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Antonio Maestre: “No habrá reparación del franquismo si no hay concienciación colectiva”

Cuarto Poder, | 11 noviembre 2019

Entrevista al periodista, autor del libro “Franquismo S.A” (Akal), que ha salido a la venta esta semana

 

Miguel Muñoz  sábado, 9 de noviembre de 2019

¿Qué responsabilidad tuvieron las grandes empresas españolas en el franquismo? Es la pregunta a la que trata de dar respuesta el primer libro del periodista Antonio Maestre (Getafe, Madrid,1979). Editado por Akal, Franquismo S.A es un trabajo periodístico altamente documentado de los vínculos de diferentes familias de empresarios con la dictadura franquista. De personajes, definidos por Maestre como “cobardes, traidores, criminales y carroñeros” que se acercaron al poder para mejorar su posición social. En cuartopoder hablamos con él de todas estas cuestiones.

-¿De dónde te surge la idea de realizar este libro? ¿Cuáles han sido tus motivaciones?

-Surge un poco de la inquietud personal. Había leído mucho sobre este tema, me ha interesado desde siempre. Dos de las cuestiones que más me han interesado siempre han sido la historia de la Segunda Guerra Mundial y el nazismo, también de la Guerra Civil y la dictadura. Pero veía un desfase siempre entre lo escrito y contado en el nazismo y el franquismo. Había un oscuro que era la responsabilidad de las empresas. Si bien hay artículos y bibliografía sobre esa responsabilidad durante el nazismo, en España no. Siempre que veía compendios de artículos había temas de política, cultura o sociedad pero la economía nunca estaba. Nace fruto de ahí, quería enterarme por que y poco a poco empecé a intentar trazar ese puzle. Es cierto que hay historiadores locales o gente de la universidad que ha trazado de manera tangencial el tema. De ahí me puse a construir el puzle.

-Dices en una de las primeras páginas que es un libro sobre “cobardes, traidores, criminales y carroñeros”. ¿Cómo son ese tipo de personajes?

-Hay muchos perfiles. Pero lo que hay en esencia es mucha gente que durante mucho tiempo lo que hizo fue aproximarse al poder para enriquecerse personalmente, para conseguir una posición social relevante. Hay algún tipo de personaje que se acercó. Otros que desde el inicio de la Guerra Civil estuvieron directamente vinculados al franquismo. Pero son personajes que lo que han hecho ha sido aproximarse a un régimen genocida y criminal para tener una posición personal desahogada.

-En uno de los capítulos señalas a Julio Muñoz Ramonet como uno de los paradigmas de la razón de este libro. ¿Quién era?

-Antes de la Guerra Civil no era nadie. Después se dedica, junto con su madre por las relaciones que traza ella con militares franquistas, al estraperlo con el algodón. Empieza a montar un pequeño imperio que va parasitando a empresas que quedaron en mala situación después de la guerra. Las acaba comprando, como la fábrica de Can Batlló en Barcelona. Es un personaje que luego se dedica en Barcelona a la buena vida, a vivir como un crápula. Y acaba haciendo un negocio multimillonario nacido de la corrupción fruto de las relaciones personales con el franquismo, de su madre primero y luego suyas.

-Mencionas una gran cantidad de empresas en el libro: Gas Natural, Iberdrola, Acciona, OHL, BBVA, etc. Si tuvieras que elegir uno de los ejemplos paradigmáticos de la vinculación empresarial con el franquismo, ¿cuál sería?

-El ejemplo que puede abarcar todo es el de José María de Oriol Urquijo a través de Hidrola (Hidroeléctrica Española). La actual Iberdrola nace de la fusión de Hidrola e IberDuero. Oriol Urquijo viene de una familia de prominentes industriales vascos carlistas y tradicionalistas. Él fue un falangista convencido, alcalde de Bilbao, se dedicó a hacer listas de represaliados en los diarios falangistas de la época. Aparte de su vinculación en la represión y en el Golpe de Estado de 1936 luego trazó una red de intereses. El representa al empresario de las eléctricas a la vez que era procurador en las Cortes franquistas, presidente de la patronal de las eléctricas y el empresario encargado de hacer la legislación y además con trato directo para ello con Francisco Franco incluso por encima del ministro de Industria de la época.

Es un paradigma porque además luego representa cómo ese empresariado que nace durante la Guerra Civil, se construye durante el franquismo y se perpetúa después en la transición. Cuento una anécdota de cómo se cuadró ante Felipe González cuando ganó las elecciones. Con un taconazo militar le dijo: “aquí estoy, señor Felipe González, a su servicio”. Después le pidió que si le podía solucionar algunos problemillas que tenía con la empresa en Marruecos. Es el paradigma de como se construye ese poder empresarial durante el franquismo.

-Mencionas una iniciativa de Joan Tardá (ERC) en 2011 para exigir a las constructoras del Valle de los Caídos que pagaran las exhumaciones de las víctimas. Eso no llegó a ningún sitio. ¿Ha habido otras iniciativas políticas parecidas?

-Con las empresas no hay mucho más que eso. Sí es cierto que ha habido algunas iniciativas, casi siempre desde ERC o IU, relacionadas con la restitución del patrimonio robado durante el franquismo a los partidos políticos. Porque si bien al principio hubo una devolución después de la transición a los sindicatos pero sólo a vinculados al PSOE. Por ejemplo a la CNT no se le devolvió nada. Ha habido una especie de restitución pero selectiva. Cada vez que se ha planteado, se ha rechazado. Jesús Caldera, cuando rechazó esa iniciativa de ERC dijo que supondría unas onerosísimas cargas para el Estado por la imposibilidad de encontrar a los verdaderos responsables. Al no encontrar al verdadero responsable, el Estado sería responsable subsidiario. Son las palabras de Caldera. Y dijo que no era el momento. Además el PSOE cuando hizo la Ley de Memoria Histórica, tanto Ramón Jáuregui como María Teresa Fernández de la Vega se negaron en redondo a meter la restitución patrimonial. Quizás también tuvo que ver con los propios intereses de De La Vega y su familia, que tenían saltos de agua heredados del franquismo. Siempre ha habido una negativa porque sería darle una vuelta al calcetín a todo el patrimonio de las grandes empresas y familias. Es muy difícil encontrar una gran empresa o familia que tenga ahora dinero en la que no vería concernida su patrimonio.

-En lo que supone señalar y catalogar las responsabilidades con la dictadura dices que en España no se espera nada parecido en un futuro próximo. ¿Crees que no es posible? ¿Qué podrían hacer las empresas si quisieran borrar este tipo de legado?

-Hay dos cuestiones fundamentales. En el libro se infiere un canto a la esperanza que no aparece, pero sí se puede desencriptar. Los procesos de reparación homologables al de España, como Alemania, han tardado mucho. Acabó en 2007, 62 años después de la Segunda Guerra Mundial. Nosotros hemos sumado 44 años. Todavía estamos a tiempo. Pero es necesario empezar a hacer una solución integral de reparación porque la conciencia individual de estas familias y empresas tiene que ver con la concienciación colectiva en la sociedad. No es casualidad que en Alemania muchos nietos y familiares de estas empresas hayan pedido perdón o iniciaran un proceso de restitución. Porque previamente ha habido un proceso de concienciación colectiva de la sociedad. Es decir, la sociedad ha asumido que aquello estaba mal. Cuando la sociedad asume eso, los familiares también lo tienen que asumir. En España hasta que no hagamos un proceso de conciencia colectiva por el cual esté mal visto que hubiera empresas que se lucraron. Tenemos que hacer un proceso de transición de la conciencia colectiva para que eso pueda llevar a cabo un proceso de reparación. Este libro lo que intenta es plantear el debate, ser un paso para empezar a andar. No va a pasar próximamente porque no existe ese proceso de conciencia colectiva. Cuando empecemos a andarlo se podrá dar. No habrá reparación hasta que no haya conciencia colectiva.

-Has señalado como ejemplo a Alemania. Es una parte muy importante del libro el tratamiento que haces del proceso de desnazificación en aquel país. ¿Con qué nos tenemos que quedar de eso y con qué no? Dices que no hay que mitificarlo

-En comparación con el momento actual ellos están mucho más avanzados. Pero Alemania empezó 30 años antes. La Segunda Guerra Mundial acabó en 1945 y Franco murió en 1975. Ahí es donde debieran haber empezado los procesos. Se establece además otra diferencia. Las reparaciones en Alemania se la hicieron los que ganaron la Guerra, algo que aquí no pasó. Hasta el año 1989 que cayó el Muro de Berlín los nazis fueron integrados con total normalidad en la República Federal Alemana. Porque sus miembros fueron usados para luchar contra el comunismo, que en aquel momento era el enemigo por encima de todo. Si nosotros trazamos la memoria como el proceso final, es una cosa, pero cuidado porque ellos tuvieron una larga andadura por el desierto. Hay que recordar que Fritz Bauer, que quiso llevar a juicio a muchos miembros, tuvo que recurrir al Mossad para que detuvieran a Adolf Eichmann cuando él sabía donde estaba y no se lo permitieron. Los procesos de Auschwitz fueron muy complicados para Bauer. Y se cuentan muchas historias sobre cómo se asimiló a los nazis dentro de las cúpulas de la RFA, incluso altos cargos, con total normalidad. Hay que mirar el proceso final. Pero el camino traza bastantes similitudes con el nuestro.

-Hay una parte interesante del libro, quizás más desconocida que otras, que trata sobre las relaciones de la burguesía catalana con el nazismo.

-Durante muchísimo tiempo sí se ha hablado de la presencia de los nazis en Barcelona. De hecho hay hasta un libro de fotografías editado por el Ayuntamiento de Barcelona. Se conoce también la llegada de uno de los jerarcas a Montserrat. En cualquier caso lo que yo trazo es cómo esa burguesía catalana tuvo relación directa con sus empresas. La IG Farben, una empresa química de las más paradigmáticas en sus vínculos con el nazismo, porque tenía una fábrica en un campo de concentración de Monowitz, cerca de Auschwitz, en la que se dedicaba a la extracción de un derivado del carbón. Esa empresa tenía intereses directos en España, tenia hasta una fábrica en Flix (Tarragona). Hubo muchas empresas como la Unicolor, la Fábrica Nacional de colorantes, que tenían relación directa con IG Farben. En el libro salen varios documentos de contratos firmados entre estos empresarios catalanes. Pero lo que ocurrió fue que tras la Segunda Guerra Mundial los aliados declararon a IG Farben como una empresa tan corrupta que no podía ser recuperada por su vinculación con el nazismo. Y lo que hicieron fue disolver sus intereses en diferentes empresas que habían tenido también su presencia como Bayer, por ejemplo.

Lo que se hizo en España fue que el accionariado de la IG Farben pasó en un 51% a diferentes empresarios que habían tenido relación con ella mediante esos contratos. Esas familias eran los Montseny, los Milá, los Egarás, los Valls Taberner, etc. A través sobre todo de la cultura consiguieron relacionarse con estos empresarios nazis y mantener la vida pública sin ningún problema. Se cuenta la historia del Patronato del Liceo donde se realizaban las jornadas wagnerianas, una especie de exaltación de la vinculación con lo que quedaba del nazismo en Barcelona. Esos empresarios siguieron operando y se traza ese hilo negro desde las empresas nazis a las actuales. Ahora mismo la empresa que heredó esos intereses en la sociedad catalana es Ercros, una sociedad química que opera en Barcelona. Con ellos hablé incluso, me dieron alguna información pero eludieron el tema.

-Precisamente una de las cosas que señalas en el libro son los silencios. Cómo en las páginas webs corporativas de muchas empresas se omiten las referencias a la época franquista o el Golpe de Estado de 1936. No sé si llegaste a hablar con algunas de ellas.

-La mayoría te suelen decir que son cosas del pasado y que la actual empresa no tiene nada que ver. Que aquellas eran otras empresas. Si preguntas por ejemplo a Naturgy te dicen que aquello antes era Fenosa. Intentan obviar responsabilidades diciendo que eran otras empresas que fueron absorbidas. Pero hombre, si absorbes sus intereses económicos y su patrimonio físico también tendrán que tener alguna responsabilidad sobre el deber moral de todo lo que hicieron. No puedes considerarte con lo que te interesa pero con las deudas morales no. La mayoría no dicen nada, obvian y ocultan todo en las páginas. Luego cuando investigas en algunos libros se les escapa alguna cuestión. Muchas de la información que yo saco son de libros de memorias. Pero hay que buscarla. En CAMPSA por ejemplo mantiene sus anuarios. Tienes que ir descargando año a año. En el año 1995 ellos se enorgullecían, cuento algunas cuestiones de las cuentas llamadas del glorioso alzamiento nacional en algunas empresas. Es bastante habitual que intenten ocultar, ellos no hacen alarde.

-Este ocultamiento, además en tu caso como documentalista conoces bien el tema, se traslada también al Diccionario de la Real Academia de la Historia. Hay omisiones deliberadas.

-Son muy llamativas en algunos casos. Porque además tienen que ver siempre con el período del franquismo, no ocultan otras cuestiones. Cuando tú hablas de otros personajes históricos no pasa nada. Pero hay casos en los que se cuenta la historia desde un punto de vista de todo lo positivo y se oculta por ejemplo que un personaje como Wenceslao Fernández Olivero había participado en tribunales de la masonería y contra el comunismo. Eso no se pone. Le preguntaba yo al que había hecho la entrada y es que se debía sólo al diccionario moral. Más moral que haberte dedicado a la represión de comunistas…Tiene que ver con que quienes financian ese diccionario son muchas veces los mismos que tratan de ocultar su historia. Uno de los que sale en el libro, Juan Miguel Villar Mir, que forma parte de la OHL, empresa con vinculación directa con el trabajo esclavo a través de Huarte, si ves lo que dice de él, eso lo oculta. Pero claro, es que en patronato de este diccionario esta la Fundación Villar Mir. Dice mucho que sean ellos los que están trazando la historia, son las fuentes bibliográficas sobre las que tenemos que beber.

-Uno de los conceptos que manejas en el libro es el de endogamia social. Dices también que el poder se veía bien reflejada en las páginas de sociedad de ABC. Una imagen que me recuerda por ejemplo a los asistentes a la boda de la hija de Aznar, donde muchos de ellos fueron condenados por corrupción. Ese tipo de relaciones endogámicas sigue estando presente en la sociedad actual y se han ido traspasando las empresas de forma familiar.

«Son siempre las mismas familias que trazan una red y están en todos los lugares de poder»

.-Cito una frase de Félix Millet que decía que en el fondo somos 400 que nos conocemos todos. Lo que se suele utilizar suele ser como la aristocratada de segundo nivel. Funcionan en los mismos términos. Si tienen una hija la casan con esta familia e intentan colocar a cada uno en todos los estratos de la sociedad, en la política, en la economía, cultura o educación. Intentan tocar todos los palos para tener una capa en la que todas las familias se van entrelazando. En el libro se ve que se pasa de una empresa a otra a través de las familias. Empiezo a hablar de una familia y éste se ha casado con éste y a través de eso se quedan alguna empresa. Es muy fácil trazar esa endogamia. Hay a veces que utilizo unos nombres para hablar de una empresa porque ese mismo nombre está en todas. Por ejemplo Villalonga, que estaba en la CEPSA, en el Banco Central, etc. Elegías el nombre para trazar la historia de la empresa pero podías haber elegido otro. Porque en el fondo todas las familias están en todas las posiciones. Eso se ve también en la corte de Felipe VI, los Oriol, los Entrecanales, los Primos de Rivera, etc. Son siempre las mismas familias que trazan una red y están en todos los lugares de poder. De hecho me planteé si hacer un árbol genealógico pero era completamente imposible porque se solapaban absolutamente todos.

-Una de las conclusiones que se saca del libro, y también la comentas, es que la Guerra Civil fue una lucha de clases pura y dura. Al final las familias ricas son las que se pasaron al bando franquista. Este relato se ha perdido.

-Forma parte del relato oficial el intentar transmitir que lo que allí ocurrió fue una guerra fraticida. No una guerra para intentar mantener los privilegios y el estatus quo. Cito la frase de Franco en el discurso de Lugo de 1942 porque creo que es paradigmática: “Nuestra guerra es la única en la que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos de ella”. Eso lo dijo Franco. Porque sin ser el período republicano un tiempo en el que se hicieran medidas de calado, sí hubo medidas que se atisbaban que iban contra los patrimonios, sobre todo lo que tenía que ver con la reforma agraria, que no se llevó a cabo. Pero sí había un miedo en esas clases pudientes. Por eso precisamente fueron en bloque todas las grandes familias al bando fascista. En el caso de Andalucía que habló de los caballistas negros de la burguesía es un caso significativo. Todas las grandes familias de dedicaban a cazar directamente a republicanos a caballo. Porque es verdad que fue una guerra de clases para perpetuar los privilegios que habían sido puestos en cuestión solo de forma discursiva. Ese miedo existía. Lo que hicieron fue llevar a cabo el Golpe para dejar claro que los privilegios tenían que mantenerse.

«La Guerra Civil fue una guerra de clases»

-Te quería preguntar, saliendo un poco del libro, cómo viste la exhumación de Franco. Ha habido debate en la izquierda sobre la escenificación.

-El hecho es algo que llevamos mucho tiempo pidiendo. Parece que no se puede criticar cuando llevamos tiempo diciendo que la exhumación tenía que llevarse a cabo. Entonces ese día no tocaba no analizar el hecho de la exhumación sino cómo se hace. Porque ya el hecho estaba analizado. Y cómo se hizo es paradigmático de lo impregnada que está la sociedad del relato del franquismo. Se vio con normalidad, y se criticó a quien criticó ese hecho, que hubiera gritos de vivas a Franco en el único lugar de España en el que está prohibido por ley. Se televisó y normalizó. Se vio como algo normal que la familia portara en brazos el cadáver. Se vio como algo normal que pueda llevar una honra militar o las enseñas de todos los españoles. Se vio como algo normal llevar simbología fascista, porque el llevar las cinco puntas de la Falange es exaltación del fascismo. Eso no se puede llevar a cabo. El hecho de que hasta se critique hasta a los que lo veíamos mal, es un hecho de que todavía vivimos en esa anomalía. Hasta cuando se hace algo bien, se hace mal. Y son multitud de afrentas las que se vivieron y es un proceso que no se toleraría en otros países.

-“Soy consciente del riesgo que esto conlleva pero no tengo ningún miedo”, dices en el libro. ¿Qué riesgos conlleva la publicación?

-Pongo todos los nombres del poder económico en el libro. Vinculándolos a un régimen genocida y franquista. Soy consciente de que esos nombres están ahí. Lo que pasa es que yo no sé no contar lo que sé o lo que encuentro. De hecho, cuando yo iba trabajando en el libro y encontraba alguna información relevante primero me alegraba y luego decía “uff”. Porque yo vivo de esto. Y yo sé que todo el poder económico es el de donde yo vivo, el que tiene el poder y donde me desarrollo laboralmente. Pero una vez en marcha yo no sé no contar todo lo que sé. Entonces miedo no tengo, pero si soy consciente de que puedo pisar algún callo peligroso. No sé cuál. Y a veces puede ser alguno en el que menos piensas. La posición que tengo en el periodismo, sea la que sea, la he conseguido contando lo que sé. Haciendo esto. Si ahora me perjudica antes también me ha podido beneficiar.

-De momento sí que hemos visto que hay varias librerías que no quieren venderlo. Te han contado varios casos.

-Sí, me han contado casos. Pero creo que tiene que ver más con mi persona que con el contenido, porque no lo han leído. Hay gente que por mi trabajo me tiene manía ideológica y por tanto no va a vender nada que haya escrito. Aprenderían del libro porque creo que si algo tiene es que va a aprender hasta el que no este de acuerdo con lo que pienso. Otra cosa no, pero tiene muchísima información.

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