Hasta el rabo todo es Franco
No quiero ser aguafiestas, pero a Franco llevamos año y pico desenterrándolo
No quiero ser aguafiestas, pero a Franco llevamos año y pico desenterrándolo. Con la decisión del Supremo todos bailamos sobre su tumba como si ya estuviera vacÃa.
Pero ahà sigue, y aún quedan vÃas para demorarlo. Si no lo sacan antes de las elecciones, después ya veremos la prisa que tenga quien gobierne.
La última palabra sobre la exhumación de Franco la tiene el juez que atacó la ley de Memoria Histórica
Junto a la tópica botella de cava, tengo en el congelador el artÃculo para el dÃa que exhumen a Franco del Valle de los CaÃdos. Lo tengo escrito desde hace tiempo, como los obituarios de esos personajes públicos de edad tan avanzada que los periódicos les tienen escrita la necrológica desde años antes.
Mi artÃculo para celebrar la exhumación de Franco lo dejé ya escrito hace un año y tres meses. Es el tiempo que llevamos exhumando a Franco, exhumándolo poco a poco, tan poco a poco que ahà sigue. Hace un año y tres meses lo prometió Sánchez, nada más llegar a la presidencia tras la moción de censura, y yo escribà mi artÃculo, por si era algo rápido. Aquel dÃa ya hubo quienes celebraron el anuncio como si ya viesen el furgón fúnebre saliendo de Cuelgamuros.
Dos meses después lo aprobó el consejo de ministros, y yo volvà a desempolvar mi artÃculo, y volvimos a celebrar un «dÃa histórico». Un mes después, ya en septiembre del año pasado, lo validó el Congreso, y otra vez aplaudimos un «dÃa histórico», escribimos artÃculos eufóricos, recordamos a las vÃctimas y bailamos sobre su tumba, aunque seguÃa ocupada.
El verano de 2018 lo vivimos en la inminencia de que cualquier mañana nos despertarÃamos con la noticia. Lo he contado alguna vez: Manel Fontdevila y yo estábamos en agosto del año pasado publicando una novela por entregas en este mismo periódico, cuya trama tenÃa que ver con la exhumación de Franco. EscribÃamos excitados y a la vez angustiados por si al dÃa siguiente sacaban la momia y nos dejaban sin novela, de tan inminente como era. Y aquà seguimos un año después.
Siguió corriendo el calendario, y el pasado marzo el gobierno puso por fin fecha a la exhumación: junio de 2019. Volvimos a celebrar como si ya estuviese la tumba vacÃa, aunque ahà seguÃa, solo habÃa que esperar unos meses y ya. Después llegaron los obstáculos judiciales, que lo iban a demorar un poco más. Hasta este martes, cuando el Supremo dio vÃa libre, y otra vez celebración, «dÃa histórico» y nuevos artÃculos sobre Franco, el Valle, el Pardo, la maniobra de exhumación, el futuro del Valle, la reparación a las vÃctimas… Con una pequeña objeción: el dictador todavÃa está allÃ, bajo la misma lápida.
Ahora el gobierno dice que esta es la buena, que lo va a sacar antes incluso de la campaña electoral, cuestión de semanas. Pero por delante espera un juez filofranquista que se ha agarrado a la licencia de obras y va a hacer todo lo posible y más por impedirlo. Si planta pelea al gobierno, la cosa se puede ir para largo. Más de tres años, dicen los que saben del asunto. Aparte de los recursos que la familia ponga en el Constitucional, que también podrÃa suspenderla hasta resolver. Y esperen, que en el camino espera el prior del Valle, que no se ha mostrado muy colaborador hasta ahora, y que es capaz de echar silicona en la cerradura de la BasÃlica el último dÃa. Sin mucha imaginación se me ocurren otras vÃas para ganar tiempo y demorar la exhumación, pero no las voy a compartir aquà para no dar ideas a la familia.
Este martes todo era triunfalismo, todos bailamos sobre su tumba como si ya estuviera vacÃa. Pero ahà sigue. Y si no lo sacan antes de las elecciones, después ya veremos la prisa que tenga quien gobierne. Incluso si es el propio PSOE, que ya rentabiliza electoralmente la exhumación sin necesidad de consumarla.
En fin, que no quiero ser aguafiestas, pero a Franco llevamos año y pico desenterrándolo, y ahà sigue. Y lo que le puede quedar aún. Para nuestra generación, exhumarlo se empieza a parecer a su propia muerte: esperada desde unos años antes, inminente en cada recaÃda de la enfermedad, pero lo mantuvieron con vida hasta el infinito y más allá, mientras caducaban las mÃticas botellas de cava en las neveras.
Franco alargó la guerra más allá de lo necesario para causar mayor matanza; prolongó su dictadura hasta quedarse solo en Europa; siguió matando hasta el último dÃa y un poco más; estiró su propia vida hasta no quedar ni el último suspiro; y ahora está dispuesto a quedarse en su tumba unos meses más, años si lo permitimos.
Y nada me gustarÃa más que tragarme este artÃculo dentro de unas semanas.
https://www.eldiario.es/zonacritica/exhumacion_de_Franco_6_945665448.html