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Ni Verdad, ni Justicia, ni Reparación

Carlos Otxoa. Naiz, 17/11/2014 | 18 noviembre 2014

_PrNaizEl cinismo de los herederos del franquismo es un insulto a la memoria de los represaliados, y no deberíamos contribuir, con nuestra presencia, a esa farsa

 

 

CARLOS OTXOA (*)

MIEMBROS DEL AUTOBÚS DE LA MEMORIA / OROIMENAREN AUTOBUSA

NI VERDAD, NI JUSTICIA, NI REPARACIÓN

No es nuestra intención inmiscuirnos en la polémica surgida con motivo de la visita que, dentro de las actividades programadas con motivo de la celebración, en el mes de septiembre, de las jornadas transpirenaicas sobre Memoria Histórica, se realizó al Fuerte de San Cristóbal. Aunque hablamos de oídas, sobre lo acontecido aquel día en el Fuerte, si queremos manifestar nuestra opinión sobre cuestiones que, al ser admitidas por todas las partes, se podrían dar por veraces, y sobre otras cuestiones que, relativas al trabajo por la recuperación de la Memoria Histórica, como “Autobús de la Memoria”, creemos que nos conciernen.

A las valoraciones que, sobre las jornadas transpirenaicas, se realizan, les falta algo de autocrítica. En nuestra opinión, resultaron un tanto decepcionantes, y fue una ocasión perdida para contribuir a la socialización del trabajo por la recuperación de la memoria.

Tuvimos oportunidad de asistir a interesantes charlas, pero no se fue más allá. Tuvo una escasa repercusión social, la asistencia se limitó a personas de los diferentes colectivos venidos de fuera, y algunas otras que, en Iruñea, nos movemos en los diferentes movimientos memorialistas.

No se dio voz a colectivos y asociaciones que trabajan en el campo de la memoria, cuando, precisamente, si algo se echa en falta es la posibilidad de llegar con nuestro mensaje a la sociedad, y, más aún, en un momento en el que el debate sobre la memoria está resultando de vital importancia.

Parece que lo único que importaba era la foto con las instituciones, poniendo en bandeja la oportunidad de darse un barniz memorialista a quienes trabajan, día a día, por la continuidad de la impunidad para los responsables del genocidio franquista, y están empeñados en poner todos los obstáculos posibles a la recuperación de la memoria.

El cinismo de los herederos del franquismo es un insulto a la memoria de los represaliados, y no deberíamos contribuir, con nuestra presencia, a esa farsa. Lo acontecido en la visita al fuerte del monte Ezkaba fue la puntilla a esas jornadas. No vamos a entrar en detalles, pero sí parece claro que se negoció con los militares los pormenores de la visita; zonas a las que no se permitía el acceso (lo de la seguridad, como excusa, no está mal), las explicaciones, que las daba un militar, giraron en torno a la edificación militar, tratando la función de cárcel como algo anecdótico, ellos decidían que se podía cantar y que no, los símbolos que se podían entrar y de que tamaño, etc. Olga, en su artículo, parece satisfecha porque pudieron llevar la bandera republicana puesta en la camisa.

La duda que tenemos es, ¿qué hubiera pasado si, incluso eso, hubiera sido prohibido? Nos parece inadmisible el grado de sumisión al que se ha llegado. Se negocian con las instituciones y los militares unas condiciones de vergüenza que, en vez de suponer un motivo de denuncia, son asumidas sin rechistar.

Da la sensación de contemplar la Verdad como algo ya superado, la Justicia como un imposible y consecuentemente, también como imposible, la Reparación y las Garantías de no repetición. Único objetivo en el horizonte: las exhumaciones. No interesa socializar y movilizar, es muy complicado, y además innecesario para mantener la referencialidad. ¿Asistimos a la segunda edición, corregida y aumentada, del enterramiento de la memoria practicado por el PSOE?

El tiempo lo dirá, pero si no interiorizamos lo mucho que queda por saber, la mucha justicia por impartir, pero con garantías de acabar con la impunidad, premisa indispensables para una verdadera reparación, y no ponemos todo nuestro empeño en la socialización y movilización como única forma de avanzar, estaremos cada vez más lejos de ver cumplidos nuestros objetivos. Cuando entramos en estos debates, desde una posición autodenominada como ‘memoria tranquila’, nos suelen colocar a los demás en la ‘memoria radical’, una dinámica con la que nunca conseguiremos nada. No seremos nosotros y nosotras quienes no reconozcamos el trabajo desarrollado por AFFNA (investigación, homenajes, exhumaciones,…), porque supongo que no se referirán, cuando hablan de resultados, a las placas, certificados y fotos con las instituciones.

Unos, poniéndose medallas que no merecen y otros, aireando unos logros que no son tales. ¿Dónde están los resultados sobre la verdad, justicia y reparación? ¿Qué hemos aportado? Estas deberían ser, siendo mínimamente autocríticos, las preguntas que nos deberíamos hacer todos y todas. Queda mucha verdad por saber, no conocemos que se haya hecho justicia con ningún responsable de la represión franquista, y la reparación, por supuesto, sigue ausente. Por lo que, al hablar de resultados, seamos un poco más humildes, no vaya a ser que la autocomplacencia acabe con la Memoria.

Por ello, afirmamos que, por ahora, ni Verdad, ni Justicia, ni Reparación. ¿Se ha llegado a la conclusión de que es imposible conseguir los objetivos reales de la memoria histórica? Si es así, poco debate y reflexión nos queda, de nada nos serviría repensar la memoria. Y puede que no les falte razón; la de ellos la memoria tranquila, la nuestra la radical. Radicales porque vamos a la raíz del problema al que nos enfrentamos, el de dar cumplimiento a los objetivos de verdad, justicia y reparación. Memoria tranquila, pero, ¿tranquila para quién?

No será para las víctimas y sus familiares que ven como va pasando el tiempo. Los que están realmente tranquilos son los responsables franquistas. Su impunidad les tranquiliza. Queremos, así mismo, mostrar nuestro malestar cuando se habla de los familiares como si los demás no lo fuéramos. Tienen la exclusividad del familiar, ellos saben de la cercanía con él, comprenden sus sentimientos, entiende sus preocupaciones, etc. Debería estar de sobra recordarlo, pero parece necesario. En las demás asociaciones, colectivos y organismos memorialistas, también estamos muchos familiares de asesinados, encarcelados y represaliados, que conocemos ese contacto directo y, por ello mismo, sabemos que no todos los familiares están de acuerdo con diplomas, placas y fotos con algunos responsables institucionales del atado y bien atado de Franco.

En el artículo de Olga se habla de la organización de eventos y jornadas, y de lo fácil de la crítica cuando no se hace nada. Pues bien, se haga o no, la crítica y la autocrítica nunca están de más, pero también hay que decir, para hacer honor a la verdad, que desde el ‘Autobús de la Memoria’, en su momento, nos ofrecimos para colaborar en la organización de las jornadas transpirenaicas, desde el convencimiento de que entre todos y todas hubiéramos podido organizar unas mejores jornadas, y se nos negó esa posibilidad, parece que en esto también querían la exclusiva.

(*) Firman este artículo también: Patxi Belasko, Esteban Gota, Carlos Martínez, Jesús Nieto, Santi Santaquiteria y Joré Ramón Urtasun.

http://www.naiz.eus/es/iritzia/articulos/ni-verdad-ni-justicia-ni-reparacion