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Los vestigios del franquismo que siguen presentes en Zamora

| 28 octubre 2019

La reparación a los dirigentes y funcionarios de la Diputación sigue pendiente, por «falta de voluntad»

 

Manuel Herrera

En noviembre se cumplirán 44 años de la muerte de Francisco Franco, el hombre que encabezó la dictadura que sufrió España durante más de un tercio del siglo XX. Esta semana, sus restos mortales han abandonado el Valle de los Caídos para aterrizar en el cementerio de Mingorrubio, donde reposarán ahora lejos del mausoleo y símbolo del Régimen. El paso de exhumar el cadáver del dictador supone un avance más en el objetivo de eliminar los vestigios de una época cuyo recuerdo aún pervive en el callejero de la provincia. También en diferentes homenajes y placas que aparecen repartidas por la geografía zamorana. Una gran parte se ha ido eliminando en aplicación de la Ley de Memoria Histórica del 2007, pero ese trabajo todavía no ha concluido.

En lo referente a Zamora capital, la parte del callejero se solventó con el cambio de nomenclatura de las vías dedicadas a Alfonso Peña y a Carlos Pinilla. Esta medida supuso el cierre de un proceso que había iniciado, treinta años antes, el equipo de gobierno del socialista Andrés Luis Calvo, que borró del mapa de la ciudad los nombres del «Generalísimo Franco», del «General Mola» o de los «Héroes de Toledo». Así, con 48 espacios que se sustituyeron de forma «dulce» para evitar que «se hirieran sensibilidades».

Ya con Francisco Guarido al frente, el Ayuntamiento de Zamora aprobó, por unanimidad, la retirada de la medalla de oro de la ciudad a Francisco Franco, un reconocimiento que el dictador nunca llegó a recibir en persona, pero que se le concedió, de forma simbólica y por acuerdo de Pleno, en el año 1949. En este mismo proceso de aplicación de la Memoria Histórica, la institución municipal llevó a cabo un reconocimiento público a 43 funcionarios y 12 concejales que fueron depurados de sus cargos y fusilados tras el Golpe de Estado de 1936.

La parte institucional se ha resuelto, pero eso no quiere decir que la capital carezca de elementos que recuerdan al Régimen. Uno de los más famosos se encuentra en una de las entradas de la Universidad Laboral. Allí se erige una inscripción en piedra que reza lo siguiente: «Para que la sangre no vuelva a ser el precio de la justicia, para que el trabajador conquiste su futuro con las nobles armas de la cultura, para que la paz sea la bendición de Dios sobre las almas se fundó esta institución siendo Francisco Franco caudillo de los españoles».

Más allá de esta referencia, los barrios de Los Bloques y San José Obrero cuentan con varias inscripciones en piedra de la Delegación Nacional Sindical. Además, muchas de las viviendas construidas por el ministerio durante la dictadura en estas zonas aparecen «decoradas» por una placa en la que se pueden ver el yugo y las flechas. Algunos de estos elementos han ido desapareciendo a lo largo de los últimos años, pero todavía se mantienen más de dos centenares.

De igual modo, en un edificio comercial situado en la esquina de Santa Clara con Cortinas de San Miguel, que incluye inscripciones con varios nombres de municipios españoles, aún se puede ver una referencia a Ferrol, el lugar de nacimiento de Francisco Franco, como Ferrol del Caudillo. Esta denominación cambió en el año 1984.

En todo caso, la mayor parte de estos símbolos se ha ido retirando durante las cuatro décadas de etapa democrática. Una de las acciones más llamativas fue el desmantelamiento del monumento a los caídos ubicado en el Parque de San Martín. Ocurrió en las vísperas del nuevo milenio, en diciembre del año 2000.

En cuanto a la provincia, los cambios en el callejero han sido, en general, menos abruptos que en la ciudad. Los ayuntamientos han ido retirando, poco a poco, las referencias al Franquismo de los espacios públicos. En este caso, todavía hay pueblos que conservan nomenclaturas con vinculación al Régimen, pero la insistencia de colectivos y de organizaciones políticas como Compromís han ido poniendo el foco sobre los municipios más reacios al cambio y han obtenido resultados evidentes en los últimos años.

De hecho, el partido de Carles Mulet remitió hace unos días el listado de pueblos que han cambiado su callejero, a petición de Compromís, para adaptarlo a la Ley de Memoria Histórica. En esta relación se hallan municipios como Aspariegos, Asturianos, Corrales del Vino, Mayalde, Tábara, Toro, Fonfría, Villarrín de Campos, Morales de Rey, Fermoselle, Vadillo de la Guareña, Bermillo de Sayago, Guarrate, San Cebrián de Castro, Montamarta, Palacios del Pan, Brime de Sog o Porto de Sanabria, que accedieron a la reclamación para borrar de sus vías y plazas el rastro de la dictadura.

No obstante, el listado tiene una cara B, la de los municipios que se han negado a tomar medidas en su callejero o que directamente han ignorado las advertencias de los colectivos por la memoria, de los políticos implicados en el asunto o incluso del Ministerio de Justicia. Entre ellos destaca el caso de El Piñero, con su negativa explícita y pública a retirar la nomenclatura de la vía dedicada a Millán-Astray. Pero hay más.

Según el listado remitido por Compromís, todavía no se ha registrado el cambio en calles como la dedicada a Calvo Sotelo en Quintanilla del Monte o en Viñas; la que recuerda al General Mola en Santa Eufemia del Barco; o el de algunas vías con el nombre del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, en diferentes puntos de la geografía provincial. Además, muy cerca de Zamora capital, en Roales, una de las arterias principales del pueblo lleva aún el nombre de General Franco. Villamayor de Campos tenía, hasta este año, una plaza dedicada al «Generalísimo», pero aprobó renombrarla como Plaza Mayor hace apenas seis meses.

En cuanto a las referencias, monumentos o hitos repartidos por la provincia y que recuerdan o ensalzan la dictadura, destaca una placa de mármol ubicada en la iglesia de Arcenillas, que homenajea a José Antonio Primo de Rivera «y otros caídos». Los templos de Moraleja del Vino, de Villalonso o de Villalazán también cuentan con elementos similares.

Por otro lado, en Malva existe una cruz con inscripción en piedra dedicada a los caídos, mientras que, en Villaralbo, un letrero en piedra refleja también el número de viviendas construidas por el Régimen en la zona, con símbolos situados a los lados.

Además, como en el caso de la capital, algunas viviendas de diferentes municipios de Zamora aparecen coronadas con una placa en la que se incluyen el yugo y las flechas de la Falange.

Finalmente, en lo que se refiere a la responsabilidad de la Diputación Provincial en el asunto, desde el Foro por la Memoria de Zamora critican «la falta de voluntad política» para poner en marcha medidas de reparación y de retirada de honores a responsables del Régimen como Carlos Pinilla.

La institución aceptó, en un Pleno celebrado en febrero del año 2018, iniciar el expediente para reconocer y rehabilitar a los funcionarios y cargos públicos de la institución que fueron represaliados y depurados tras el inicio de la Guerra Civil en el año 1936. El equipo de gobierno de Mayte Martín Pozo se comprometió a trabajar en este sentido, pero veinte meses después el homenaje público todavía no se ha realizado.

El portavoz del Foro por la Memoria, Eduardo Martín, señaló, en declaraciones a este medio, que el colectivo detecta poca iniciativa por parte de los responsables de la institución provincial: «No sabemos si aceptaron la moción con sinceridad», lamentó el representante de la asociación.

«Al no haber sido posible la reparación a los trabajadores de la Diputación injustamente sancionados, por el tiempo transcurrido y por haber fallecido todos ellos, estos acuerdos siguen vigentes. En todo este tiempo no ha habido un acuerdo plenario que anule la sanción impuesta injustamente a estas personas. Es por eso que a día de hoy esta corporación aún está en deuda moral con estos vecinos y con sus descendientes», argumentó el propio Eduardo Martín antes de que este asunto se discutiera en la Encarnación.

Más allá de la situación de los represaliados y de los funcionarios públicos, otro de los temas que afectan a la Diputación es el de Carlos Pinilla. La asociación Benito Pellitero reclamó la retirada de la medalla de oro de la provincia al hombre que ejerció como gobernador civil de Zamora y de León en varias etapas de la dictadura. Esta petición causó cierta controversia y surgieron dudas acerca de la existencia de esa concesión honorífica.

Sin embargo, según indicó la crónica publicada por «El Correo de Zamora» el 14 de junio de 1958 no parece haber demasiadas dudas al respecto: «La provincia de Zamora ha rendido un grandioso homenaje al Excmo. Sr. D. Carlos Pinilla Turiño. En el salón de actos de la Diputación, abarrotado de público le fueron impuestas las Medallas de Oro de la Ciudad y de la Provincia», recogió en periodista en el titular y el subtítulo de la información. La institución municipal ya eliminó esos honores que cita el artículo.

La reciente salida a la palestra pública del caso de Pinilla, que también aparece en un retrato ubicado en el antiguo Palacio de la Diputación Provincial, y la presencia aún de calles con nomenclatura de procedencia franquista dejan patente que, aunque van desapareciendo de forma paulatina, los vestigios de la dictadura siguen presentes. Todo ello, a pesar de que Zamora y el país caminan hacia el medio siglo de vida democrática.

https://www.laopiniondezamora.es/zamora/2019/10/28/vestigios-franquismo-siguen-presentes-zamora/1199947.html