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La lanzadera celestial vaticana, a pleno rendimiento: ocho mártires de la Guerra Civil suben a los cielos
Floren Dimas - 20 de abril de 2004


Amigos:
 
El Santo Padre ha incrementado la escalilla celestial con ocho fichajes más. El guión de los "Mártires de la persecución marxista" parece abrise a inagotables representaciones, hasta la consumación de los siglos...
 
El martirio ha sido en la Historia de la Iglesia uno de los crisoles en donde se ha forjado su fortaleza moral colectiva, una fuente de retroalimentación de sus principios, ejemplaridando a quiénes sostuvieron su fe por encima de sus miedos personales y no la rindieron por miedo al castigo injusto. Los "mártires de la fé", es decir, aquellos religiosos y seglares caídos en razón de su Credo, son acreedores al respeto sincero y profundo de cualquier persona biennacida.
 
Y considerada esta circunstancia, paso a señalar a la Iglesia (no la la religión católica, que otra cosa distinta) como explotadora y usufructuaria ilegítima de aquel martirio, incorporando a su galería de notables a quiénes fueron devorados por un conflicto que la propia Iglesia contribuyó a desatar y que, una vez deflagrado el conflicto, alimentó por acción y omisión, declarando "Cruzada" una matanza entre hermanos y santificando con la complicidad de su silencio a los pelotones de fusilamiento de miles de españoles, en aras de la pureza ideológica del territorio conquistado con las armas nazifascistas.
 
El Obispo de Roma ha encontrado una mina inagotable de recursos multimedia, con este Festival de Canonizaciones que salpica con renuencia las páginas de sociedad de la prensa hiapano-italiana. No se decide Woytiwa a resolver en una Causa General Santificadora, la operación de elevar a los altares -de una sola tacada-, a los 6.000 católicos martirizados "por las hordas marxistas". Prefiere hacerlo poquito a poco...
 
El hábil y contumaz reparto del calendario de beatificaciones intermitentes, permite tener siempre tensado el espíritu solícitamente exculpador del cardenal Ratzinger, convirtiendo su Santa Congregación en una especie de lanzadera celestial, generadora de motivos para todo un tinglado mediático, en donde confluyen intereses políticos, agencias de viaje, lanzamiento de novedades editorial de Vidas Ejemplares y celebrados, aparatosos y teatrales eventos diplomáticos de los cancilleres españoles en la romana Plaza de España, con toma-daca de obsequios y regalos en oportunidad de los viajes de altos dignatarios de la vida política nacional, por ejemplo, el tiranosaurio gallego o el reverendo padre José Bono, visitante asíduo de canonizaciones y otros actos de naturaleza mística o telúrica, según se mire, con cobro de dietas y otras gabelas inherentes, a cargo siempre del dinero público.
 
Los "Mártires de la Fe" sí son dignos del mayor de los respetos. Los festivales de la Curia Española y Romana únicamente me inspiran el mismo respeto que las polémicas campañas de márketing de Benetton Colors Ltd ...o menos aún.
 
Saludos,
 
Floren Dimas