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«Algunas deportadas fueron obligadas a prostituirse… acabaron suicidándose»

Qué.es, 07-02-2014 | 9 marzo 2014

vivos-en-el-averno-nazi-9788498926576Montserrat Llor acaba de publicar un trabajo -Vivos en el averno nazi- sobre campos de exterminio nazis

 

 

David Benito | Historias desde el Ágora 7 de marzo de 2014

Montserrat Llor, periodista, acaba de publicar un trabajo -Vivos en el averno nazi (Ed. Crítica)- sobre campos de exterminio nazis. Pero, a diferencia de la amplia bibliografía que abarca este asunto, este trabajo resulta diferente a los demás. Se trata se supervivientes con un denominar común, eran de origen español. Guardaron silencio durante muchos años pero, por fortuna, su testimonio no quedará en el olvido y servirá como homenaje a todos esos españoles que lograron sobrevivir a las vergonzosas fechorías de los criminales de guerra nazi. A continuación, la segunda parte de la entrevista con la persona que conoció de primera mano sus vivencias.

-No todo son historias tristes. También tenemos a un prisionero español que logró sobrevivir gracias a sus dibujos… ¡pornográficos!

Manuel Alfonso Ortelles, el dibujante, entró en Mauthausen y trabajó en Kommandos duros y agotadores. En el peor momento, cuando no veía salida alguna, decidió realizar algún dibujo pornográfico a cambio de una gamella más de comida. Lo hizo solamente en algunas ocasiones, pocas. Fue una de las entrevistas más «coloreadas» ya que en su casa extrajo una carpeta repleta de dibujos, algunos realizados dentro de Mauthausen, y cada uno tenía una historia apasionante detrás. Es cierto, en «Vivos en el averno nazi» hay momentos de anécdotas y curiosidades, los momentos de ocio de los domingos, alguna representación teatral, los combates de boxeo, los partidos de futbol…

-Su trabajo son veinte entrevistas con supervivientes, ¿qué destacaría de todos ellos?

Destacaría varias cosas aunque resulta difícil generalizar rasgos comunes de 20 personas. La primera es su interés y necesidad de rememorar su pasado, darlo a conocer. La segunda sería una palabra: Solidaridad. Todos la mencionan y destacan la camaradería entre los españoles, cómo se ayudaban en los momentos más difíciles, su orgullo por no delatar a nadie aún en los momentos límite. Las mujeres se sentían orgullosas al hablar del sabotaje que efectuaron en las fábricas de armamento donde fueron obligadas a trabajar…. Siempre surge la palabra Solidaridad.

-¿Hubo prostitución en los campos? ¿Qué tipo de prostitución?

Hay que reconocer que es un tema sensible, muy delicado, del que es difícil hablar. Pero sí, algunas mujeres deportadas fueron obligadas a prostituirse. Así lo contaba Neus Català recordando que alguna no pudo superar tal situación y acabó suicidándose.

Sin embargo, fundamentalmente había barracones con prostitutas, la mayoría profesionales. En Mauthausen había un barracón al que solamente tenían acceso los kapos. Uno de los deportados del libro, el zapatero, accedió a sus servicios y lo contaba con espontaneidad. Es el único de los 20 entrevistados del libro que llegó a ser Kapo de zapatería, pero, como decía su buen amigo Marcelino Bilbao «era un kapo de los buenos».

-Marcelino Bilbao no es un superviviente más sino que logró salir con vida después de que experimentasen con su cuerpo. Casi un milagro ¿no?

Sí, podría decirse así. Marcelino Bilbao es el español que sobrevivió a los experimentos médicos nazis. Le inocularon sustancias tóxicas durante varias semanas en la zona del pecho y logró superar tan dura prueba. Eso hace innegable su fortaleza física en primer lugar. Marcelino era valiente, se arriesgaba y tenía agallas. Además de superar los experimentos médicos que ha recordado siempre hasta el día de su fallecimiento (a finales de enero de 2014), hizo «contrabando» de una especie de alcohol (le llamaban «snap») para los kapos, algo que le ayudó a sobrevivir dentro de Mauthausen.

-Sin duda uno de las historias más curiosas era la del «boxeador». Ni los propios SS pudieron con él ¿no?

Segundo Espallargas, alias Paulino, se subía los domingos al ring que organizaban en Mauthausen. Boxeó contra kapos y contra quien le pusieran por delante los SS. Esta habilidad, junto con su corpulencia y una pegada de puños que todos temían le valió el respeto, no sólo de sus camaradas, sino también de los SS. Permaneció imbatido. Los combates tenían lugar siempre en domingo, pues entre semana debía trabajar como mecánico o en las calderas de la cocina. Desde allí intentaba siempre conseguir alguna ración de alimento para sus compatriotas más desvalidos.

-¿Hubo traiciones entre los propios españoles?

Muchos hablaron del terrible kapo «Asturias» como el más temido, incluso por sus propios paisanos. Hubo otros. Pero entre los propios deportados, incluso con algunos Kapos, a pesar de algunas peleas o desacuerdos, había camaradería. En los entrevistados del libro aflora siempre el término solidaridad en las conversaciones y, además, se enorgullecen de ello.

-Jesús Tello Gómez, otro de los testigos. ¿Se trata de la persona que habla con más rabia de todo lo sucedido?

Rabia o indignación. Sí. Aunque también era un hombre explosivo hablando, era tal cómo se expresaba debido a su carácter. De todos los entrevistados es el que poseía una memoria milimétrica, al detalle. Dejó claro que sobrevivió gracias a su rapidez de reacción y a que pudo controlar el miedo ante los SS. Su experiencia y narración sobre su trabajo en las cocinas SS y cómo un oficial le preguntó si era comunista mientras le agarraba fuertemente con una mano y cuchillo de carnicero en su garganta es única. Él se mantuvo impasible hasta que su verdugo se aburrió y le ignoró.

-¿Qué pensaban estas personas de los criminales de guerra que años atrás los torturaron? ¿Alguno le dijo que había llegado a perdonarlos?

Cada cual lo siente a su manera. Algunos les siguen odiando, me refiero a sus verdugos, pero no a las jóvenes generaciones que no tienen culpa de aquello. Otros entrevistados perdonan, pero no olvidan. Es difícil generalizar 20 respuestas.

-Tras la liberación, ¿fue duro comenzar con su nueva vida?

Sí, tuvieron que reinventarse la mayoría en un país y un idioma que no era el suyo. Una gran mayoría se quedó a vivir en Francia. Allí tuvieron que luchar para encontrar un trabajo en una sociedad que acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial y no daba aún crédito a las atrocidades cometidas durante el conflicto.

-Para concluir, me gustaría que les dedicase unas palabras a todos los negacionistas del holocausto.

Yo formulo otra pregunta ¿Cómo es posible negarlo cuando existen imágenes tan terroríficas de cuerpos amontonados? Es sólo un ejemplo. ¿Y qué dirían del documental inédito de Hithcock «Memoria de los campos»? Hay muchas imágenes y documentales con escenas escalofriantes, al igual que existen testimonios, incluidos los de este libro, que se indignan ante estas teorías y no consideran imposible minimizar la magnitud de lo ocurrido.

Conchita, al preguntarle precisamente por el negacionismo contestaba indignada «yo, a quienes lo niegan les llamaría nazis, porque los que lo vivimos sabemos las atrocidades que cometieron y lo que pasaba allí dentro».

http://www.que.es/ultimas-noticias/sociedad/201403071132-algunas-mujeres-deportadas-fueron-obligadas.html