14ª Concentración frente a la entrada de Cuelgamuros
Galería fotográfica y comunicado
Compañeras, amigos, camaradas.
Lo hemos logrado. Tras trece años de lucha incansable, contra viento y marea, frío, lluvias, silencio, y muros ¡Franco ha salido del Valle de los Caídos!
Cada día que el dictador pasaba en el Valle del Cuelgamuros quienes defendemos la democracia (¿no serían el sistema democrático y toda la sociedad española?) éramos humillados y menospreciados, pero el tesón, la paciencia y la constante presión de diferentes colectivos memorialistas ha llevado a que el gobierno de Pedro Sánchez tomara una decisión hace no mucho tiempo inimaginable: sacar al dictador de su mausoleo de la humillación.
¡Este es el camino, compañeras!
Pero esta victoria, que debemos celebrar, y celebramos en su momento, es el primer paso de los muchísimos que nos quedan por dar, para poder extirpar la lacra del fascismo que vemos cómo está infectando de nuevo a la sociedad española. El movimiento memorialista ahora es más importante que nunca, y nuestro deber y responsabilidad es la de señalar y recordar lo que le puede suceder a muchas generaciones si se sigue alimentando a la bestia franquista.
Uno de los ejemplos más palmarios de la debilidad de nuestra democracia es el espectáculo televisivo que se dio el día de la exhumación del dictador. Más de cinco horas de retransmisión en directo, exaltación explícita del franquismo que, desde luego, no tendrá ningún tipo de consecuencias. Esto sería impensable en otro país que ha sufrido el embiste del fascismo en sus entrañas.
Convertir el franquismo en mero producto de consumo es algo que, de ninguna de las maneras, debemos tolerar. Es preciso hacer pedagogía pública de los crímenes del franquismo y de la necesidad de actuar de forma clara y contundente en el Valle de los Caídos.
Por ello, desde la Federación Estatal de Foros por la Memoria, proponemos como solución justa al problema del Valle:
– Desacralización de la basílica: No puede consentirse que se emplee la religión para legitimar este infame lugar, construido para dar sentido y legitimidad al golpe de Estado, la guerra y la dictadura. La orden religiosa que custodia el Valle no tiene razón de ser, debe ser trasladada.
– Desmantelamiento de la Gran Cruz. De ninguna de las maneras puede consentirse que se siga alzando hacia el cielo ese símbolo de muerte y venganza. No es un símbolo del cristianismo. ¡Es un símbolo de la complicidad de la Iglesia con el Franquismo y una constante amenaza para la sociedad democrática!
– Los restos de los republicanos que fueron trasladados de manera clandestina al Valle, en los años cincuenta, deben ser devueltos a sus familias. ¡Ni por un día más pueden seguir en el Mausoleo de la ignominia!
– El espacio del Valle, sus instalaciones y la Basílica, tienen que ser reconvertidos en un Memorial dedicados a las víctimas del fascismo y a los presos políticos que lo construyeron como trabajadores forzados. Debe ser un lugar para homenajear y recordar a las víctimas, no a los verdugos.
– Exigimos que se investigue a las empresas y grandes fortunas que, gracias al trabajo esclavo, se lucraron con la construcción del Valle. Deben ser obligadas a pagar indemnizaciones a las víctimas y a sus familias, tal y como hicieran el Estado, instituciones y empresas alemanas con los trabajadores que fueron deportados para sostener el esfuerzo de guerra nazi.
– El Valle, de manera indecente, está situado como una de las partes de la llamada “Ruta Imperial” de la Comunidad de Madrid, que une enclaves históricos. Esta consideración de “imperial” de un monumento fascista, nos muestra la insensibilidad y la nula credibilidad democrática de quienes niegan el derecho de obtener justicia. Esta aberración arquitectónica no puede aparecer en ninguna guía turística.
La impunidad premia el delito e incita a su repetición. Por higiene democrática y por respeto a la dignidad a las víctimas del franquismo, hacemos un llamamiento a todas las fuerzas políticas y sociales para que tomen una decisión definitiva que ponga fin a esta situación.
Nos meceremos, toda la sociedad, los que se fueron, los que están y los que aún no han llegado, que nuestras instituciones se desliguen del pasado franquista. Necesitamos un verdadero Estado democrático y de Derecho, comprometido con los Derechos Humanos. Y ello pasa inexorablemente por el desmantelamiento del sistema de impunidad del franquismo y de sus símbolos, el más importante de ellos: Cuelgamuros.