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Así fue como el Valle de los Caídos se convirtió en una herida abierta para las víctimas del franquismo

France24, 01/10/2019 | 2 octubre 2019

El proceso para sacar a Franco de su tumba ha sido complejo

 

Álvaro Cordero

El Tribunal Supremo de España avaló que el Gobierno exhume los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, un monumento situado a las afueras de Madrid cuya construcción se realizó por presos republicanos.

El martes 23 de septiembre el Tribunal Supremo de España dio el visto bueno a la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, un monumento megalómano construido durante la dictadura a poco más de 50 kilómetros de Madrid. Un lugar erigido por presos políticos republicanos que alberga más de 33.000 cadáveres y que para muchos es el gran mausoleo del dictador.

El proceso para sacar a Franco de su tumba ha sido complejo. El Partido Socialista emitió una iniciativa en el Congreso de los Diputados para exhumar al dictador en mayo de 2017, cuando estaba en la oposición. Esta propuesta contó con el apoyo de casi toda la oposición y la abstención del Partido Popular de Mariano Rajoy y de Ciudadanos. Pero mientras Rajoy se mantuvo en el poder el proceso se paralizó.

En junio de 2018 la situación cambió tras la moción de censura contra el Partido Popular que aupó a Sánchez a la presidencia del Gobierno. El nuevo Ejecutivo tenía entre sus propuestas estrella sacar a Francisco Franco de su basílica, tal y como recomendó el Informe de la Comisión de Expertos sobre el Futuro del Valle de los Caídos elaborado en 2011, durante los últimos meses del mandato del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

El litigio entre la familia del dictador y el Gobierno se prolongó entonces durante 15 meses, hasta que el 23 de septiembre el Tribunal Supremo ratificó que la exhumación y el posterior entierro en el cementerio público de Mingorrubio eran legítimos. Esto se confirmó definitivamente el lunes 30 de septiembre con la resolución del Tribunal que afirma que no es necesaria la licencia de obra que había paralizado la exhumación.

60 años después de su inauguración, este monumento, símbolo inequívoco de la dictadura, ha vuelto a los titulares de los medios de comunicación españoles e internacionales por la intención del Gobierno del socialista Pedro Sánchez de exhumar a Francisco Franco. ¿Cuál es su historia?

Símbolo para los vencedores, herida abierta para los perdedores

La basílica del Valle de los Caídos nace con el final de la Guerra Civil española. Una guerra que sirvió de campo de pruebas previo a la Segunda Guerra Mundial y que dejó más de medio millón de muertos entre 1936 y 1939. Franco ideó este proyecto para «perpetuar la memoria de los que cayeron en nuestra gloriosa Cruzada». Es decir, los fallecidos del bando sublevado. El vencedor y al que Franco lideraba.

Su inauguración se realizó en abril de 1959, en el aniversario número 20 del final de la contienda. Una cruz católica de 150 metros de altura se erige en medio de la sierra madrileña y corona una basílica que alberga a más de 33.000 muertos de uno y otro bando. Además, en su interior se ensalza, junto a la tumba del dictador, la de José Antonio Primo de Rivera, fundador del partido fascista Falange Española.

El senador del PSOE y exdirector para la Memoria Histórica, Fernando Martínez, asegura que «el monumento no representa ninguna reconciliación, es tan solo una exaltación del nacionalcatolicismo ejercido por Francisco Franco después de 1945». Esto contrasta con la versión que defiende la basílica y algunos sectores conservadores de la sociedad española, que si que creen que este monumento represente la reconciliación del país.

Para el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova, «se creó un falso discurso en torno a la reconciliación al asegurar que hay muertos enterrados de los dos bandos».

El régimen de Francisco Franco tuvo un marcado carácter fascista hasta 1945, pero tras la derrota de la Alemania Nazi su discurso viró hacia un nacionalcatolicismo, donde la Iglesia y el Estado estuvieron fuertemente unidos. En 1955 la ONU admitió a España y con ello comenzó su apertura internacional.

El Valle se inauguró ocho meses antes de la visita del expresidente estadounidense Dwight Eisenhower y el régimen vio «apropiado» que el monumento se entendiese, a ojos de la opinión internacional, como un lugar de reconciliación. Pero para el presidente de la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, «ese argumento pierde todo su peso en cuanto entras al mausoleo y ves que está hecho a imagen y semejanza del dictador».

Para dar esa imagen de reconciliación se exhumó a un número indeterminado de combatientes republicanos de las fosas comunes donde se encontraban y se les enterró, de forma clandestina, en el Valle de los Caídos. Sus familias no supieron de esto hasta muchos años después.

Fallecidos «retenidos» que las familias aún reclaman

De las más de 33.000 personas enterradas, aún se desconoce la identidad de más de 12.500, en su totalidad pertenecientes al bando republicano. «En muchos casos se sabe de qué pueblo procedían, pero en los registros no se formalizó nunca el nombre y apellido de las víctimas, solo se intuye que están allí porque en el lugar original donde fueron sepultados ya no están», asegura el senador Martínez.

«Los muertos republicanos fueron llevados allí sin el permiso de sus familiares. Se les sacó de fosas comunes de casi todas las provincias españolas con el beneplácito de los alcaldes franquistas de la época en secreto y se les enterró en el lugar», añade Julián Casanova.

Número de inhumaciones por año en la basílica. Las inhumaciones se produjeron hasta seis años después de que llegase la democracia a España. France 24

Esta situación genera que numerosas familias hayan decidido que no quieren que sus antepasados descansen junto a los restos del dictador, pero para el director de la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica, «los esfuerzos del Gobierno siguen siendo insuficientes porque en estos 15 meses han hablado de Franco, pero no de los republicanos que están allí enterrados en contra de los deseos de sus familias».

De hecho, hay una sentencia a favor de la exhumación de uno de los cadáveres, pero hasta el momento no se hizo efectivo nada al respecto.

¿Una basílica a imagen y semejanza del dictador?

Es cierto que Francisco Franco no dejó por escrito que a su muerte fuera enterrado en el Valle de los Caídos. Un lugar que, en teoría, es para los fallecidos en la guerra. Se ha mantenido durante décadas que esta decisión fue tomada después de su deceso en 1975. Sin embargo, no todas las opiniones giran en esta dirección.

El catedrático en historia contemporánea Julián Casanova asegura que, aunque no quedase por escrito, «todo el mundo entendía que el dictador debía ser enterrado en su gran obra», un monumento que como afirma Emilio Silva «aún tiene referencias a Franco, como sus escudos. Además, su sepulcro se situó en medio de la basílica y eso fue planeado durante los meses previos a su muerte».

A pesar de haber más de 33.000 personas enterradas allí, solo se ensalzan dos figuras por encima del resto: La de Francisco Franco y la de José Antonio Primo de Rivera. El resto permanecen en las capillas.

La construcción del Valle de los Caídos duró 19 años y estuvo a cargo, en su mayoría, de presos políticos republicanos. Después de la guerra decenas de miles de españoles leales a la República fueron encarcelados y los que no estaban condenados a muerte podían reducir su pena de cárcel trabajando en la construcción de la basílica. Se estima que unos 20.000 presos políticos la construyeron. Y aunque fueron allí de forma no forzada, sus juicios previos fueron parciales.

Con la salida del cuerpo de Franco, ¿qué futuro tiene el Valle de los Caídos?

Son numerosas las voces que se manifestaron para dar sentido al futuro del Valle. Se puede optar por dos opciones, que se convierta en un lugar para la reconciliación o que sea un lugar de exposición de lo que fue el nacionalcatolicismo español, al igual que se conservan los campos de concentración nazis.

Julián Casanovas cree que «el Valle de los Caídos debe ser explicado, no venerado. Se necesita que se cree ahí un centro que represente lo que la dictadura fue y sirva para ampliar el conocimiento de sus visitantes. Es una parte innegable de nuestra historia que no debemos olvidar, pero actualmente no se cuenta la historia real del lugar».

El senador Martínez continúa por la misma línea al afirmar que «es la perfecta representación de lo que fue el Estado español durante los 36 años de dictadura. Una unión exacerbada entre la Iglesia católica y el Estado que queda plasmada en una basílica».

Desde asociaciones como la de la recuperación de la Memoria Histórica van más allá y consideran que los restos del político fascista José Antonio Primo de Rivera tampoco deberían estar allí, «o al menos se debería terminar con su jerarquización dentro de la basílica». Primo de Rivera fue asesinado por militantes izquierdistas durante la guerra, pero su partido, Falange Española, tuvo un gran peso en la dictadura.

España intenta cerrar con la exhumación de Francisco Franco uno de los episodios más oscuros de su historia, pero en términos de Memoria Histórica resta mucho por hacer. Se estima que en la actualidad todavía hay más de 140.000 personas enterradas en fosas comunes y miles de familias que reclaman los restos de sus antepasados para darles sepultura. En su mayoría son antiguos combatientes del bando republicano.

Las tareas de reconstrucción de la memoria colectiva no se iniciaron con el comienzo de la democracia en 1977, sino que lo hicieron a partir del año 2000. A pesar de la creación de una ley que intenta reparar estos daños, el debate sigue muy presente en la sociedad entre aquellos que prefieren olvidar lo que pasó y empezar de nuevo y los que exigen que la memoria de sus familiares sea recordada.

https://www.france24.com/es/20190930-valle-caidos-dictador-franco-espana