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El testimonio urgente de los últimos supervivientes. Decenas de jóvenes graban los recuerdos del terror de los ancianos antes de que mueran
EL PAÍS - España - 20-09-2004



El submarino C-3, hundido en 1937 con 37 soldados republicanos, a vista de sónar en la bahía de Málaga, donde espera su rescate.


C. E. C.  -  Madrid



Todo lo que tiene que ver con la memoria histórica es urgente. El motivo es simple: han pasado 68 años desde que comenzó la represión y los protagonistas se están muriendo. Por eso, entre las múltiples iniciativas de las asociaciones que tratan de recuperar la memoria, casi siempre impulsadas por los nietos de los fusilados o por interesados por la tragedia olvidada de la represión, hay una especialmente emotiva. Se trata de acudir a los pueblos, a los lugares de la tragedia, para grabar los testimonios de los protagonistas y crear un archivo de la memoria oral. Hay distintos grupos que, de forma voluntaria y sin apenas subvenciones, se dedican a ello en distintos lugares de España. Y piden la ayuda del Gobierno para esta tarea.


Ángel del Río, un antropólogo que dedica su tiempo a la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, expresa la satisfacción que ha encontrado realizando este trabajo. "Cada entrevista supone una catarsis. Es su verdadera transición. Han callado muchos años el horror y se sienten relajados consigo mismos al poder contarlo. Entienden que pueden estar orgullosos de su lucha. Todos tienen un sólo objetivo: que se sepa lo que pasó. Y terminan la entrevista con una frase terrible: ya me puedo morir tranquilo".


Algunos testimonios han llegado a los libros. El propio Del Río ha escrito con otros El Canal de los Presos (Crítica), en el que se narra la historia de una obra monumental, el Canal del Guadalquivir, en el que trabajaron durante 20 años miles de presos políticos. Allí se narra la vida de las mujeres e hijas de los presos, como María Izquierdo, que cuenta: "Las mujeres sufrieron doblemente, porque se quedaron solas. La Guardia Civil buscaba a los maridos, y las castigaba pegándolas. Y también la humillación de las señoras donde servíamos. La nuestra tenía las despensas cerradas con llave, para que no pudiéramos comer".


Otra historia de mujer es la de Francisca del Río, que con más de 100 años es viuda de uno de los 37 marineros republicanos que murieron en el submarino C-3, hundido por el U-34 alemán en la bahía de Málaga. Un grupo liderado por el abogado Antonio Checa trató de rescatarlo, pero Defensa negó la autorización en 2003. Ahora, con el Gobierno socialista, se reactiva esa petición. "José Sastre fue el amor de mi vida. Mi deseo es enterrarlo en sitio a donde pueda llevarle flores", dice Francisca en Las Fosas de Franco.