El misterio de las flores anónimas sobre una tumba de brigadistas internacionales en el franquismo
En plena dictadura familias de Benissa (Alicante) dejaban ramos de homenaje en la sepultura sin nombre de los voluntarios
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Comunidad Valenciana
En plena dictadura y jugándose la libertad, familias de Benissa (Alicante) dejaban sin ponerse de acuerdo ramos de homenaje en la sepultura sin nombre de los voluntarios.
«Preocuparos de que el panteón esté limpio y tenga flores. Sus familias no pueden venir a visitarlos», dejó dicho Pepita Ribes a sus hijas.
Benissa es un referente en el homenaje a los brigadistas, en el que están de acuerdo todos los partidos polÃticos, a diferencia de otras ciudades que los han olvidado
Durante décadas de silencio, de una desmemoria un tanto atroz, hubo quienes no olvidaron. Por ejemplo, la familia compuesta por Joan Cardona, Pepita Ribes y sus hijas Ana y Maite, quienes acudÃan algunos dÃas al cementerio de Benissa (Alicante) para hacer lo que han hecho siempre familias de cualquier latitud del mundo en los cementerios: dejar flores a sus seres queridos allà enterrados. Pero después, los Cardona hacÃan algo más: también depositaban unos ramos en otra tumba donde, a diferencia de las anteriores, no habÃa nombres ni fechas ni lápidas.
Con el paso del tiempo, Ana y Maite comprendieron porqué sus padres hacÃan eso: homenajeaban con discreción forzada –se jugaban la libertad: eran los años del franquismo– a los brigadistas que en octubre de 1936, hace ahora justo ochenta años, habÃan venido a luchar desde todos los rincones del planeta por la República. Benissa contó con un hospital para estos voluntarios que hablaban en decenas de lenguas y diez murieron allÃ. Los Cardona no los olvidaron nunca. Para ellos, quienes descansaban bajo esa tierra sà tenÃan nombre. Y rostros.
«Nuestros padres nos decÃan: no son familiares nuestros, llegaron de otros paÃses, eran muy jóvenes. Vinieron a ayudar a la República. QuerÃan que éste fuera un paÃs libre (…) Perdieron la vida defendiendo sus ideales y están aquà sin nadie que los recuerde. Ellos, como nosotros, perdieron la guerra y los perdedores, parece, no tienen derecho a la memoria».
Lo más curioso, según recordaron las dos hermanas durante el homenaje que hace unos dÃas y como cada año desde 2006 tributó el Casal Cultural de Benissa a los brigadistas, era que los Cardona no eran los únicos que hacÃan eso. En muchas ocasiones, especialmente en dÃas señalados como el 14 de abril, cuando se acercaban a aquella sepultura veÃan cómo otros vecinos del pueblo habÃan dejado también sus propias flores. No sabÃan quiénes eran. Pero ni falta que hacÃa. Les compensaba saber que habÃa más gente conservando el recuerdo de aquellos tipos que se habÃan metido en una guerra que en apariencia no era la suya, tan lejos de sus paÃses y de los suyos. Más gente retando al olvido.
Este último habÃa sido propugnado por las autoridades franquistas, que al concluir la Guerra Civil destrozaron el monolito que honraba la tumba de los voluntarios y pintaron con cal la base de tosca que aún quedó en pie para que no se viera la estrella internacional de tres puntas esculpida en piedra. «Los perdedores [contaban a sus hijas Joan Cardona y Pepita Ribes] han dejado de existir no sólo en las cunetas, también en nuestro cementerio» .
El caso extraordinario de Benissa
La historia que contaron Maite y Ana Cardona simboliza también el gran esfuerzo que a lo largo de los últimos años ha hecho Benissa para rememorar a los brigadistas y que se ha efectuado sin fisuras sociales, con el apoyo de todas las fuerzas polÃticas (todas), porque lo que aquà se ha dirimido nada tenÃa que ver con pugnas partidistas o ideológicas. En este sentido, Benissa es la única localidad de la Comunidad Valenciana que cuenta con un monumento dedicado a esos voluntarios fuera de un recinto funerario.
En otros lugares no sucede eso. En el citado homenaje, el parlamento del propio Casal lamentó que el 80 aniversario de la llegada de los brigadistas a España haya pasado desapercibido en Alicante, a pesar de que fue justamente al puerto de esta última ciudad al que arribaron el 12 de octubre de 1936 los primeros brigadistas que intervendrÃan en la Guerra. En total, lucharÃan por la República un total de 35.000 voluntarios y 500 voluntarias.
«Sus familias nunca podrán venir a verlos»
Frente al silencio de Alicante, Benissa ha avanzado mucho durante estos años de democracia en que reivindicar nombres y valores ya no conlleva peligro de prisión. Tal y como también recordaron las hermanas Cardona en su intervención, el principal hito en este camino se produjo en 1996 con el retorno a esta localidad de la comraca de la Marina Alta del danés Egon Hojland, uno de los brigadistas que estuvo herido en el hospital.
En aquel momento de plena democracia, y según relataron Maite y Ana, su madre Pepita Ribes «aún sentÃa un profundo dolor y tristeza por el hecho de que los jóvenes que habÃan perdido la vida defendiendo la legalidad republicana siguieran enterrados sin ningún honor y sin que se recordaran sus nombres». «Y nos decÃa: eso no puede seguir asÃ, hemos de conseguir que en el nuevo cementerio[construido a finales de los noventa] se les dedique un monumento». Y ése fue el principio.
Los Cardona y otra gente insistieron para que «gobernara quien gobernara en el ayuntamiento, éste cediera un espacio donde depositar los restos». Y se logró. El Partido Socialista de Benissa empezó a recaudar fondos para pagar el panteón que ahora mismo existe para los voluntarios. Y en un pleno municipal todos los partidos (todos) accedieron a esa petición. Pepita Ribes recibió el escrito de aquel acuerdo emocionada. «Por fin descansan en un lugar digno» , murmuró.
Maite y Ana contaron que su madre siempre siguió evocando a los voluntarios, con palabras sencillas que constituyen uno de los grandes homenajes a la memoria de los hombres de aquel brutal siglo XX.
Les dejó dicho Pepita Ribes a sus hijas: «A esos chicos los conocÃ, aquà se quedaron los que murieron lejos de sus familias. Sus padres y hermanos quizás nunca supieron qué fue de ellos. No quiero que los olvidéis nunca. Preocuparos de que el panteón esté limpio y tenga flores. Sus familias no pueden venir a visitarlos» .
Documentales y poemas: recordando a las mujeres
Los homenajes rendidos por el Casal de Cultura de Benissa la pasada semana integraron numerosos actos: la proyección del documental Las mamás belgas para visibilizar la lucha de las mujeres en la Guerra Civil; el homenaje a los diez brigadistas fallecidos en Benissa pues, tal y como se empeñó siempre Pepita Ribes, «somos su familia», reiteraron desde el Casal; la participación de una nutrida representación de laboristas británicas independientes de la comarca, quienes evocaron que la primera baja del Reino Unido en combate fue la de una mujer en el frente de Aragón.
También, la lectura de una carta de Eusebio Pérez, un vecino de Alicante hijo de un oficial republicano; una relación de los actos de homenaje realizados en toda la geografÃa estatal para conmemorar este 80 aniversario; la implicación de la Colla de Xirimiters Pere Bigot; y la lectura de dos poemas de la poeta de Benissa Lidia Santacreu Ferrà : » Ploraven els besos/inclús els dels més forts/perquè riure els feia por,/però les seues mans delataven/el coratge perdut per cridar».
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