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Defensa levanta un cementerio en Rusia a los caídos de la División Azul y mejora los camposantos españoles de Marruecos
fuente: Revista Española de Defensa n. 130 ¿1997?




El general José Colldefors preside la bendición del cementerio español en Novgorod el 15 de septiembre de 1997.

"La muerte no es el final porque siguen en el recuerdo y el corazón de la patria". Bajo esta premisa, grabada en un monolito gris, reposarán en un futuro no muy lejano los restos de muchos de los combatientes españoles que perdieron la vida en la División Azul cuando esta unidad acudió a luchar en 1941 al frente ruso. Medio siglo después, gran parte de los 5.000 caídos en aquella contienda —salvo aquellos cuyos familiares opten por otra solución— recibirán una nueva sepultura digna y descansarán en un cementerio levantado en la ciudad de Novgorod, 250 kilómetros al sur de San Petersburgo, que fue base del Cuartel General de la División en su primera fase.

Este proyecto nació a finales de 1994, cuando el Ministerio de Defensa se puso en contacto con la organización alemana Volksbund Für Dregsgräber Fürboge, que lleva trabajando desde hace más de 75 años en la construcción y mantenimiento de las tumbas para los soldados alemanes muertos en combate.

Según un acuerdo firmado en el verano de 1995 entre esta asociación y el Ministerio de Defensa, la Volksbund se compromete a localizar las zonas de enterramiento, efectuar la exhumación de los restos y proceder a los análisis necesarios para la identificación de los cuerpos de los soldados españoles que murieron durante la Segunda Guerra Mundial en el bando alemán. Los combatientes, integrados en la División Azul, la Legión Azul y las Escuadrillas Azules, son enterrados en el cementerio alemán de Pankovska, en Novgorod (Rusia), en el que se ha reservado un 20 por 100 del terreno para albergar la sección española.

La labor no resulta sencilla. De los 5.000 españoles que fallecieron durante la mayor guerra de la historia, aproximadamente 3.500 se encuentran repartidos en 70 enterramientos de campaña que el avance de las tropas del Eje iba dejando a su paso. En torno al río Volchov y a la ciudad de San Petersburgo, en el antiguo cerco de Stalingrado, se hallan la mayoría de estas fosas improvisadas durante la guerra.

De los restantes 1.500 cadáveres poco se sabe. La mayor parte de ellos permanecen desaparecidos en los lechos de los lagos Ladoga e Ilmen. Cuando termine la presente campaña, en el mes de octubre, se estima que se habrán levantado ya entre 20 y 25 enterramientos. En septiembre de 1997, el cementerio de Novgorod acogía los restos de 321 combatientes. Las previsiones de la Dirección de Asistencia al Personal del Ejército de Tierra (DIAPER) apuntan a que en dos años se habrá levantado la totalidad de los enterramientos.

Las duras condiciones climatológicas constituyen una dificultad añadida para la búsqueda y levantamiento de los restos. Las campañas se extienden desde abril hasta octubre, únicos meses del año en los que el terreno no se encuentra cubierto por una espesa capa de nieve.

El trabajo de levantamiento requiere una exhaustiva labor investigadora previa. La Dirección General de Política de Defensa del Ministerio aportó a la asociación alemana todos los datos a su disposición sobre la ubicación de los enterramientos de campaña. Una vez localizados, el Gobierno ruso debe conceder la licencia para iniciar los trabajos de exhumación. Pero no siempre es posible. En algunos casos, el paso del tiempo, más de 50 años, ha modificado sustancialmente el paisaje. Donde antes se extendía una inmensa explanada hoy puede levantarse un colegio, un parque público o edificaciones, lo que obligaría a la demolición para la recuperación de los cadáveres.

Análisis

Los restos se analizan posteriormente en el centro alemán de la Volksbund. Una larga serie de pruebas revela aspectos clave para la identificación de los combatientes. Una pieza dental es suficiente en algunas ocasiones para determinar el nombre de un soldado. Para ello, los familiares facilitan todos los datos físicos que puedan resultar de utilidad.

La Volksbund lleva a cabo un trabajo técnico y científico, de enumeración de características fisiológicas, que luego se confronta con los datos que posee la propia DIAPER. A veces, la identificación es rápida y segura gracias a la chapa numerada que llevaban los soldados y que permite acudir a la lista completa de los combatientes que posee el Ministerio de Defensa.

Una vez exhumados e identificados los restos se procede al enterramiento en el cementerio general habilitado en Novgorod, que estará terminado antes del año 2000. Hasta ahora, se han construido las sepulturas necesarias y se ha erigido un monolito que fue inaugurado el 15 de septiembre de 1997 en una emotiva ceremonia a la que asistió una delegación del Ejército presidida por el general de División José Colldefors, además del gobernador militar de la región de Novgorod, el general Alexandr Makfiuta.

El Ministerio de Defensa también ha iniciado las gestiones oportunas para ofrecer una sepultura digna a los españoles que perecieron en las filas del Ejército soviético durante la Segunda Guerra Mundial. Esta empresa plantea más dificultades, porque la información sobre el número y la localización de los enterramientos es muy escasa. Por otro lado, y a diferencia de los soldados que combatieron en las fuerzas del Eje, los que participaron en el bando ruso no lo hicieron en unidades completas, y las bajas, mucho menores, se repartieron por todos los frentes.

Marruecos

Los cementerios españoles del país alauita son objeto en la actualidad de un ambicioso plan de mejora. El proyecto ha recibido un fuerte impulso a partir de 1995, pero la idea original se remonta a 1980. El 21 de marzo de ese año, el Consejo de Ministros acordó la formación de una Comisión Interministerial compuesta por representantes de los Departamentos de Asuntos Exteriores y Defensa para estudiar la situación de cada camposanto y presentar un plan de actuación conjunto.

Hasta el año 1990, el Ministerio de Asuntos Exteriores abordó una primera fase de restauración de los cementerios de Alhucemas y Nador, en la zona oriental de Marruecos, a donde se trasladaron los restos depositados en otros lugares destruidos o con un mantenimiento muy deficiente, como ocurría en el caso de Zelouan, Monte Arrourt, Cabo de Agua y Zaio.

Desde 1995 el Ministerio de Defensa participa activamente en la remodelación de los cementerios, dadas las fuertes connotaciones históricas y la elevada presencia de militares que reposan en el país norteafricano. Aunque los cementerios son propiedad del Estado marroquí, España ha obtenido los permisos necesarios para realizar todas las labores de acondicionamiento necesarias. Las obras se adjudican a empresas locales, pero la supervisión de los proyectos recae sobre técnicos españoles.

Desde 1996 y hasta finales del presente año se habrán invertido aproximadamente 44 millones de pesetas en limpieza, mantenimiento, reparaciones de tumbas, pavimentación y acondicionamiento de zonas verdes de los camposantos situados en la zona norte de Marruecos, principalmente Alhucemas, Tetuán, Tánger, Sidi-Larbi, Larache y Arcila. Estas actuaciones terminarán a lo largo de 1999. A partir de ese momento las partidas presupuestarias irán encaminadas exclusivamente a labores de mantenimiento.

fuente: Revista Española de Defensa n. 130 ¿1997?