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“Valle de los Caídos: Comienzo de un final”

Tatiana Ruiz. Adelante Sierra, | 22 noviembre 2019

24 de octubre de 2019. Cuarenta y cuatro años después de su muerte física, por fin, ocurría

 

24 de octubre de 2019. Cuarenta y cuatro años después de su muerte física, por fin, ocurría: El dictador Francisco Franco salía del Valle de los caídos, el Mausoleo de la humillación. Sin duda esta noticia tan largamente esperada, fue recibida con mucha alegría, pero ¿Qué hay detrás de este de acto de justicia? ¿Sin Franco en el Valle acaba el franquismo?

En primer lugar, esta victoria, que es una victoria del conjunto de la sociedad – al menos aquella parte de la sociedad que defiende la democracia – y no puede ser patrimonializada por ningún gobierno, no habría sido posible sin el enorme trabajo que diferentes colectivos memorialistas han desempeñado durante la friolera – literalmente – de trece años. Trece años de lluvia, frío, obstáculos y silencio por parte de las instituciones que no consiguieron doblegar ni domesticar la lucha organizada y la unidad de acción, el tesón y la paciencia, en pos de un objetivo: la salida del dictador del Valle de Cuelgamuros. La sociedad comenzó a mirar al movimiento memorialista, a simpatizar con su lucha. Y se logró lo que hasta hace no mucho tiempo se consideraba utópico: que el gobierno – en este caso el gobierno de Pedro Sánchez – se viera obligado a exhumar a Franco.

En segundo lugar, aunque parcial, este triunfo está cargado de simbolismo: además de cierta reparación moral a las víctimas y familiares, ha sido una prueba de fuego para nuestra actual democracia: si la labor obstruccionista de la familia Franco y sus abogados, de la asociación que lleva su nombre, de algunos jueces, y de los benedictinos del Valle hubieran tenido éxito, habría sido nuestra gran derrota. Por lo tanto, la desestimación por unanimidad que hizo el Tribunal Supremo al último recurso de la familia Franco ha sido el punto de inflexión que el movimiento memorialista necesitaba para poder continuar con la lucha y las reivindicaciones.

Aún con todo, no podemos perder de vista otros aspectos de la exhumación. Aspectos que dejan entrever las enormes fisuras y carencias que tiene nuestra democracia. El día de la exhumación asistimos, perplejos, a un espectáculo televisivo aberrante, morboso y obsceno: retransmisión en directo – durante más de cinco horas – de la exhumación, el traslado y su llegada a Mingorrubio; exaltación explícita a la figura del dictador y su régimen, sin que vaya a haber consecuencias de ningún tipo; debates y conexiones en directo con las voces del franquismo, como si de una ideología, respetable y legítima, se tratara, etc. De todo este circo de travestismo democrático subyace lo siguiente: banalización del franquismo, al que se le convierte en un producto televisivo y de consumo, naturalizando su presencia en nuestra sociedad, despojándole de cualquier trascendencia histórica reforzando, a la vez, su impunidad. Y la impunidad premia el delito e incita a su repetición.

Por todo ello, creemos que ahora, más que nunca – máxime si se tienen en cuenta los resultados de las últimas elecciones – nuestras instituciones tienen que desmarcarse del fascismo, hacer pedagogía pública de lo que significó el franquismo y dar una solución a su principal símbolo, el Valle de los Caídos que, ni mucho menos, ha llegado con la salida del dictador.

Desde la Federación Estatal de Foros por la Memoria, proponemos, como medidas justas para el valle: a) desacralización de la Basílica: la labor obstruccionista que ha tenido oportunidad de ejercer el prior del Valle nos señala la urgencia de cambiar su status legal; b) desmantelamiento de la Gran Cruz, que no representa al cristianismo, sino la colaboración de la Iglesia con el Franquismo; c) exhumación, y entrega a su familia, de los restos de Primo de Rivera, sedicioso líder de la Falange Española; d) exhumación, y devolución a sus familias, de los restos de los republicanos que fueron trasladados al Valle de manera clandestina en los años 50; e) reconversión del Valle, instalaciones y basílica, en un Memorial dedicado a las víctimas del fascismo y a los presos políticos que lo construyeron. Debe ser un lugar para homenajear y recordar a las víctimas, no a los verdugos; f) investigación de las empresas y grandes fortunas que, gracias al trabajo esclavo, se lucraron con la construcción del Valle. Deben ser obligadas a pagar indemnizaciones a las víctimas y a sus familias, tal y como ocurrió con el Estado, instituciones y empresas alemanas con los trabajadores que fueron deportados para sostener el esfuerzo de guerra nazi.

En definitiva, queda mucho trabajo por hacer, muchos peldaños que subir y, por ello, también este año, nos concentraremos en el Valle de Cuelgamuros el domingo 24 de noviembre, justo un mes después de la exhumación física del dictador, exigiendo, como desde hace tantos años, Verdad, Justicia y Reparación para sus víctimas. Porque hay una cosa que debemos tener clara: donde descansan los restos de Franco, sobre todo, es en las instituciones de nuestro país.

Tatiana Ruiz Rodríguez es vicepresidenta del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid

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