Artículos y Documentos

Refugios de la memoria de la guerra
Levante, 6 de abril de 2004. Alfons Garcia., Valencia


El viejo refugio antiaéreo del instituto Luis Vives de Valencia fue espacio ayer de un encuentro en el que historiadores, arquitectos y arqueólogos reclamaron una mayor protección de estas construcciones, consideradas «documentos históricos» de la defensa pasiva de la ciudad durante los bombardeos de la guerra civil, y reivindicaron la conversión de alguno como museo sobre este período.

Expertos, antiguos alumnos del instituto Luis Vives de Valencia e interesados en el legado de la II República se reunieron ayer en el viejo refugio antiaéreo construido en el patio del citado colegio durante la Guerra Civil para reivindicar una mayor protección legal de estos espacios y la conservación, si no de todos (se construyeron 173 sólo en la capital) si de los más relevantes. En concreto, el del instituto Luis Vives fue destacado como uno de los ideales, dado su buen estado, para ser convertido en un museo sobre este periodo histórico.

Jose Azkárraga, uno de los organizadores del acto, que se enmarca en las conmemoraciones del 73 aniversario de la República, explicó a este diario que en otras ciudades, como Barcelona o Gandia, ya existen proyectos de estas características. En cambio, Valencia, donde hubo cerca de mil muertos a causa de los bombardeos procedentes principalmente de la aviación italiana y de los buques de las tropas leales a Franco, no cuenta con ningún espacio que rememore la defensa pasiva contra aquellos ataques.
  
El arquitecto Juan José Estellés los definió como «documento histórico» de un momento en el que Valencia fue primera línea de guerra. «No se construyeron por un exceso de precaución», remarcó. Los datos del estudio realizado en 2000 por Francisco Taberner son elocuentes: 900 edificios destruidos en la ciudad, donde se llegaron a construir hasta 173 refugios.
 
Prueba del olvido de este patrimonio, aseveró el arqueólogo municipal Vicent Lerma, es la nula protección legal de estos espacios, que en su conjunto no aparecen recogidos en la ley del Patrimonio. La única vía de protección, agregó, es su declaración individual como bien de interés local o cultural por los municipios. Así, abogó por actuaciones cívicas para promover estas fórmulas de preservación.
El refugio del Luis Vives es de los catalogados como escolares: uno de los construidos en centros educativos (en los colegios Balmes y Gran Asociación hay documentados otros) para que los alumnos pudieran guarecerse. Había otros de barrio y también de carácter privado (en el barrio de Benicalap se descubrió uno). Algunos han desaparecido en las últimas décadas y, aunque los expertos reconocen que no todos tienen el mismo interés, subrayan la importancia de preservar algunos como memoria de una página de la historia de la ciudad.