Inhumadas 46 víctimas del franquismo que no han podido ser identificadas
El acto fue organizado por AFFNA-36, en colaboración con el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de PamplonaBarkos destaca que estos homenajes permiten “cerrar heridas abiertas”
UNAI YOLDI HUALDE JAVIER BERGASA – Martes, 2 de Abril de 2019
PAMPLONA- El primero de abril, el que durante años fuera considerado como el Día de la Victoria de los sublevados en la Guerra Civil, se convirtió ayer en una jornada de memoria, reparación y dignidad con la inhumación de los restos de 46 víctimas del franquismo, que no han podido ser identificadas. En concreto, se trata de personas represaliadas tras el golpe militar de 1936 -cuyos restos han sido rescatados de distintas fosas de Navarra- y que más de 80 años después fueron inhumados en el Panteón Republicano del Cementerio de Pamplona, en un acto organizado por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, AFFNA-36, en colaboración con el Ejecutivo foral y el Ayuntamiento de la capital navarra.
La inhumación -que ha sido posibles gracias a la recuperación de los restos en el marco del Plan de Exhumaciones que lleva a cabo el Gobierno de Navarra en convenio con la Sociedad de Ciencias Aranzadi- arrancó con la entrada de la comitiva en el cementerio en la que los familiares de los fusilados portaron los restos en pequeños féretros cubiertos con banderas republicanas hasta el panteón, donde aguardaban, entre otras autoridades, la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, la presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez, la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Ana Ollo, y el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron.
Allí, tras un aurresku, familiares, miembros de las asociaciones y autoridades institucionales realizaron una ofrenda floral antes de que se introdujesen los restos en el panteón, que necesitará ser ampliado ya que con estas inhumaciones se ha ocupado el espacio previsto para alojar a 60 personas.
Durante su intervención, Uxue Barkos recordó que ochenta años atrás terminó la Guerra Civil y “se consolidó una dictadura que extendió la represión y la ausencia de libertades a lo largo de casi cuarenta años”. “En Navarra alrededor de 3.500 personas fueron asesinadas y enterradas en fosas clandestinas, en simas, en cunetas, condenadas al silencio, la invisibilización y el olvido”, subrayó la presidenta, que agregó que hubo “miles de familias rotas” por una violencia que acabó con la vida de personas a las que catalogaron “como malos navarros o malas navarras, como enemigos, simplemente porque no pensaban como ellos”.
“A pesar de los esfuerzos del franquismo, la memoria de aquellos navarros y navarras perduró y lo hizo gracias al tesón y la convicción de las familias”, declaró. Además, frente al discurso de la derecha de que la memoria “abre heridas”, apuntó que “actos como el de hoy (por ayer) permiten que las vayamos cerrando, porque las heridas de la violencia del franquismo siguen abiertas en las familias que las sufrieron”. “En este país todavía hay quien no ha condenado, firme e inequívocamente, las miles de desapariciones forzadas que provocaron las fuerzas sublevadas, la represión del franquismo sobre miles de familias y una dictadura que impidió el desarrollo de las libertades y conculcó derechos humanos”, sentenció Barkos.
ROMPER EL SILENCIOPor su parte, Asiron destacó que la inhumación de ayer pretende “recuperar la memoria y la dignidad” de estas personas que fueron asesinadas durante la Guerra Civil y el franquismo, “sin constancia de su enterramiento, de su certificado de defunción, de su memoria”. “Poco a poco va rompiéndose el silencio que durante tantos años permitió la impunidad de aquellos crímenes, pero queda mucho por hacer todavía, porque, para nosotros y nosotras, los que hoy homenajeamos no son simples huesos, como los denominan algunos”, aseveró.
En ese sentido, resaltó que, “aunque nos acusen de ser buscadores de huesos, seguiremos trabajando para cerrar ese interminable duelo que dura ya demasiados años”.
