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«En España el camino judicial está cerrado para las víctimas del franquismo»

El Diario, 02/07/2019 | 3 julio 2019

Entrevista a César Estirado, fiscal y familiar de represaliadosJuan Miguel Baquero

El fiscal de Medio Ambiente de Madrid ha investigado en la historia de su propia familia para construir un relato de Memoria Histórica

En ‘Las vicisitudes de los Estirado’ trata el camino bajo la represión franquista de su abuelo, uno de sus tíos y dos tíos abuelos, encarcelados y depurados

El «franquismo sociológico» es una anomalía» que convierte a España en «una excepción patológica» al no juzgar sus propios crímenes contra la humanidad, apunta

La historia íntima, tantas veces relegada al olvido. Es el muro que ha roto el fiscal delegado de Medio Ambiente de Madrid, César Estirado, investigando el rastro familiar para elaborar la memoria interior. El resultado, Las vicisitudes de los Estirado: unos adelantados de su tiempo, un relato que trata la huella que la represión franquista dejó en su abuelo, uno de sus tíos y dos tíos abuelos.

La lucha contra la desmemoria es una cuestión común, entiende. Porque el franquismo sociológico es «una anomalía» que convierte a España en «una excepción patológica» incapaz de juzgar sus propios crímenes contra la humanidad. Y así lo cuenta a eldiario.es.

Para trazar esta historia, el fiscal ha buceado en diversas fuentes documentales. Como el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca, los fondos del Ministerio del Interior y de la Prisión Provincial de Segovia. También en libros, como «la monografía de Santiago Vega Sombría» sobre la represión franquista en tierras segovianas.

Y en testimonios orales: «de Josefa Estirado Álvaro, mi tía Pepa; Alejandra Estirado Álvaro, mi tía Juche; y Celestino Estirado Álvaro, mi padre». El relato está dedicado «a Felipe Estirado Valverde, mi abuelo; Celestino y José Estirado Valverde, mis tíos abuelos; y a mi tío, Felipe Estirado Álvaro», cita el autor. «Y a todas las víctimas de la represión franquista», subraya.

No deja de ser curioso que un fiscal no pueda acceder a la justicia por las víctimas de su familia, en este caso víctimas del franquismo.

No me lo he planteado. Las cuatro personas a las que dedico el relato familiar sobrevivieron. Y por otra parte tengo muy claro que judicialmente en España es imposible, el camino judicial está cerrado en todos los casos.

¿Deben denunciar las víctimas, entonces?

Me parece prioritario que sigan intentando abrir ese camino, sobre todo con los crímenes más graves. Me refiero a los de lesa humanidad, las desapariciones, los asesinatos extrajudiciales, las torturas constatadas a lo largo de todo el franquismo…

¿Y cómo es su relato familiar?

En el 36, después del golpe de julio, en la provincia de Segovia, como en muchas otras, no hubo resistencia armada. Como dice Francisco Espinosa, lo que hubo fue un genocidio, pura represión indiscriminada contra elementos sociales y políticos considerados hostiles al régimen. Y dentro de ese castigo hubo una especial incidencia contra los maestros. Un tío y dos tíos abuelos míos eran maestros y mi abuelo era secretario del Ayuntamiento de Arcones, y sufrieron represalias. La orden de detención fue contra los cuatro simultáneamente.

¿Estaban ‘señalados’ por los golpistas?

Toda la familia en esa época tenía compromisos sociales y políticos y también problemas personales con el párroco del pueblo. Tenía información de estas desavenencias y he descubierto su implicación y cómo sufrieron la represión. Empecé con pocos datos y he acabado por ordenarlos de manera biográfica para poder reconstruir la vida de estas personas desde el aspecto de cómo les afectó la represión franquista.

¿Cómo descubre qué ocurrió en su familia?

Desde que era adolescente solamente lo escuché en relación a mi abuelo, que estuvo en la cárcel y que tenía enfrentamientos con el cura de la localidad. Es lo único que había escuchado. En la familia se hablaba muy poco. Cambió la cosa cuando a un hermano mío, que estudió periodismo, le mandaron hacer un trabajo sobre cómo vivieron la guerra civil personas que eran niños entonces.

Ahí se derrumbó un muro de silencio…

Entrevistó a mi tía, que ya era mayor, y descubrí cosas que no sabía. Me picó la curiosidad. Vi que no era solo un tema personal, sino también político. Y lo he plasmado en una investigación.

¿Qué objetivo tiene con esta investigación ‘interior’?

Mi objetivo es de divulgación. Contextualizar lo que era la represión franquista y también para que se valore socialmente a estas muchas personas que tuvieron una actitud muy valiente y merecen toda credibilidad. Que sirva de aportación, que quienes tengan antecedentes familiares los rescaten, que se animen a entrar en estas historias y no las dejen olvidadas. Que se difundan y la sociedad las conozca, para que el interés por la Memoria Histórica no sea solo algo de historiadores.

¿Qué falta para que la sociedad española entienda que es una cuestión de derechos humanos?

Falta que desaparezca el franquismo sociológico. Tardará. Es una anomalía social que vivimos. Como el machismo, que está asentado y colea aunque se quiera luchar contra él. Con el franquismo pasa y queda tiempo para que la sociedad sea completamente consciente de lo grave que fue y las consecuencias que tuvo. Falta conciencia social y también judicial. Es un proceso largo.

¿Por qué la justicia española no persigue ni juzga los crímenes del franquismo como crímenes contra la Humanidad?

Vamos a suponer que la justicia española, como cualquier otra justicia normal, sí persiguiera los crímenes de lesa humanidad. Que los debería perseguir. Como sobre las personas que participaban de forma sistemática en una depuración política y social.

¿Son delitos imprescriptibles?

Por supuesto. He participado en muchas conferencias, he publicado escritos sobre temas jurídicos, y lo tengo clarísimo: son crímenes imprescriptibles, inamnistiables y se debe aplicar el requisito de legalidad internacional. Está recogido en convenios internacionales firmados por España. Así se han perseguido estos crímenes en Francia, Italia, Alemania, antiguos países del Este… Por no hablar de otros continentes. Por eso España es una excepción patológica. Aquí se aplican categorías incorrectas, como la prescripción, el principio ordinario de legalidad o la Ley de Amnistía del 77.

¿Qué razones hay para que todo siga igual a nivel judicial?

Una de las finalidades del pacto transicional era la impunidad de los crímenes del franquismo. Y eso se interiorizó bastante. Cuando empieza a haber un interés en la siguiente generación en investigar, el resultado es que el único juzgado es Baltasar Garzón, el juez que intentó abrir el proceso.

España tampoco colabora con la Querella Argentina.

Ni siquiera, efectivamente. Hay una nota del anterior Fiscal General del Estado prohibiendo la colaboración con este proceso en Argentina. Y allí están haciendo lo mismo que hicimos nosotros, aplicar la justicia universal. Argentina nos está devolviendo el favor.

¿Y qué le parece, por cierto, el auto del Tribunal Supremo que cita al dictador Francisco Franco como Jefe del Estado desde 1936?

Es una legitimación indirecta del golpe de Estado. Da un tratamiento muy respetuoso al dictador y lo considera Jefe del Estado desconociendo al Gobierno legítimo de la II República. Tiene un trasfondo ideológico. Incluso marca una continuidad entre el régimen actual y el de Franco. Es algo que el Supremo hace con frecuencia. Como en el caso Cassandra, sobre los tuits de Carrero Blanco, que no menciona para nada que se trataba del presidente de una dictadura.

https://www.eldiario.es/sociedad/Espana-judicial-cerrado-victimas-franquismo_0_911659856.html