Franquismo S.A.: la desfranquización ausente
Introducción de Franquismo S.A., libro de Antonio Maestre sobre la oligarquÃa económica franquista
Introducción de Franquismo S.A., libro de Antonio Maestre sobre la oligarquÃa económica franquista, su papel en la actualidad y la ausencia de reparación a los represaliados
Franquismo S.A. está editado por Akal y sale a la venta el próximo 4 de noviembre
El Protectosil es un producto quÃmico que sirve para impedir realizar grafitis sobre monumentos o paredes. Un invento que mantiene impoluta la superficie de escribas ajenos y que impide actos de vandalismo. O de reparación. La creadora del Protectosil es una empresa alemana llamada Degussa, que fue también la fabricante del Zyklon B con el nombre de Degesch y que estaba integrada en el emporio IG Farben. En el año 2003 se conoció que el producto quÃmico impregnarÃa el monumento al Holocausto que se construÃa en BerlÃn. ParecÃa una broma macabra, cubrir el monumento de un producto quÃmico fabricado por los mismos que crearon el veneno que gaseó a los homenajeados. «El incidente Degussa» lo llamaron, una polémica que generó mucho ruido en la que el autor del monumento, el arquitecto Peter Eisenman, defendió que la empresa ya habÃa pagado por sus crÃmenes y no se la podÃa culpar en el presente por los actos del pasado: «No podemos dejarnos convertir en rehenes de lo polÃticamente correcto».
Finalmente venció la eficiencia del producto. El mejor del mercado. Ahora, un guÃa de BerlÃn nos explica que el Protectosil impregna los enormes bloques por deseo del autor para poner de manifiesto la implicación de la empresa en los crÃmenes. La perversión del relato hasta en las visitas guiadas.
En España los derechos del producto quÃmico los tiene la empresa BASF Española S.A., que según la historia oficial de la propia entidad fue creada en el año 1966. Antes no existió en el relato oficial de la corporación. Una buena capa de Protectosil sobre la historia de la filial española de la empresa suministradora del gas que asesinó a millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial. Capas de olvido, pátinas de pintura, y litros de Protectosil para impedir escribir sobre la memoria de empresas, cómplices y responsables que han anotado con sangre los balances y las cuentas de resultados.
En España, la represión franquista se tiende a analizar y valorar únicamente desde el punto de vista social y polÃtico olvidando, sobre todo en el debate público, la importancia que tuvo la represión económica y la obtención de beneficios empresariales y patrimoniales relacionados con la opresión de libertades. No escatimaron en modos y formas de extraer las rentas y los bienes de los perdedores de la guerra. Algunas de las empresas más cercanas a las elites franquistas usaron mano de obra forzada –rojos, vagos y maleantes– apelando al programa de redención de penas por el trabajo ideado por el jesuita Antonio Pérez del Pulgar. Otras empresas se aprovecharon de la represión de sus competidores por pertenecer al bando fiel a la legalidad republicana y otras, simplemente, se lucraron gracias a la cercanÃa con el dictador Francisco Franco cuando el régimen efectuó su inmensa labor de obra pública, carreteras, monumentos, reconstrucción de pueblos, ciudades y pantanos. Tráfico de influencias, corrupción, nepotismo y enchufes. Como dios manda. Además, el franquismo propició unas condiciones laborales muy ventajosas para las empresas que se acercaban a las oligarquÃas del dictador.
No existÃa el sindicalismo ni se podÃan negociar condiciones salariales y de trabajo dignas. Todo eran ventajas para el libre desarrollo del capitalismo español.
Algunas empresas que cotizan en el IBEX 35, como Naturgy, OHL o Iberdrola, se lucraron con la represión y el modelo autárquico que impuso el dictador y, hoy dÃa, siguen sin reparar a las vÃctimas. Es una obviedad que muchas de ellas no existÃan durante el franquismo tal como las conocemos, pero muchas de las que hoy operan en la bolsa española han sido constituidas a base de adquisiciones de otras empresas y absorción de otras muchas que no solo trabajaban durante el franquismo, sino que se lucraron de forma directa gracias a la represión durante la dictadura.
En el archivo del diario ABC existe una fotografÃa realizada durante la construcción de El Valle de los CaÃdos. En el reverso de la instantánea aparece una anotación manuscrita en la que se advierte de la necesidad de borrar el cartel de la constructora Huarte que aparece en la imagen. La rúbrica es un perfecto ejemplo que sirve para ilustrar cómo las grandes empresas españolas intentan borrar, con la connivencia de los medios de comunicación y los gobiernos de esta democracia, los vestigios de la instrumentalización que hicieron del franquismo para construir su imperio económico. Mantener la apariencia ocultando el modo en el que se hicieron ricos.
La apariencia. El elemento troncal que da esplendor al discreto encanto de la burguesÃa. El constructo que le permite desarrollar una ficción que deslumbra a las clases bajas para mostrarse bella y apetecible. Un ejemplo a imitar. Un modelo aspiracional que permita domar los más revolucionarios impulsos de quien no tiene nada o de aquellos a los que se lo han arrebatado. Se trata de mostrar lo atractivo, lo dorado, lo brillante. Lo excitante. Pero ocultar en la trastienda aquello que permitió dar lustre a la efigie pública. Guardar en el trastero el cuadro que va deteriorándose y envejeciendo mientras muestra a la opinión pública un cutis impecable. No desdeñar, sin duda, el fruto de aquella explotación de la miseria ajena, pero ocultar el modo en el que se cosechó. Reputación lo llaman en la familia; Responsabilidad Social Corporativa en la empresa; Transición en la polÃtica.
En España no ha existido ningún proceso de reparación ni de indemnización por parte de las empresas que participaron de forma activa en la utilización de mano de obra esclava ni del expolio del patrimonio de los represaliados, como sà ocurrió en otros paÃses de nuestro entorno tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Precisamente para eso ganaron la guerra, para no tener que hacerlo, ni pedir disculpas, ni perder. Algo. Alguna vez.
https://www.eldiario.es/sociedad/desfranquizacion-ausente_0_955755296.html