión fue brutal. Hay pruebas documentales de que los sublevados dejaban cadáveres en las entradas a la ciudad a modo de escarmiento», explica a Público la historiadora de la Universidad de Granada Maribel Brenes.
Operada y fusilada
En estos primeros dÃas de represión descontrolada, el alcalde de Lanjarón y su hijo mayor fueron fusilados frente a la tapia del cementerio de Granada. Su mujer, Blanca Lozano, fue encarcelada. Con problemas graves de salud, Blanca fue operada de urgencia de la matriz durante su estancia en la prisión. Paradójicamente, la operación consiguió salvar su vida, pero apenas unos meses después la mujer fue fusilada y su cuerpo fue lanzado a una fosa común en el barranco de VÃznar, según cree la familia. Francisco Luis, nieto del hermano de Blanca, relata a Público la historia de su familia.
«Mi tÃa-abuela y su marido, Francisco, tuvieron tres hijos. El mayor fue fusilado junto a su padre y el mediano, César, fue apuñalado en plena calle por vecinos que apoyaban el golpe de Estado de Franco a plena luz del dÃa. El único al que dejaron vivir fue al pequeño que tendrÃa seis o siete años y era sordomudo», relata Francisco Luis, que añade un dato más que da cuenta de la brutalidad sufrida por su familia: «Después buscaron al padre de Blanca, mi bisabuelo, y a un hermano suyo, mi abuelo. Cuando se llevaron a mi abuelo, mi abuela estaba embarazada de mi madre, que nació dos meses después de que asesinaran a su padre».
La represión en la provincia de Granada, señala la historiadora Maribel Brenes, siguió un plan premeditado de eliminación sistemática de las fuerzas polÃticas y sindicales republicanas. «Tras los primeros dÃas de asesinatos descontrolados, a mediados de agosto de 1936 la represión comienza a organizarse y se utilizan las listas de los cuerpos de investigación y vigilancia del orden público para depurar fÃsicamente a los cabecillas y participantes de las huelgas habidas durante la República y del intento de revolución de 1934», asegura la historiadora.
Enterrada junto a su marido
Los fusilamientos, no obstante, no terminaron con la guerra. El asesor del director general de Memoria Democrática de la Junta de AndalucÃa, Juan Francisco Arenas, asegura que los fusilamientos extrajudiciales se siguen produciendo hasta la década de los 50 siendo el barranco de VÃznar el lugar escogido para enterrar los cuerpos. La elección de este lugar resultó de dos motivos: el barranco quedó situado en la retaguardia del bando franquista y habÃa pozos que se habÃan construido durante la República que fueron reutilizados como fosas comunes.
«Hay quien dice que eso es reabrir heridas, pero ese discurso suele venir de gente de ideologÃa franquista»
Setenta y siete años después del inicio de la masacre, los familiares de las vÃctimas que permanecen bajo la dura tierra granadina, como Francisco Luis, esperan que estas fosas puedan ser, por fin, localizadas y exhumadas. Para ellos, el proyecto emprendido por la Junta de AndalucÃa supone mucho más que un acto de verdad. Es una oportunidad para asegurarse el descanso eterno de sus familiares junto a sus seres más queridos.
«Yo lo único que quiero es que mi tÃa-abuela pueda descansar eternamente al lado de su marido y mi abuelo pueda estar junto a mi abuela. Hay quien dice que eso es reabrir heridas, pero casualmente ese discurso suele venir de gente de ideologÃa franquista, aunque no lo reconozcan abiertamente», sentencia Francisco Luis.
http://www.publico.es/458058/la-busqueda-de-los-2-000-republicanos-que-acompanan-a-lorca