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Proceso 1001 contra CCOO: ¿Quién juzgó a quien?

Fundación 1º de Mayo, | 13 diciembre 2013

01018_0000004409_1_Portada1001portada21016 Diciembre 2013: ‘Encuentro con abogados defensores en el Proceso 1001’

 

 

16 Diciembre 2013: ‘Encuentro con abogados defensores en el Proceso 1001’. Centro ‘Abogados de Atocha’ [Sebastián Herrera, 14. Madrid] 18:00 horas.  Intervienen: Jaime Sartorius, Cristina Almeida y Francisca Sauquillo.

 

• 19 Diciembre 2013: . Acto central conmemorativo del cuarenta aniversario del Proceso 1001 [1973: sin libertad no hay derechos; 2013: Sin derechos no hay democracia] Auditorio Marcelino Camacho [Lope de Vega, 40. Madrid] 18:00 horas. Participan: Encausados en el Proceso 1001; jóvenes sindicalistas; Jaime Cedrún, Rodolfo Benito e Ignacio Fernández Toxo.

PRESENTACIÓN

(Del libro: ‘Proceso 1001 contra CCOO: ¿Quién juzgo a quien?’)

Rodolfo Benito Valenciano,

Secretario Confederal de Estudios de CCOO y Presidente de la Fundación 1º de Mayo.

El 20 de diciembre de 1973, la dictadura franquista, a través del Tribunal de Orden Publico, inició la vista oral del Proceso 1001 contra las Comisiones Obreras, que no era otra cosa que el intento de condenar a quienes luchaban por la libertad, la democracia y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras en nuestro país.

Apelando al 1001 apelamos a un relato sustancialmente diferente al relato conservador de nuestro pasado reciente. De ese modo situamos en su justa medida el papel del movimiento obrero y singularmente de las Comisiones Obreras en la recuperación de la democracia en España.

La historia de CC.OO. constituye uno de los ingredientes fundamentales de la identidad colectiva del sindicato. Por lo tanto, rememorar nuestra historia nos permite amalgamar a las distintas generaciones que formamos parte de él. Porque nuestra identidad colectiva forma parte a su vez de la caja de herramientas con la que nos manejamos en la acción en el presente e imaginamos nuestras perspectivas y nuestros proyectos de futuro.

Este libro precisamente contiene una serie de ensayos, testimonios y documentos de la época, que nos acercan al Proceso 1001, a su significado histórico y a su dimensión política, que en muchos aspectos contiene una proyección que llega hasta nuestros días. Con su publicación queremos reivindicar los valores que han sido y son el santo y seña del sindicalismo confederal: la solidaridad, la dignidad del trabajo y la acción colectiva.

Queremos también poner en valor las conquistas y la función social del sindicalismo, defendiendo su trayectoria histórica como promotor de derechos y avances sociales, su intervención actual como garantía frente a la involución que plantean patronales y gobiernos, así como su proyecto de futuro para una sociedad más justa, más libre y más solidaria.

La crisis, cierto es, ha supuesto un punto de inflexión en la valoración de los sindicatos, su organización, actividades, estrategias y representantes, por parte de la opinión pública y de la opinión publicada. Un punto de inflexión que, en buena medida, es resultado de mensajes recurrentes en determinados medios de comunicación.

Se trata, no lo debemos obviar, de una campaña alentada y orientada a la deslegitimación del sindicalismo, como estrategia de debilitamiento de su capacidad de respuesta ante una crisis que amenaza con socavar el Estado de Bienestar, los dispositivos de regulación colectiva de las relaciones laborales y sociales y la democracia misma.

En no pocas ocasiones hemos afirmado que, efectivamente, estamos ante una ofensiva global y local que, con todo, no debe sorprender, pues constituye una expresión más del conflicto social. Como tal hay que enfrentarla, sin que ello nos conduzca a la autocomplacencia ni a eludir la corrección de errores propios, déficits y debilidades.

El sindicato, y con ello concluíamos el X Congreso Confederal de CCOO, debe revisar y renovar estrategias en los diferentes ámbitos de actuación cotidiana y presencia: el centro de trabajo, la negociación colectiva, el asesoramiento, la representación y participación institucional, la estrategia de comunicación, la creación de imagen y opinión, la intervención en las redes sociales, etcétera.

La puesta en valor de la función sindical, también ha sido uno de los elementos centrales en los debates del recientemente celebrado X Congreso. Es un componente estratégico de la acción sindical, que requiere de mucha visibilidad del sindicato, de sus dirigentes a todos los niveles, desde la empresa hasta la dirección confederal, tanto en el centro de trabajo como en la sociedad, en el conflicto y en la negociación, en su capacidad de propuesta y de las alternativas que de él emanan.

Requiere igualmente del impulso de un amplio proceso de renovación y de modernización de nuestras estructuras y de métodos de trabajo. Proceso de renovación y modernización que no significa olvidar los valores que alumbraron el nacimiento de las Comisiones Obreras. Por el contrario, se trata de dotarles de vigencia, modernizando las estrategias, los métodos y la organización, conscientes de que la modernidad y la competencia, cuando se trata de los derechos de los trabajadores, se miden por la capacidad de anticiparse a los cambios y a sus consecuencias, tanto positivas como negativas y, sobre todo, por la capacidad de articular propuestas, de hacerlas valer, de defenderlas.

Poner en valor la función del sindicato, en suma, no es otra cosa que construir un nuevo relato sobre y desde el sindicalismo, reforzando su visibilidad y el concepto de utilidad, reivindicando en positivo la justicia de sus demandas, el componente ético de su acción y la utilidad social de su intervención colectiva.

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