Primeras Jornadas de Memoria “Francisco Aguilar Lagos”
Se proponen desde el Ayuntamiento de Pinto a través de la Concejalía de Cultura, con la participación del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid
En el contexto de absoluta impunidad de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista, el valor de la memoria es la garantía de que la sociedad española y sus instituciones representativas no van a olvidar nunca a quienes perdieron la vida o fueron víctimas de represión. Dar significación política a las víctimas exige su reconocimiento social y constituye una herramienta para la deslegitimación ética, social y política del franquismo y del fascismo.
El Estado español constituye una excepción al no incorporar la normativa internacional de Derechos Humanos a la legislación española. Conforme al Derecho Penal Internacional de los Derechos Humanos el Estado debe partir del pleno reconocimiento jurídico de las víctimas del franquismo y garantizar el derecho a la verdad, el derecho a la justicia y derecho a la reparación.
Estos derechos siguen siendo negados en España porque falta voluntad política y una legislación más valiente; por ello es imprescindible hacer pedagogía democrática a favor de una cultura de la memoria similar a la de otros países. En alguna parte del imaginario colectivo se ha instalado la idea de que la guerra civil queda muy lejos/ es mejor olvidarlo/ ya está superado; el silencio cubre la falta de información cuando no la tergiversación. Para pasar página primero hay que leer la página, dice Esteban Beltrán, Director de Amnistía Internacional.
El recuerdo es un acto de justicia y a la vez un instrumento de educación en valores y de erradicación del uso de la violencia para imponer ideas políticas por medio de su deslegitimación social.
En este sentido, iniciativas como las Jornadas que se proponen desde el Ayuntamiento de Pinto a través de la Concejalía de Cultura y con la participación del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid nos pueden ayudar en la construcción de una memoria social colectiva democrática y antifascista y son imprescindibles ante la pasividad de un Estado que se llama democrático.
