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"Siempre he sido un liberal, y sigo siéndolo". A propósito del libro de José María Aznar 'Ocho años de gobierno'
Eduardo Gómez de Enterría. Rebelión. 4 de mayo del 2004

http://www.rebelion.org/spain/040504lib.htm


Con esta frase comienza el libro de José María Aznar 'Ocho años de gobierno' (Planeta, 2004). Creo que es todo lo que voy a leer de este Pinocho del siglo XXI. Claro que es un liberal don José María, casi tanto como su amigo George. Y, para muestra, un botón.

Curso 1970-71. Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. La movilización de los estudiantes antifranquistas se concentra en dos focos de rechazo: el proceso de Burgos y la ley de educación. Cada día se producen saltos en distintas zonas de Madrid, asambleas, colocación de pasquines, y un sinfín de acciones. Una mañana fría, creo recordar que a principios de diciembre, se organiza un encierro en el decanato de la facultad. Conseguimos entrar unas cuarenta personas antes de que la policía corte el acceso al resto de estudiantes. Recuerdo que entré hacia las o­nce, llevando bocadillos, acompañado de Guillermo Gortázar (otro liberal) por entonces miembro como yo de "Equipo de información" un colectivo marxista-leninista de Madrid que mantenía contactos con los célebres GOUML que serían el embrión de la OMLE Bandera Roja. Entre las personas que consiguieron entrar en el decanato recuerdo que además de Guillermo estaba la que sería su novia y esposa Pilar del Castillo (otra liberal), entonces simpatizante del PCE. No recuerdo si entre la gente de la FUDE presente en el encierro se encontraba Fernando López Amor (otro liberal) o ya estaba en Carabanchel. Sin embargo, tengo la certeza de que en aquel encierro no estaba Josemari, quizá porque su liberalismo se lo impedía, como veremos a continuación. El resto de los encerrados, hasta donde llega mi memoria, era gente honrada.

El encierro duró hasta que la policía decidió que ya estaba bien. A la caída de la tarde nos desalojaron evitando el hall de la facultad, por uno de los ventanales del decanato, al estilo que tenían los grises, formando un pasillo que nos iba calentando las espaldas. Y al salir de aquella guisa, ¡oh, milagro! Allí estaba el liberal, con otra media docena de liberales que aplaudían con frenesí. Pero no, no nos engañemos, aquel grupito no nos aplaudía a los encerrados, era evidente por los gritos con que acompañaban sus aplausos, que reconocían de aquella manera la abnegada labor de la policía de Franco (otro liberal).

Los estudiantes antifranquistas no nos habíamos dado cuenta, quizá con algunas excepciones, de que ya en el año 70 estábamos en manos de los liberales. Confiemos en que el día que el destino se haga cargo de tan excelso liberal alguien se ocupe de poner en su tumba este epitafio: "siempre fue un liberal, y sigue siéndolo".