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Políticas de memoria: Argentina, 1 / España, 0

Pedro López. Crónica Popular, 14-11-2016 | 15 noviembre 2016

03_08_memoriaLas víctimas de la dictadura argentina han sido reconocidas por el Estado y el país

 

Pedro López López, Profesor de la Universidad Complutense

Un viaje por tierras argentinas me está permitiendo comprobar in situ lo que ya había leído en diversas fuentes. Las víctimas de la dictadura argentina han sido reconocidas por el Estado y el país: en lo que he visto de momento (Buenos Aires y Córdoba) está lleno de placas, monumentos, carteles y lugares de memoria.

Ayer mismo (10 de noviembre) impartía una conferencia en la Universidad de Córdoba, donde un monumento y una lista de nombres de desaparecidos (profesores, alumnos y personal de administración y servicios) los recordaba (imágenes 1 y 2)

En la siguiente imagen (3), se ve el mural “Entre el olvido y la memoria”, en la Biblioteca Central de la Universidad de Cuyo, con los nombres de los miembros de esa universidad desaparecidos durante la dictadura.

El día anterior (9 de noviembre), visitaba el Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba. Este sitio, resignificado como un lugar de memoria, había sido un centro de interrogatorios y torturas. Se ha conservado tal y como estuvo hace décadas, añadiendo información sobre las salvajadas que la policía infligía a los detenidos. En el suelo de la entrada se indica que es un lugar de memoria (imagen 4)

La imagen 5 muestra uno de los despachos donde la policía interrogaba, conservado en su estado original:

En una vitrina que se ha colocado en ese mismo despacho aparecen dos fichas, pero no de los detenidos, sino de los policías que formaban parte de la temible unidad D2 (imagen 6)

Como se ve, los nombres de los policías y torturadores diversos (también militares) no se esconden, no están blindados por el “derecho a la privacidad” que invoca España para no tocarles un pelo, porque en España la protección máxima del Estado la tienen los verdugos, no las víctimas, ninguneadas de la manera más vil. Se incumple así, como en tantos otros aspectos, el derecho internacional de los derechos humanos, que en materia de derecho a la verdad especifica que las víctimas de violaciones graves de derechos humanos tienen derecho a conocer la identidad de los autores de esas violaciones (torturadores, responsables de la trama de niños robados, etc.).

Otro cartel (imagen 7) explica la existencia y funciones que tenía en la dictadura una unidad creada “para perseguir y reprimir lo que se consideraba un tipo diferenciado de delito […] definido por el terrorismo de Estado como subversión”. En España, una explicación así asumida por los poderes públicos es inconcebible hoy por hoy. El Estado español puede referirse al franquismo, pero desde luego que no asume que el sistema fuera un sistema de terrorismo de estado, sino que emplea expresiones ambiguas que no dejan entrever la ferocidad del sistema que todavía sus herederos peperos y aledaños no se atreven a condenar.

El centro de tortura más importante de Argentina, la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada, imagen 8) está “resignificado” con un enorme cartel que dice “Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos”. No está en los planes del PP que la actual sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, la espeluznante ex Dirección General de Seguridad, nuestro mayor centro de tortura, tenga el más mínimo cartel que haga referencia a su pasado de horror.

No todo es idílico en Argentina, naturalmente. El gobierno de Macri ya comienza a hacer lo que los franquistas aquí: intentar relativizar el genocidio argentino poniendo en duda las cifras que las organizaciones de derechos humanos establecieron hace años. Ya Macri dice que no se sabe si fueron ocho mil o treinta mil, una cuña análoga a las empleadas por los franquistas para poner en duda y ocultar la política de exterminio que tuvo la dictadura, soporte del discurso hipócrita de la equidistancia de los “dos bandos”. Y es que la derecha cerril procede siempre de la manera más sucia para negar ya sea el cambio climático o los planes genocidas de las dictaduras que ven con simpatía, despreciando el trabajo riguroso de tantos investigadores que dedican miles de horas de archivo a documentar lo que sostienen; estos trabajos no son contestados con el mismo rigor, sino que cualquier político de tres al cuarto niega los datos que aportan las investigaciones como si fueran opiniones de bar.

http://www.cronicapopular.es/2016/11/politicas-de-memoria-argentina-1-espana-0/