EL ESTADO Y LA MEMORIA HISTÓRICA
JOSEP Pernau - El Periódico de Catalunya - 15/10/2004
Detenerse para reflexionar, revisar todo lo que quedó pendiente y reparar el olvido. Por hechos derivados de la guerra civil quedaron unos deberes por hacer, que ahora se empiezan a cumplir. Es, por ejemplo, la implicación del Gobierno de España en la restitución de todo el honor para el president Companys, fusilado por los vencedores hoy hace 64 años. Se le ha recordado cada año en este día, pero en la intimidad, como una dolorosa efeméride familiar, exclusiva de los catalanes. En las coronas que se depositaban en los fosos del castillo de Montjuïc no había flores de España. Este año será diferente. La presencia de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en el homenaje que se le va a tributar, es el pago del primer plazo de una deuda, que ha de quedar saldada con la plena rehabilitación de su figura, medida que se hará extensiva a todos los represaliados que pagaron con su vida la fidelidad a unas ideas. Dicen que la transición española fue modélica. Dejó demasiados temas pendientes, que, con la Constitución en vigor, podían haberse abordado. Por timidez o por respeto a los poderes fácticos que saludan a taconazos --entonces más sonoros que ahora-- quedaron aplazados. No era el momento, dijeron los que confunden la indecisión y la cobardía con la prudencia. Hasta ahora. Es la rehabilitación por España del president catalán y debería ser el compromiso del Estado en la búsqueda de fosas clandestinas de fusilados por las cunetas de toda el país, que hasta ahora sólo ha llevado a cabo la ciudadanía. Para ciertos temas, aquí sólo ha tenido memoria histórica el pueblo. Si ahora la recuperan las instituciones del Estado, habremos ganado mucho. Más vale tarde que nunca.
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